Los vendedores dentro del templo


Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

Apareció Jesús purificando el templo de Jerusalén porque se estaban cometiendo muchos abusos.

Nos cuenta el Evangelio que al acercarse la Pascua de los judíos, “Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de animales y a los cambistas de monedas. Entones hizo un látigo de cordeles y los expulsó del templo diciéndoles: ¡No conviertan en su mercado la casa de mi Padre!

Jesucristo estaba actuando con toda autoridad, como Hijo de Dios, y estaba saliendo en defensa del comportamiento de la dignidad del templo de su Padre Dios.

En verdad lo que ahí sucedía era que se estaba profanando la casa de Dios y es muy importante tener un comportamiento de fe en un lugar sagrado.

El inmenso templo de Jerusalén tenía una serie de enormes patios antes de llegar al lugar más sagrado que se llamaba el Sanyo de los Santos, a donde sólo se podía entrar el Sumo Sacerdote. Antes de este lugar santísimo estaba el Patio de los Sacerdotes a donde solamente ellos podían entrar. En seguida el Patio de los Israelitas, exclusivo para los judíos varones. Después venía el Patio de las mujeres y por último el Patio de los gentiles o sea de los que no eran israelitas. 

Allí precisamente llegó Jesucristo y encontró el griterío de los negociantes y el mugir de los animales que dificultaba grandemente ponerse en contacto con al presencia de Dios y esta dificultad para hablar con el Padre del cielo era lo que a Jesús le preocupaba. 

Así como se nos da la gran lección de mantener limpio todos los templos por ser lugares sagrados, es necesario mantener limpio el mundo, que también es Templo de Dios.

El mundo es sagrado, no porque las cosas sean sagradas, sino porque la presencia de Dios las consagra, pero necesita ser purificado de la corrupción que ha traído el pecado. Hay mucha corrupción y mucha basura que urge limpiar en los espectáculos y centros de diversión.

También urge purificar el templo de la familia, en donde cada mamá y papá con responsables ante Dios de nos permitir que entre la basura de la inmoralidad por la pornografía, la música loca y las malas amistades para los hijos.

Cada uno somos templo del Espíritu Santo y no debemos profanarlo mediante los malos pensamientos, malos deseos o malas acciones.

Si por desgracia caemos en pecado, es necesario acudir al sacramento de las reconciliación para obtener de nuevo la pureza del corazón.

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