Educación
pública
Es una
práctica que ya se venía aplicando cuando él llego hace casi un año como
Director. No es su culpa, no es su tema, pero puede hacer mucho para
corregirlo.
El maestro
Agustín Horacio Gallardo, siendo Director de la Prepa Tepa podría hacer mucho
por clarificar una práctica económica que tal vez no esté ayudando a la calidad
formativa de los preparatorianos.
A todos
los alumnos, cada semestre, se les obliga a comprar su “paquete de libros”,
como se hace en las escuelas privadas. Cada alumno debe comprar libros, guías,
cuadernos, que, sumados, cuestan en promedio unos 700 u 800 pesos.
Son
publicaciones especiales que no se encuentran en cualquier librería. Casi son
edición especial y dirigida para los alumnos de la Prepa Tepa.
Ese, estoy
seguro, no es un negocio de ni del Director de la Prepa Regional ni de la
Universidad de Guadalajara. Sin embargo, algo deberían hacer para normar
criterios y levantar el velo que cubre esas ventas semestrales.
Puede o no
ser gravoso para los estudiantes. Puede ser poco o mucho el dinero que se
emplea para las publicaciones obligatorias para los alumnos. El tema de fondo
es el acarreo que provocan de negocio en una institución tan seria como la
Universidad de Guadalajara.
O será que
hace tantos años que pasamos por esa escuela y los modelos educativos eran tan
diferentes, que ya no conocemos cómo se deben hacer las cosas en la Prepa
Regional.
Los
directivos, junto con los profesores, deberán proyectar ideas para que no se
deje la sensación de que el tema de la venta de libros, cada semestre, es un
acto comercial exclusivo. Deberán aplicarse para convertirlo en una acción
consciente que busca dejar entre el alumnado el mejor de los contenidos, libros
de referencia para cuando busquen resolver tareas profesionales o, de perdida,
que les sirvan para consolidar el aprendizaje en sus aulas.
Le
pregunté en alguna ocasión a un viejo profesor de la Prepa Regional por qué
hacían esa práctica, me dijo que era parte del sistema, que como profesores les
premiaban si publicaban guías, manuales o libros y, además, les compartían un
porcentaje del precio de venta, como regalías, a los autores.
Sin lugar
a dudas los estudiantes requieren textos de apoyo para su formación,
especialmente en esa etapa preparatoriana. Pero tal vez sería mejor elevar la
calidad de la enseñanza (no porque esté mal), o mejorar las herramientas
tecnológicas o científicas de los laboratorios, o premiar a los profes
cumplidos para que no haya ausentismo (dicen los alumnos que, en promedio,
pierden un 30 o 35 por ciento de clases en cada semestre).
En fin,
ahí hay una tarea para los directivos de la Prepa Regional. Puede que no haya
suficiente información al respecto. Puede que las versiones que nos llegan cada
semestre sean percepciones particulares, puede que haya justificaciones de las
ventas de libros. Puede ser todo eso o puede ser todo lo contrario.
La
oportunidad de sentar precedentes de claridad y transparencia está a la vista.
El balón está del lado del buen amigo y comprometido Director Agustín Gallardo.
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