Por Oscar Maldonado Villalpando
Exhortación de aa Alegría del
Evangelio
“La alegría del Evangelio llena el
corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús.
Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la
tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo
siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero
dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa
evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la
marcha de la Iglesia en los próximos años” Papa Francisco.
Este mensaje nos invita a pensar en
el tiempo que estamos iniciando.
Adviento: tiempo de espera
¿De esperar qué?: regalos, abrazos, a
Santa Claus, al Niñito Jesús, ¿a quién?
Nos diste al esperado
de los tiempos, mil veces prometido a los profetas y nosotros de
nuevo deseamos que vuelva a repetirnos sus promesas.
Comenzamos el Año Litúrgico
2014 (ciclo A ) con el tiempo del Adviento. Hoy sí, que ya nos
hicimos bolas. Hoy sí que estamos como la barquilla en el mar que
perdió el horizonte, perdió brújula, perdió su orientación.
¿Para qué fue hecho el Adviento?
¿Cuál el fin de celebrar el Adviento?
El único y exclusivo fin del Adviento,
fue para esperar al MESIAS, al EMMANUEL al DIOS CON NOSOTROS. ¿y
nosotros estamos cumpliendo con esta espera? ¿Será que decimos: Es
que todo está cambiando, y es que el mundo cambia, es que Dios todo
nos cambia?
Y andamos buscando a quien echarle la
culpa cuando la culpa única y exclusivamente es de nosotros que
hemos permitido que se vayan cambiando las cosas
Decimos: “es que
las cosas van cambiando”. ¿No es más bien que nos van cambiando?
No busquemos culpables, no volteemos hacia fuera para culpar a
alguien. Volteemos más bien hacia ADENTRO y reconozcamos que
la culpa es nuestra. Que a esta sociedad en la que vivimos, no le
interesamos, a ella le interesa lo que le podamos invertir, lo que le
podamos aportar. Pero de ahí, no le interesamos. Hace una mescolanza
de emociones, sentimientos, carencias y nos trae del tingo al tango.
No hay claridad en sus objetivos, en sus metas. Andamos como veletas
movidas por el viento. Lo peor es que lo permitimos.
¿Cómo vivir el Adviento?
Lo bueno es que un gran sector de la
sociedad no se ha dejado llevar por este afán mercantil y de compra
y venta de la Navidad.
Es bueno no cambiar el sentido del
Adviento intentando ser fieles a las normas y preceptos que la
Iglesia nos invita a vivir, ante todo, tener un corazón dispuesto a
esperar al Niñito Jesús. Esperarlo como los hicieron los profetas
y, en especial la Santísima Virgen María, con un espíritu pobre,
con humilde corazón, en un ambiente de oración, de calidez
espiritual, con una mente puesta en las promesa que Dios daba a todo
el que lo esperaba. Así debemos esperarlo.
No se ama lo que no se conoce. Y si no
lo conocemos ¿cómo lo vamos amar? Creo que reina un gran
desconocimiento en nuestros ambientes, por eso no hay felicidad, no
hay paz, alegría, contento en nuestras navidades, hay alegría
momentánea, pero luego se esfuma, es como “rocío matinal que
luego se evapora, o como cisterna agrietada que donde todo se
envanece.
La Navidad vino para quedarse en
nuestros corazones, no para irse. Muchas veces por eso no crecemos,
no maduramos, no avanzamos en nuestro deseo de ser cada día mejores.
Ya que no hay bases sólidas que fundamenten una vida cristiana
auténtica, donde los signos del Reino sean una realidad en nuestras
vidas.
Nuestro compromiso
Nuestro compromiso será: a).- Conocer
el significado del Adviento. b).- No cambiar el contenido, ni el
significado del ADVIENTO. c).- No convertir el Adviento en algo
meramente comercial. d).- Vivir el Adviento en un ambiente de
recogimiento, de oración y de espera en las promesas que Dios ha
hacho a la humanidad. e).- Difundir a otros, el verdadero mensaje del
Adviento y en NO tergiversar su contenido. f).- Y por último,
por favor que se hable del festejado y no de no otros.
Que se le rece, se le cante, se le adore, se le de gracias y
que busquemos, como familia, que regalo le vamos hacer.
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