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+ Por todo momento difícil
hay siempre una recompensa
+ La familia y la salud; el
trabajo y la responsabilidad
Por Flavia Bustamante
Mientras hacíamos el sondeo que se publica en esta edición, preguntábamos qué espera y cuáles son sus deseos para el 2009, mi suegra dijo que no sabía bien dónde había oído una frase que dice: Sólo pido salud porque lo demás nos lo proporcionamos nosotros mismos. Me quedé pensando que tal vez es cierto.
El día de mi cumpleaños me dijeron que pidiera un deseo antes de soplar las velitas, pero como en Argentina es costumbre pedir tres, y como nada cuesta me eché los tres; lo que sí me costó fue elegirlos.
Pedí en primer lugar que Santiago naciera sano, pero su salud depende en parte de mí, y si bien no estaba en mis planes tener un hijo de alguna forma escogí tener un estilo sano de vida para que el día que sucediera, él no tuviera que pagar alguna consecuencia. Procuré alimentarme bien siempre, hacer ejercicio, sonreír, intentar ser feliz, no tener vicios y demás. Y a pesar de todo no fue un embarazo fácil los primeros meses, tuve que hacer lo peor que pudieran haberme pedido, reposo.
Fue muy feo porque tenía que depender de mi esposo para casi todo, me daba pena ver cómo se esforzaba por prepararme algo de comer aunque más no fueran hamburguesas y hot dogs, como dicen por ahí, la intención es lo cuenta. En definitiva, son esos momentos en que el matrimonio se pone a prueba, y al superarlos se fortalece.
Los siguientes meses, desde que pude volver a salir a la calle fueron los mejores. Realmente la naturaleza es sabia, son necesarios los 9 meses para ir madurando la idea de la responsabilidad que le espera a uno luego de que nace un hijo, y a medida que pasan los días se emociona uno mucho más imaginando cómo será, de qué manera cambiará nuestras vidas, porque ya no será como cuando de niña una jugaba a la mamá y al papá con las muñecas, ahora es real, y si bien es bonito ver un bebé recién nacido, las preocupaciones se extreman, el pobre niño sólo con su llanto trata de hacernos entender qué le está pasando y los papás descifrando hasta que aprende uno a conocerlo, la comunicación es un llanto, una mirada o un quejido; y pensar que los adultos, con tantas palabras no sabemos hacernos entender.
Por otro lado, estoy formando un familia, y tanta falta que aún me hace la mía, mi mamá, mi papá y mi hermana, que se perdieron de verme y acompañarme, pienso en ellos a diario, de mi papá extraño que me abrazara casi a diario, de mi mamá extraño sus comidas y las meriendas, y de mi hermana extraño su mal humor y las charlas antes de dormirnos. Me faltó tenerlos más tiempo conmigo para que me aconsejaran o me contaran cómo fue cuando esperaron esos nueve meses para tenerme. Ya cumplí 32 años pero sigo siendo para mis papás su bebé.
Mi suegro dice que el “hubiera” no existe, pero estoy segurísima de que si ellos hubieran estado conmigo me hubiera sentido más acompañada y segura, me hubieran tocado la panza a cada rato esperando a que el bebé se moviera y les diera una patadita sabiendo que es alguno de ellos. Y es tan lindo al menos poder chatear con ellos porque cuando pongo las bocinas y escucho a mi familia, tal vez sea la emoción que siento o que el bebé ya los reconoce, pero comienza a moverse, se pone como loquito y ellos se emocionan.
Todo esto que estoy sintiendo se lo debo en gran parte a los doctores que me cuidaron desde el comienzo, al Dr. Gutiérrez del Centro de Salud, al Dr. Ramón Muñoz Carrillo de Curar (yo digo que es el doctor de las buenas noticias), a los doctores del Hospital Regional, a las enfermeras del Centro de Salud que cada 15 días dan charlas súper didácticas para las futuras mamás, y no quiero olvidarme de la Cruz Roja, que en esta semana fui a visitarlos porque no me sentí muy bien de repente y la atención que recibí fue muy buena.
A veces no se disponen de todos los recursos, pero cuando la calidad humana está por encima, todo es más fácil en momentos así.
Gracias a ellos, a mi familia, es que hoy estoy como un preso, tachando rayas esperando que llegue el gran momento.
El deseo más importante fue pedir salud, y sí, repasando esto, veo que todo lo demás depende de nosotros. Pedí también que no me faltara el trabajo y que pudiera volver a mi país aunque sea de visita. Si sigo siendo responsable no me faltará el trabajo, y si trabajo podré volver a Argentina, claro que con un nuevo integrante, mexicano pero de corazón celeste y blanco.
1 Comentarios
Flavia,
ResponderBorrarMis mejores deseos de todo corazon y que ese bebe te llene de bendiciones.
espero que sigas adelanto con tu seccion.
Saludos desde Milwaukee, WI USA