Navidad a la argentina


+ Creyendo que el gato se
había robado al Niño Dios

+ Parece que el clima hace
que cambie todo el ambiente

Esta será mi primera navidad en Tepa. Claro que es poco distinta a lo que estaba acostumbrada, empezando porque acá será en invierno cuando siempre fue para mí en verano.

A medida que se fue acercando la fecha y que la gente me iba preguntando cómo era la navidad en Argentina, no me había dado cuenta de algunas cosas.

Allá el arbolito se arma el 8 de diciembre, el día de la Inmaculada Concepción, ese día es feriado nacional; y lo desarmamos el 6 de enero, día de Reyes.

También armamos el pesebre o nacimiento como acá, pero la diferencia es que desde el principio está el niño Jesús en su cunita y acá lo ponen el 25 de diciembre. Yo, ignorando esto, cuando vi el pesebre en la casa de mi suegra, dije “Rosa, para mí que el gato te “choreó” (robó) al niñito”. Ella se rió pero me explicó por qué no estaba.

En la nochebuena la gente se reúne en familia en la casa de alguno de ellos, muchos van a restaurantes y, para los que no tienen familias o con quién pasarla, está la opción de “la navidad de los solos y solas” donde en una iglesia del centro año a año se reúne la gente que quiere festejar y no tiene con quién, se reciben muchas donaciones de comida, gaseosas (refrescos) y postres, y muchos dejan de pasarla con su familia para ir esa noche a ayudar a servir la comida.

Desde días antes al 24 de diciembre se pueden escuchar cómo revientan los cohetes, ¡ni se diga en ese día! En mi casa mi mamá es la fanática de quemar toda clase de fuegos artificiales.

Durante todo el día, el teléfono suena y suena, llaman para saludarme por mi cumpleaños los que se acuerdan, justo vine a nacer un 24, y dicho sea de paso, este año cumplo mis primeros 32 añitos ¡toda una piba todavía!

Ya cuando van a ser las doce de la noche, prendemos la radio y la música es muy divertida, muy alegre y el locutor de turno hace la cuenta regresiva 10, 9, 8, …, 1, ¡Feliz Navidad!

Todos brindamos y nos saludamos con besos y abrazos deseándonos felicidad (menos mi mamá que está déle y déle con los cohetes) es el momento en que más se ilumina el cielo.

Generalmente uno cena antes de las doce, y cerca del momento se va con sus copas con sidra a la vereda (banqueta) y allí recibimos la navidad. Al rato llegan los vecinos o vamos nosotros a saludarlos.

En algunas cuadras no muy transitadas hasta llegan a cortar la calle para poder bailar a gusto. Otros prefieren ir a bailar a un boliche (disco) o al “baile” que es un lugar muy grande donde toca un grupo en vivo y todos bailan con muchas copas de alcohol encima.

Al día siguiente, generalmente nos reunimos de nuevo, ya sea para comer lo que quedó de la noche anterior o para otra nueva comilona o un asadito.

La navidad no es felicidad para todos, mucha gente se deprime en estas fiestas y no sé por qué, pero en mi caso, este año es un poquito difícil porque no voy a tener a mi familia cerca, a mis vecinos o a mis amigos y eso hace que tenga pocas ganas de festejarla.

Sin embargo, debido la diferencia horaria que hay con Argentina, cuando acá sean las 8 de la noche mi familia estará brindando, y gracias a la tecnología, vamos a vernos con las camaritas y podremos saludarnos en ese momento tan especial.

Niño Dios: Hace muchos años que no te escribo, pero no voy a pedirte nada, sólo quiero agradecerte por darme todo lo que necesitaba, gracias por agrandar mi familia, tener un esposo amoroso y un bebé inquieto que ya quiere nacer.

¡Feliz Navidad para todos!

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