Se fueron en bicicleta de Tepa a Santiago de Chile; 15,000 Km


Tino y su novia

• No son ricos, comieron haciendo artesanías y con música 

• Son arquitectos y ecologistas, promueven lo sustentable

• Nada malo les pasó; la inseguridad pública es en México

Por Juan Ramón Martín del Campo

José Florentino Navarro Rodríguez nació en Tepatitlán el 27 de abril de 1987.
Estudió la primaria, secundaria y preparatoria en el Colegio Morelos, y la carrera de Arquitectura en la Universidad de Guadalajara.

Estuvo en la Universidad de Concepción, en Chile y en la de Barcelona, España como intercambio.

La bicicleta siempre fue para Él un medio de transporte aquí en Tepatitrlán, y cuando entró a la Universidad se convirtió en recreativa, primero se vino en ella de Guadalajara a Tepa y se dio cuenta de que podría recorrer grandes distancias (a Chapala, Manzanillo, al Cerro Gordo) y cada día iba ampliando sus límites y eliminando barreras, mentalmente amplió su definición de “lejos” y empezó a recorrer cada vez más grandes distancias.

Había comprado un vuelo a San Francisco, California y estando allá decidió regresar en bicicleta y perdió el vuelo de regreso, tardó cuatro meses y medio en llegar a Tepa.

Dice que viajar en bicicleta es más barato que vivir en un lugar fijo.

En la Universidad conoció a Citlalli Palacios (que nació el 1 de septiembre de 1987) y compartieron el gusto por andar en bicicleta.

Para los amantes de la bicicleta no es solamente pedalear y dirigirse a cualquier lugar, se convierte en una forma de vida, comparten toda una filosofía.

Citlalli se fue a vivir a Chiapas por un tiempo en una comunidad sustentable.

A su regreso se volvieron a encontrar circunstancialmente en la calle y la invitó a tomar un café -a Tino siempre le había gustado Citlalli- y de la plática sale el plan de viajar juntos. Después de un buen rato deciden que van a viajar a Centro y Sudamérica.

Empiezan a planear el viaje y Citlalli, que tenía más experiencia, dice que tenía que ser autofinanciable y propone llevar instrumentos musicales para tocar y obtener algunos recursos. Al principio a Tino no le parece una buena idea porque Él no sabe tocar ningún instrumento, pero Citlalli lo anima y le dice que va a tener mucho tiempo para ir aprendiendo. Ella planea llevarse un ukelele (especie de guitarra chica), tampoco sabía tocar bien pero tenía confianza en aprender poco a poco, Tino piensa en un instrumento que armonizara y decide llevar una armónica.

Ya decidido el viaje hacen una ruta de calentamiento de Guadalajara a Santa María del Oro, y al pasar por Plan de Barrancas se dieron cuenta de que llevar un gramo de más dificulta el viaje y tienen que reprogramar lo que se iban a llevar, deberían incluir lo necesario para pasar tres o cuatro días alejados de la civilización, lo único que les faltaría sería el agua.

La bicicleta de Tino era más fuerte, podía cargar más peso, pero la de Citlalli era más liviana pero más rápida y durante el viaje tendrían que coordinarse para viajar juntos y aprender a tenerse tolerancia.

Un amigo argentino les enseñó a elaborar artesanías, bicicletas hechas de alambre y de bambú.

Como son arquitectos y querían a fabricar cosas sustentables, trazaron el plan de viaje para visitar varias eco-aldeas.

Lo más difícil -dice Tino- fue decidirse a salir de Tepa, luego de lo cual sintió mucha alegría y libertad.

De ahí en adelante tenían que descubrir sus dones y talentos, intercambiaban trabajo por hospedaje, apoyaron a comunidades ecológicas, se iban quedando en diferentes lugares, por lo general en comunidades rurales donde pedían permiso para poner su casa de campaña, no se los negaban, pero se ponían desconfiados, y cuando les platicaban que eran mexicanos y todo lo que habían viajado, y que tenían su página en internet, casi todos los invitaban a pasar a sus casas y les ofrecían comida y en varios lugares llegaron a quedarse varios días.

Al paso del tiempo aprendieron a tocas sus instrumentos y hacían trueque, ellos tocaban y la gente les daba comida, varias veces salían con frutas, vegetales y arroz para varios días (son vegetarianos).

Tenían miedo de pasar por Costa Rica y Panamá porque la vida ahí es más cara, pero se dieron cuenta de que sus artesanías eran mejor pagadas y juntaron ahí más dinero que en otros lados.

Dieron pláticas y conferencias en lugares públicos y universidades. En Costa Rica les llamó la atención el cuidado que tienen de la ecología, en Los Andes toda la maquinaria y los trabajadores que se dedican a la minería eran chinos.

Una anécdota que les pasó en Ecuador fue cuando se le salió el aire a la rueda de la bicicleta de Citlalli y se pusieron a repararla afuera de una tienda, una señora les preguntó que si todo estaba bien y entablaron una conversación. Les preguntó de dónde eran, qué estaban haciendo, cómo habían llegado hasta ahí. Al responder a sus preguntas ella les dijo que por qué no habían llegado por avión o en carro, y le contestaron que no, porque querían conocer a muchas personas; les preguntó que si eran ricos y le respondieron que de dinero no, pero que no necesitaban tantas cosas para vivir, a lo que la señora contestó: “entonces son turistas pobres”.

Recorrieron 15,000 kilómetros.

Visitaron 13 países.

Dos años y 4 días de travesía.

Cinco neumáticos gastados.

65 kilogramos de equipaje.

Muchos amigos.

Pensaban llegar a la Patagonia, pero llegaron sólo hasta Santiago de Chile y se regresaron porque se iba a casar un hermano de Tino.

Al regreso del viaje se casaron.

En una de las reuniones de bienvenida con sus familiares, todos aquí se quejaban de que habían sido víctimas de la delincuencia, varios habían recibido amenazas de extorsión, a otros les robaron; los únicos que no tenían queja eran  Tino y Citlalli, en su viaje no les pasó nada.

“Cuando tienes que cargar todas las cosas que necesitas para vivir, pronto te das cuenta de que no necesitas tanto como pensabas”, dice Florentino Navarro.

Tino ha escrito un libro titulado “El viaje que cambió mi vida”, y Citlalli escribió “Las alas de la golondrina”. Muy interesantes, se los recomiendo.

Como arquitectos ayudan a personas que quieran construir vivienda ecológica.

Próximamente darán una conferencia en el Museo de la Ciudad.

Tino y Citlalli, una pareja que nació para pedalear.

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