Problema de mayorías



• No pueden reformar la Constitución, por ahora…

Finalmente hoy -para alegría y esperanza de unos y para desesperanza y preocupación de otros- tendrá México un nuevo Presidente de la República en la persona de Andrés Manuel López Obrador.

Según las promesas de campaña hoy deberían de bajar los precios de la gasolina, la luz y el gas, y a partir de hoy desaparecerían la corrupción y la delincuencia. Todos sabemos que no será así. Las dos primeras promesas ni siquiera se intentará cumplirlas. Y la tercera, si la estrategia era combatir a la delincuencia con una Guardia Nacional, también podemos ir perdiendo ya la esperanza de que se logre.

Prometer que bajarían los precios de la gasolina, el gas y la luz siempre fue un engaño, cuando López Obrador y la presidenta de su partido Citlali Ibáñez lo decían con tanto énfasis, sabían que estaban mintiendo pero que habría millones de ingenuos que lo creerían.

Y en cuanto a terminar con la corrupción también hubo millones de mexicanos que lo creyeron y que ahora se dan cuenta -demasiado tarde- que sólo era otra promesa de campaña, su bandera principal, y se enteran de que hay un Pacto de Impunidad para perdonar a los corruptos y ladrones de éste y otros sexenios. Y si se empieza por perdonar a los corruptos y ladrones más famosos, a los de más alto nivel, quién puede creer que se va a combatir a la corrupción.

Este Pacto de Impunidad entre Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, escribió Ricardo Pascoe en junio de este año (antes de la elección), es en realidad el reencuentro de dos facciones del viejo PRI: el Zedillismo y el Salinismo.

Recordará usted -si es adulto y tiene más de 30 años de edad-, el enfrentamiento que tuvieron Carlos Salinas de Gortari y su sucesor Ernesto Zedillo Ponce de León al iniciar el mandato de éste (que reemplazó al asesinado Luis Donaldo Colosio como candidato a la Presidencia), que llegó al extremo de encarcelar Zedillo a Raúl Salinas el hermano mayor del ex presidente.

Desde entonces se dio un rompimiento en el PRI que originó dos facciones, las de los Salinistas y los Zedillistas (ya se había dado otro rompimiento 6 años antes que había dado origen al PRD) que se volvieron irreconciliables, Zedillo prefirió entregarle el poder al PAN que al candidato de Salinas que era Francisco Labastida, poder que recuperaron los Salinistas 12 años después con Enrique Peña Nieto como candidato.

Pero Ernesto Zedillo acaba de recuperar el poder a través de Morena y de López Obrador, para lo cual fue necesario un Pacto de Impunidad entre el Zedillismo y el Salinismo, es decir, entre López Obrador y Peña Nieto según el político y filósofo Ricardo Pascoe, que fue testigo de esa alianza entre AMLO y EZPL hace más de 20 años.

“No es casualidad -dice- que el puesto más importante de un presunto gabinete  de AMLO estaría (lo escribió el 10 de junio) en manos de la zedillista Olga Sánchez Cordero, ex Ministra de la Suprema Corte de Justicia nombrada por Zedillo. Otros miembros del gabinete de AMLO también fueron nombrados por Zedillo (como Esteban Moctezuma que fue Secretario de Gobernación en su tiempo)”.

“Desde que fue presidente nacional del PRD, AMLO tenía un acuerdo político secreto con Zedillo basado en dos principios: odio a Carlos Salinas y trato preferente de Zedillo al PRD. Así nació la crítica a la “Mafia del Poder” que ha sido cantaleta de AMLO desde entonces. Y como recompensa recibió (AMLO) de regalo su candidatura ilegal a la jefatura de Gobierno del DF. (Ilegal porque no tenía López credencial de elector del Distrito Federal). La alianza de AMLO con Zedillo la atestiguaron los legisladores del PRD en esos años”.

Agrega Pascoe que así logró Ernesto Zedillo “convertir a la izquierda en el cabús del tren zedillista-priista. Pero hoy existe una diferencia: el cabús pretende convertirse en la locomotora del nuevo tren priista. Dicho de otra manera, el Zedillismo pretende dominar y aplastar al Salinismo y quedarse con todo el PRI. En ese proceso Morena es un instrumento político lleno de tontos útiles que se creen izquierdistas, sin poder entender que están siendo utilizados para reciclar el PRI bajo nuevas condiciones”.

Y para quien no conozca a Ricardo Pascoe y crea que es un derechista corrupto del PRIAN, le diré que estudió filosofía en la Universidad del Estado de New York, una maestría en Sociología en Chile, tiene un doctorado Honoris Causa en Leyes por la Universidad de Vancouver, Canadá y fue profesor de Sociología y secretario general del Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM.

Junto con Rosario Ibarra de Piedra fundó el Partido Revolucionario de los Trabajadores y fue diputado por ese partido de 1985 a 1988, siendo el primer diputado trotskista en el Congreso. Después se integró a la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y participó así en la fundación del PRD, del que fue su vocero y secretario de Relaciones Internacionales.

Luego sería nombrado oficial mayor de la Ciudad de México durante la administración de Rosario Robles y en el 2000 embajador de México en Cuba. Renunció al PRD en el año 2003 al considerar que el partido que contribuyó a fundar había perdido su rumbo político.

Les doy estos datos y ya los seguidores de Andrés Manuel sabrán si lo consideran un derechairo prianista y si le creen o no que hay un pacto secreto entre AMLO y Zedillo desde hace más de 20 años, y que el recientemente denunciado Pacto de Impunidad (perdonar a los corruptos y ladrones) no es más que la reconciliación de esas dos facciones priistas, la de Zedillo y la de Salinas.

