Un
puño se vence con la mano abierta y extendida…
La noche de
este sábado es una oportunidad para reflexionar sobre lo que debemos hacer y lo
que hacemos.
Es una ocasión
propicia para abandonar rencores, o, por lo menos, tener un pretexto para hacer
que los abandonamos.
Es una ocasión
adecuada para pensar en cómo sería nuestra vida si acaso no estuviéramos
enojados con algún amigo o familiar. Cómo sería nuestro pueblo si reinara la
paz y la esperanza.
De pronto esta noche, o este día, nos ponemos
melancólicos y depresivos. Eufóricos o festivos. Podemos ir de un extremo a
otro y, por esta noche, no hay mucho problema, tenemos como respaldo de
nuestras expresiones a la Nochebuena.
La de hoy es
una noche para provocar acercamientos con la familia, con aquel pariente al que
no le hablamos todo el año y que, de pronto, nos topamos en la calle, en el
comercio o al alcance de un teléfono (hoy ya no hay pretextos, cualquiera tiene
un móvil, fijo o de prepago).
La ocasión
incluso sirve para que, los odiosos periodistas cambien los temas de su vida
reporteril y la pinten de rosa. En estos días hasta las noticias se antojan más
ligeras, más alivianadas en sus expresiones.
Por eso, esta
ocasión bajo este Pórtico también hizo viento de paz y de armonía.
Ahora no hay
críticas, ni señalamientos. En este Pórtico esta noche también hay esperanza,
hay deseos de alegría entre sus lectores, entre las familias de sus lectores.
Bajo el Pórtico
de hoy sólo hay deseos para que la Paz y la Serenidad reine entre los
poderosos, para que entiendan a sus gobernados, a sus colaboradores.
También hay Fe
y Esperanza para todos los vecinos, para que no dejemos pasar la oportunidad de
fundirnos en un mismo abrazo todos, por lo menos todos los que aspiramos a
tener un mejor barrio, una mejor ciudad, un mejor país.
Que todos sus
deseos se hagan realidad… o que por lo menos La Navidad nos traiga la
posibilidad de entender cómo podemos hacer realidad nuestros deseos.
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