¿Espionaje?


Mitad en serio y mitad en broma, siempre se ha hablado de la existencia del espionaje en México y en todo el mundo y para uno que creció escuchando eso desde niño, dábamos por sentado que así era, entonces ¿por qué sorprenderse e indignarse ahora?

¿Qué ganarán las vacas sagradas del periodismo nacional exigiendo que se castigue y se evite el espionaje del que supuestamente están siendo víctimas? Pues ganan mucho, no que se pare el espionaje que sufren -que poco debe importarles, pues como dijo el Presidente, nadie ha sido afectado hasta ahora-, pero sí llevar más agua a sus molinos, a sus agendas públicas: enlodar la figura de autoridad en México por cualquier motivo.

Echarle mierda a la autoridad en turno es un muy buen negocio para muchos periodistas, sobre todo los que vemos en los medios nacionales.

Y volviendo a lo del espionaje, bastó con que el gobierno federal diga que se compruebe la acusación y que se nombre una “comisión” para que se investigue el caso y ya. No se investigará nada y mucho menos se combatirá aquello de escuchar o leer conversaciones ajenas, pero no se le podrá exigir más a la autoridad, no hay manera.

Porque es muy difícil comprobar que los espían o nos espían y aunque en verdad ocurra nada se puede hacer más que tomar las mayores precauciones posibles.

El espionaje es el pan nuestro de cada día, siempre ha existido y sin necesidad de gastar miles de dólares en una empresa de Israel para que nos dé un software muy sofisticado y ultra secreto; basta en la mayoría de los casos simplemente echarle un poco de imaginación para enterarse del contenido de una conversación ajena.

Y lo anterior se ha vuelto más fácil con la tecnología, como los mensajes del Whatsapp, que sabemos a quién le mandamos un texto o una imagen, pero después de ahí puede que el contenido se difunda entre varias personas más sin que podamos hacer algo por evitarlo y nos damos cuenta cuando somos exhibidos públicamente por algo que debió haber sido privado.

Y como decía el Dr. House que todo el mundo miente, pues también todo mundo espía, aunque sea por accidente, claro, pero ahora lo hizo Peña Nieto y hay que poner el grito en el cielo por ello.

Pero espiaron los panistas cuando estuvieron en el poder; espió Purificación Carpinteyro que ahora es perredista; espió el mismo López Obrador cuando también era perredista y apoyaba al delincuente de Monreal en su candidatura para gobernar Zacatecas hace casi 20 años.

Entonces Carmen Aristegui ni se ofendió y menos investigó, ahora sí critica y exige porque ella es una de las espiadas y porque es su odiado Peña Nieto el que lo hizo.

Y como dijo el presidente en Lagos de Moreno, el espionaje es el pan nuestro de cada día y hasta ahora nadie ha salido lastimado, si acaso uno que otro exhibido y avergonzado y por lo tanto es mejor tomar las debidas precauciones pues cuando hablamos por teléfono o mandamos algún mensaje es mejor hacerse a la idea de que alguien más está escuchando o leyéndonos.


¿Qué va a pasar con este asunto? Nada. Si no pasó nada con temas como el de la Casa Blanca o lo de Ayotzinapa, menos irá a pasar algo con lo del espionaje.

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