Una maravillosa visión de la vida


Mensaje que libera del egoísmo y proyecta al infinito

Por Oscar Maldonado Villalpando
  
“Estamos hechos para amar, sabemos que no hay mayor alegría que un bien compartido: “Da y recibe, disfruta de ello” (Si. 14,16) Las alegrías más intensas de la vida brotan cuando se puede provocar la felicidad de los demás, en un anticipo del cielo.

Es dulce y reconfortante la alegría de provocar deleite en los demás, de verlos disfrutar. Ese gozo, efecto del amor fraterno, no es el de la vanidad de quien se mira a sí mismo, sino el del amante que se complace en el bien del ser amado, que se derrama en el otro y se vuelve fecundo en él” De la Exhortación del Papa Francisco La Alegría del amor.

Esta es una voz y un mensaje que se levanta sobre las nubes de mezquindad que contaminan la atmósfera de la convivencia humana. Esta es la enseñanza que brota de los encuentros de los Pastores en el Sínodo sobre la familia. Este es el auténtico y rico fruto. Es mensaje para la familia y para todo hombre.

La alegría del amor que se vive en la familia es la alegría de la Iglesia. Esta es la voz que se levanta en estos tiempos de crisis sobre el matrimonio. Muchos jóvenes siguen anhelando el matrimonio. Esas es una gran noticia, dice el Papa. Y la fidelidad a la Iglesia da luz al debate de los medios y en todos los aspectos tan dispares. El Papa anima a cuidar con amor la vida de las familias, porque ellas “no son un problema, son principalmente una oportunidad”
  
A la luz de la palabra
  
El Papa dice que la Biblia está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y de crisis familiares, desde la primera página con Adán. Y hasta la última página con la boda de la Esposa y del Cordero. Y trae a la memoria las palabras de Jesús sobre la familia. G. 1,17. La fecundidad de la pareja humana es imagen viva y eficaz, signo visible del acto creador. La familia es reflejo de la Santísima Trinidad. En el amor los silencios suelen ser más elocuentes que las palabras, al encontrarse el hombre y la mujer. Así aparecen las expresiones del Cantar de los Cantares, rebosantes de reciprocidad. Yo soy para mi amado y mi amado es para mí. 6,3.

El espacio vital de una familia se puede transformar en Iglesia doméstica, sede de la Eucaristía, de la presencia de Cristo sentado a la misma mesa.

No obstante esto, también en la familia se da el sendero de sufrimiento y de sangre. Como Caín y Abel. Así sucede en David y en Job. Jesús nace en una familia que sufre la emigración e inestabilidad. Todo eso lo refleja Jesús al hablar sobre las familias y sus problemas. La Palabra de Dios no es un tema, es algo que se apega a la vida misma.

La ternura está presenta en la Escritura. Un niño en el regazo de su madre.

Finalmente el gran ejemplo para las familias es la familia de Jesús. En el corazón de María, dice, están también todos los acontecimientos de cada una de nuestras familias, que ella conserva cuidadosamente. Por eso puede ayudarnos a interpretarlos para reconocer en la historia familiar el mensaje de Dios.


De alguna forma, esta visión de la familia nos lleva a la trascendencia. A ver y a vivir más allá del egoísmo, de los problemas temporales, de las situaciones materialistas, de los problemas económicos que dañan y ponen a prueba a la familia. En medio de todos estos retos se nos plantea en este mensaje la vocación al amor. La capacidad de generar el bien y la felicidad para los demás. Este es   apenas el enunciado, bien podemos acercarnos a esta palabra que nos dirige el Papa Francisco, La alegría del amor, luego de aquella otra que dice de La Alegría del Evangelio. Cuando establecemos bien estas bases sabemos que la lucha apenas empieza, por todo lo que daña a la familia, a la juventud, pero con estos elementos ya podemos dar paso al frente.

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