2020 con más sarcasmo y menos cohetes



Por Faby G. Ontiveros

Vamos dándole la bienvenida al año nuevo aclarando que el 2020 no es el principio de una década, sino el final. La década empieza en el 2021 porque llevamos el calendario gregoriano y comenzamos a contar desde el 1 y no desde el 0. ¿Estamos todos de acuerdo? Muy bien.
Por otro lado, les platico que los años nuevos no me emocionan tantísimo como la Navidad, por ejemplo, porque el desmadre de los rituales es muy ajeno para mí. Es más, generalmente paso el año nuevo en pijama viendo películas y abrazando a mis perros porque se ponen muy mal con los cohetes y los balazos.
Por cierto, vamos a hacer un paréntesis aquí para expresar mi deseo de que ojalá se tronaran los cohetes y los balazos a medio… pie, pensé en una parte del cuerpo más gacha, pero por cuestiones de propiedad no la voy a escribir y se la van a tener que imaginar. Los cohetes que les gustan nomás hacen ruido, ni siquiera tiran luces, espantan a todo el mundo y son peligrosos, igual que una bala perdida. Si tiras cohetes o balazos, te deseo que este 2020 te traiga lo mismo que un “cuete”: mucho ruido y pocas nueces, puro humo, mucho de nada.
Ah bueno, sigamos, el año nuevo es como el lunes. Una oportunidad de empezar bien, claro, pero no pasa nada si tu vida por el momento es un caos y la empiezas a poner en orden un martes, un jueves, un febrero o un abril, todo el mundo tiene sus tiempos y forzarnos a hacer todo perfecto el primero de enero en lugar de cuando estemos listos es el camino casi derecho al fracaso por desmotivación. 
Hay gente que le funciona y qué padre, pero hay gente que definitivamente no le funciona y esta presión de ser muy felices y comer perdices desde principio de año muchas veces lo único que hace es hacernos dar dos pasos atrás en lugar de uno adelante, esto en el caso de que queramos cambiar algo, por supuesto.
Personalmente casi todos los días despierto con la determinación de hacer que las cosas vayan bien, y casi todas las noches me voy a dormir contenta porque sobreviví un día más, y no lo digo por cursi, sino por la ansiedad que me acompaña siempre. Un día bueno se celebra y un día malo se agradece porque a pesar de todo lo que esté pasando adentro lo logramos un día más.
Este año me tocó recibirlo con más familia de la que usualmente está en casa, y aunque estábamos reacios a hacer un fiestón, igual nos echamos un pozolito y jugamos en familia mientras se hacían las 12, y como somos grinchs de año nuevo pero no tanto, brindamos, nos dimos nuestro abrazo y agradecimos por todo lo bueno y lo malo que nos trajo el 2019.
Eso de pensar que el nuevo año va a ser muy bueno por arte de magia sólo porque el reloj cambió a las 12:01 no va conmigo, como ya les dije aquí arriba, creo en trabajar todos los días y apoyarnos de nuestra gente para conseguir cosas buenas, tanto para nuestra vida profesional, como la personal, como la espiritual, porque eso sí, aquí su servidora es bien hippie.
Aún así, todo diciembre estuve increíblemente optimista con respecto al 2020, ¿qué puedo decir? Me contagié del espíritu de año nuevo. Comencé a escribir objetivos y a planear cómo lograrlos, porque ni con todo el optimismo del mundo las cosas caen en tu regazo, me sentí con el pecho calientito de emoción por las aventuras que pueda traer 2020 y empecé a almacenar fe de que cosas chidas ocurran, y además no he tenido ni un sólo ataque de ansiedad desde la última vez que platicamos, lo cual es un triunfo grandísimo y ya con eso me doy por bien servida. No lo digo en pasado porque ya me desinflé y volví a ser la sarcástica, amarguetas e incrédula que siempre soy, lo digo porque ya estamos aquí y ahora toca trabajar para que todos esos sentimientos positivos se conviertan en algo bueno, real y tangible, además no sé si a ustedes les pase pero si cosas muy buenas empiezan a pasar me pongo extremadamente cautelosa porque no puede durar para siempre ¿no?.
En fin, si se hicieron propósitos de año nuevo sólo porque es año nuevo, van a tener que trabajar el doble en ser constantes, porque tal vez no están listos y se están dejando llevar por los números dorados, las risas y el espíritu de fiesta, pero aún así espero que lo consigan.
Si llevaban semanas o meses pensando en hacer algo, aprovechen la oportunidad y traten de conseguirlo, no importa si es año nuevo, mayo, lunes, o domingo, da igual, acuérdense de esas frases motivacionales horribles y ridículas de internet que dan pena ajena pero a veces son ciertas: dar un paso no te va a llevar exactamente a donde quieres estar, pero definitivamente te va a sacar de donde estabas.
Lo que sí es importantes es moverse, no hay cosa más triste que sentirse estancado, y siempre podemos hacer algo para mejorar. A lo mejor queremos comenzar a hacer ejercicio, no vamos a correr 10k en la primera sesión, vayan a darle una vuelta al parque de su casa. A lo mejor queremos ayudar y ser más amables con los demás, ¿ya te sonreíste a ti mismo hoy? (¿Ven?, hippie). A lo mejor queremos ahorrar y creemos que no nos alcanza, guarden todas las monedas que les queden en el día y no las toquen hasta fin de mes, o de año, el plazo lo ponen ustedes.
Paso a pasito, dejando malos hábitos primero, formando buenos hábitos después. No importa cómo ni cuándo.
Y si hoy no tienen ganas de cambiar nada y fue un día horrible, mañana va a ser mejor, o ya de perdida, menos peor.
¡Feliz año nuevo a todos! 
(Menos a los que tiran cohetes y balazos, a esos no).


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