Cierto día se hizo en Inglaterra y en
Estados Unidos una encuesta acerca de cuál es la frase de la Biblia que más impresiona y
agrada a las personas, y la frase ganadora fue precisamente: “Porque tanto amó
Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él
no perezca que tenga vida eterna”.
Cada gran personaje ha tenido alguna
frase favorita que le ha gustado más que las otras, pero la que acabamos de
anotar es la frase de las frases que gusta no sólo a los grandes personajes,
sino a todos los creyentes, especialmente a los más humildes y necesitados. Ha
sido llamada: “La esencia del evangelio, el resumen más perfecto de la Redención ”.
Esta frase nos enseña tres cosas:
1.-Que la iniciativa acerca de nuestra salvación
proviene de Dios.
2.-Que es Él quien más interesado está en
que nos salvemos.
3.-Que tiene mayor deseo de salvarnos que
nosotros de ser salvados.
El Evangelio nos viene a recordar que
Dios es Amor y que el motivo que lo ha movido a hacer por nosotros todo lo que
ha hecho es el amor, el inmenso amor que siente por todos y cada uno de
nosotros que somos sus hijos.
Este texto nos muestra a Dios actuando,
no para su propio beneficio sino para el nuestro. Es el Padre que no se siente
feliz mientras no obtenga que sus hijos e hijas que se han extraviado vuelvan a
la casa paterna; y no tiene temor de sacrificar a su propio Hijo unigénito con
tal de salvarnos.
Afirma San Agustín que a cada uno de
nosotros nos ama como si no tuviera nadie más a quien amar.
Alguien preguntará ¿Quién fue la persona
que escuchó de Jesucristo esa frase famosa que venimos comentando? Pues fue
nada menos que Nicodemo, jefe judío del partido de los fariseos, hombre muy
valiente que supo nadar contra la corriente y se enfrentó con todo el Sanedrín.
Fue a ver a Jesucristo de noche, tal vez
por tener la posibilidad de hablar por más largo tiempo y más a solas con Él,
pues de día no los hubiera dejado a solas; en cambio la noche es tiempo de
oración, de encuentro con Dios, como lo hacen tanto jóvenes como señores que
pertenecen a la Adoración Nocturna ,
la cual ha hecho mucho bien a lo largo de muchísimos años en todo el territorio
nacional y aún en el extranjero.
Conclusión
El Evangelio nos recuerda que Dios, para
salvarnos no nos envió un ángel ni un
serafín, sino a su propio Hijo para que con su palabra y su ejemplo y el
sacrificio de su propia vida obtuviera nuestra salvación.
Al Hijo de Dios que bastaba un solo
suspiro suyo para salvarnos, más por el gran amor con que nos ha amado dedicó
toda su vida desde Belén hasta el Calvario para pagar nuestras deudas.
Jesucristo nos compró no con oro ni con
plata, sino con su propia sangre y eso nos da una idea de cuánto valemos al
haber sido comprados a tan alto precio, pero también cuánto le debemos.
Hay muchos negocios en nuestra vida, pero
el más importante es Nuestra Salvación Eterna.
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