Lo anterior para explicar por qué no habrá ningún combate a la corrupción y ésta no va a desaparecer.  Trataré de explicar ahora por qué la otra promesa de campaña, la de acabar con la violencia y la delincuencia tampoco será posible cumplirla.

Si la estrategia se basa principal y casi únicamente en la creación de una Guardia Nacional, integrada por miembros del Ejército, la Marina y la Policía Federal, al mando todos del Ejército, para ello es necesario reformar la Constitución y nos acabamos de dar cuenta todos, o casi todos (habrá quienes nunca lo perdieron de vista) que no será ésta una tarea fácil.

¿Recuerda usted que la semana pasada dijimos aquí que abrigábamos alguna esperanza en este sentido? Pues no, no es fácil reformar la Constitución, aunque tenga Morena mayoría en la Cámara de Diputados y en la de Senadores.

Para reformar la Constitución se requiere de los votos de las dos terceras partes de los diputados y Morena no las tiene, tiene mayoría simple que consiste en la mitad más uno, pero no la mayoría calificada que la constituyen dos tercios del total; se requieren también las dos terceras partes de los senadores y tampoco los tiene Morena, ni contando a sus aliados; y por si fuera poco una reforma constitucional requiere además que sea aprobada por la mitad más uno de los Congresos Estatales, y tampoco los tiene López Obrador.

La Cámara de Diputados la integran 500 legisladores, o sea que las dos terceras partes serían 334 y la coalición Morena-PT-PES tiene 314, le faltan 20 para tener mayoría calificada; los opositores tienen: 78 el PAN, 47 el PRI, 28 MC, 20 el PRD, 11 el PVEM y hay 2 sin partido. La Cámara Alta la integran 128 senadores, así que las dos terceras partes serían 86, y Morena, PT y PES sólo tienen 70, les faltan 16 para tenar la mayoría calificada que requiere una reforma a la Constitución.

Esta semana vimos a Mario Delgado, el pastor de Morena en la Cámara de Diputados, furioso, con la cara desencajada y reclamando a gritos que nadie de la oposición los hubiera apoyado para aprobar una iniciativa amañada para reformar la Constitución en relación con el fuero. Y Ricardo Monreal, el líder de los senadores de Morena,  puso un tuit pagado (promocionado dice ahí), suplicando el apoyo de los legisladores de la oposición para sacar adelante las reformas constitucionales. Están preocupados…

Y en cuanto a los Congresos Locales delos Estados de la República, Morena sólo va a gobernar en 4 de los 32: Chiapas, Tabasco, Veracruz y CDMX. De los 28 restantes el PAN gobernará en 12, el PRI en 11, el PRD en 2, el MC en 1 (Jalisco), 1 independiente en Nuevo León y 1 del PES en Morelos, que aunque es aliado de Morena ya ha tenido problemas Cuauhtémoc Blanco con la dirigencia nacional del partido de López Obrador.

Aun cuando se alinearan los Congresos de los Estados de Morelos (PES), Michoacán y Quintana Roo (PRD) con López Obrador (lo que es poco probable), quedarían 25 del PAN, el PRI, el MC y el independiente de Nuevo León que no apoyarían una reforma a la Constitución. Y AMLO necesita que la misma sea aprobada por 17 Estados, ¿de dónde?, ¿cuáles?

A menos… a menos que el Pacto de Impunidad haya incluido el sometimiento de los gobernadores del PRI a López Obrador. Al respecto y en relación al pretendido nombramiento de súper delegados o virreyes en los estados, dijimos esta semana el Twitter:

“Los 12 (gobernadores) del PAN ya se manifestaron contra la pretensión de ponerles a un súper delegado o gobernador paralelo, lo mismo que el de Jalisco, del MC, y el Bronco de Nuevo León. No entraron en el Pacto de Impunidad. Los 11 del PRI no han dicho nada, quizás los incluyeron en el paquete... aunque los norteños: Coahuila, Sonora y Sinaloa nunca han sido dejados ni agachones, pero vaya usted a saber...”

“Los otros tres: los del PRD y Cuahutémoc Blanco tampoco han dicho nada. De éste no se puede esperar gran cosa pues su partido es aliado de Morena, pero los perredistas podrían protestar. En todo caso, si tienen dignidad, y valor como Alfaro, Corral y el Bronco, para eso está la CONAGO donde pueden acordar promover una controversia constitucional ante la SCJN”.

“Aunque para ser aprobado que sea presentada esa controversia se necesitan 17 votos, y solo hay 16 (incluidos los del PRD), se requiere de algún gobernador priista con dignidad... Y se requiere también que se logre mantener la independencia del Poder Judicial, lo que no es difícil porque a nadie le gusta que le bajen el sueldo jeje”.

“En resumen, si no se pactó también el sometimiento de los gobernadores priistas a cambio de impunidad para los corruptos y ladrones, es posible revertir este ataque de López Obrador al pacto federal”.

En resumen, hoy comienza a gobernar el nuevo Presidente Andrés Manuel López Obrador, que no podrá cumplir sus compromisos de campaña y que no tiene absolutamente todo el poder como creíamos. Le sería mucho muy complicado, por ejemplo, conseguir la reelección.

El Artículo 83 de la Constitución establece que “El ciudadano que haya desempeñado el cargo de presidente de la República, electo popularmente o con el carácter de interino, provisional o sustituto, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto”.


Habría que reformar la Constitución y por ahora eso está en chino… Menos mal.

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