Hay que volar más alto



Después de la 2a. Guerra Mundial, un joven piloto inglés probaba un frágil avión monomotor en una peligrosa aventura alrededor del mundo.

Poco después de despegar de uno de los pequeños e improvisados velódromos de la India, oyó un ruido extraño que venía de detrás de su asiento.

Se dio cuenta que había una rata a bordo y que si roía la cobertura de lona, podía destruir su frágil avión. Podía volver al aeropuerto para librarse de su incómodo, peligroso e inesperado pasajero. De repente recordó que las ratas no resisten las grandes alturas. Volando cada vez más alto, poco a poco cesaron los ruidos que ponían en peligro su viaje. 

Puede que haya situaciones u obstáculos que estén poniendo en peligro tu vida espiritual, NO permitas que esto te derribe, ¡VUELA MÁS ALTO! Elévate a la presencia de Dios, Él te hará levantar vuelo y te hará volar siempre alto, muy alto, y desde arriba podrás ver tus problemas como insignificancias, y en su presencia parecerán, por eso uno le pie a Dios una fe que resista, una fe que se sostenga.  ¿Y cómo se prepara uno para eso? Se prepara orando y diciéndole a Dios: “Te entrego todo antes de que te lo pida”, ese es el secreto. Así nos lo concede Dios, que no sabe darse sino entero; Él, que se dio completamente a nosotros, nos conceda responderle con un sí semejante al de su amor.

Cómo no vamos a intentar volar más alto, claro que sí, porque elevándonos a la presencia de Dios podremos lograr lo que logró San Juan el Apóstol, vivir en el corazón de Jesucristo porque Él nos recibe con mucha predilección.

Al apóstol y evangelista San Juan se le representa con una águila, porque son las aves que más alto vuelan y así se acercan al sol.

Intentémoslo y veremos qué bendición tan grande es poder acercarnos más al sol de la Misericordia que es Jesucristo.

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