Las cosas más importantes


Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

En aquél tiempo un experto asesor de empresas en gestión del tiempo quiso sorprender  a los asistentes a su conferencia. Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Las colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó: 

“¿Cuántas piedras piensan que caben en el frasco?”.

Después que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó: ¿Está lleno?

Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con arenilla (gravilla). Metió parte de ella en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió: “¿Está lleno?”.

Esta vez los oyentes dudaron: “Tal vez no”. “¡Bien!” Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava. “¿Está lleno?”, preguntó de nuevo.

“¡No!”, exclamaron los asistentes. “Bien”, dijo, y tomó una jarra con agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. Éste aún no rebosaba. “Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.

Un alumno respondió: “Que no importa lo lleno que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas”.

“¡No!”, concluyó el experto: “Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después. ¿Cuáles son las grandes piedras en tu vida? ¿Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tus principios, tu salud, la persona amada?

Recuerda, ponlas primero. El resto encontrará su lugar.


Qué buena lección nos da esta anécdota, pues en la vida ordinaria le damos muchas veces más importancia a cosas que no la tienen y descuidamos lo que deberíamos cuidar más como por ejemplo vivir en gracia, asistir a misa, hacer oración en familia y muchas cosas más.

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