A pagar



No se nota el cambio de gobierno federal. Salvo la nueva publicidad oficial que ahora tiene los colores de Morena y que tiene a unos personajes políticos que supuestamente inspiran a AMLO: Hidalgo, Morelos, Madero, Juárez y Lázaro Cárdenas.

Fuera de eso, sólo ha trascendido la burrada de la cancelación del aeropuerto y de los inmigrantes centroamericanos que tanto a gringos como a mexicanos estorban y en ningún lado los quieren (antes los chairos se preocupaban por ellos pero ya no, su mesías ya está gobernando y ya no importa nada más).

Quién diría que una simple ocurrencia iba a ser un dolor de cabeza para el autor de tal puntada. López Obrador mandó a cancelar las obras del aeropuerto creyendo que sólo se trataba de cerrar la llave del presupuesto y pagar algunas penalizaciones, y que los dueños del dinero en México y en el mundo se iban a quedar tan tranquilos…

Pero no fue así, los que ya pusieron la lana no sólo quieren lo que pusieron en la obra, sino los intereses esperados, y las ganancias que esperaban o que deberían recibir aquellos que invirtieron en el nuevo aeropuerto sin estar involucrados en el mismo.

Es tan sencillo como si uno recibiera 10,000 pesos prestados de algún banco, pero al final sólo se usan 2,000 y se intenta regresar sólo el resto; el banco querrá cobrar una penalización por cancelar el préstamo por anticipado, los intereses de los 10,000 prestados y no de los 2,000 usados, y las ganancias de terceros en caso de que el banco a la vez hubiera pedido a alguien más esos 10,000 pesos o parte de ellos.

En esa consecuencia no pensaron López Obrador ni su brillante equipo de colaboradores, o tal vez alguien sí lo previó y se lo advirtió a AMLO, pero éste no quiso escuchar porque él sólo hace lo que diga su dedito y además cree que todo mundo es bueno al estar tratando con él y malo cuando trata con cualquiera de sus adversarios.

La cosa es que el nuevo gobierno quiere pagar esos intereses y ganancias que esperaban los que pusieron la lana para el nuevo aeropuerto, poniendo a la venta bonos de la obra y en el peor de los casos cubrirlos con dinero público. No sólo no habría aeropuerto, sino que la no existencia del mismo le costaría a todo el país con el dinero de todos. Chairos, cooperen, que de todas maneras hay que pagar.

Ojalá que de esa burrada aprenda todo el equipo lópezobradorista, o si no al país se lo va a llevar la que lo trajo en una crisis que eventualmente se superaría en unos años, pero parece que no aprendemos.

Lo peor no sería la crisis misma, sino que el nuevo gobierno siga terco en querer jugar con sus propias reglas y entonces sí se termine en una isla soviética como Cuba o Venezuela, donde algunos imbéciles aún piensan que esos países están así por culpa de Estados Unidos y no de quienes gobiernan esos lugares.

En fin, el sainete de la cancelación del nuevo aeropuerto y su triste desenlace puede servirle de lección al nuevo gobierno y darse cuenta de cómo no hacer las cosas, pero si se usa el mismo razonamiento hecho con las patas para el Tren Maya, las nuevas refinerías, las becas, las ayudas para los pobres y los ancianos, etcétera, no habrá dinero que alcance, pero los dueños del mismo querrán lo suyo y ahí será donde la puerca torció el rabo.

Por cierto, mataron a seis policías en La Huerta y uno más en El Salto los integrantes del crimen organizado, y en redes sociales dijeron que cuando AMLO se enteró de esto ordenó que de manera urgente se enviara a Jalisco un paquete de becas de 4,000 pesos mensuales y abrazos para repartirlos entre los que mataron a los oficiales, para que ya no vuelvan a delinquir y mucho menos a asesinar.

También mataron, pero en Nayarit, al primer periodista de la era de AMLO, alguien que abiertamente era simpatizante de Morena y hasta candidato a regidor por ese partido fue en las pasadas elecciones. ¿Cómo, ahí qué? ¿Lo mató alguien de la (ex) mafia del poder? ¿Habrá también beca, abrazos y amnistía para el asesino? ¿Pues no que ya había iniciado la República Amorosa?

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