Por Ana Paula de la Torre Díaz
Cuando en 2007 se votó la reforma
electoral, pese a la presión de las dos y únicas cadenas abiertas de televisión
en el país y el negocio millonario que estas dejarían de ganar pues la
legislación estipulaba la cancelación de pagar spots a las mismas por parte de
los partidos. La reforma prosperó, muchos la aplaudimos aunque se corría el
riesgo y lo señalaban
múltiples analistas de caer en riesgo de una
partidocracia. Quizá los partidos tendrían más equidad en las contiendas pues
los spots estarían repartidos por el IFE, sin embargo, los partidos decidirían
todas las reglas del juego, incluyendo a los consejeros electorales, los
presupuestos que se asignan al mismo, los presupuestos generales, todo.
Partidos dueños.
Como haya sido la reforma electoral
representó un avance de combate al duopolio televisivo existente en el país,
esos intereses que no se tocaban. Sin embargo, el tiempo irá descubriendo todo
aquello que expertos criticaron en su momento sobre las imperfecciones de la
reforma.
Y hoy, vemos acotados los tiempos de
campaña. Sin embargo muchas lagunas que no reglamentan de bien a bien qué son y
qué no actos anticipados de campaña. Vemos también y los ciudadanos nos
enfrentamos a los spots innecesarios que tienen en estos meses los partidos
políticos como espacio oficial pero que no están dirigidos al electorado, sino
a los militantes internos de los partidos mismos. ¿Para qué?. Spot tras spot,
cancioncita "cursi", ( en mi opinión), tras cancioncita cursi.
Algunos precandidatos deseando navidad a los militantes del partido que
comparten. Nosotros, por nuestra parte cansándonos.
Quedó bien claro
que sobre todo los priístas y" ecologistas" en la cámara de diputados
blindaron las candidaturas independientes e impidieron las reelecciones
legislativas y en alcaldías (mismas que ayudan a la rendición de cuentas). Y
los ciudadanos comenzamos a sentir esa apatía hacia los partidos que impiden
darnos más poder, las renuencias que continúan, y ellos, dueños de ese poder
que han acumulado en la última década, toman por completo los medios y nos
envuelven de canciones cursis, sin propuestas, con la misma retórica de siempre
de sus supuestas ideologías y valores, mismos que no demuestran tras vetar
reformas necesarias para empoderar a los ciudadanos. No puedo anticipar qué
pasará, pero la ridícula cargada de spots partidistas antes de los tiempos
oficiales de campaña producirán un hartazgo aún más agudizado del que ya existe
en el país hacia los partidos.
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