Analógicos


Se fueron los bulbos y los transistores…

Esta semana, porque así lo decidieron los gobernantes, la televisión mexicana tendrá un nuevo episodio.

 Ha provocado discusiones, causa temores, dudas, incertidumbres eso que le llaman apagón analógico.

 Lo cierto es que, así como en aquellas décadas de mediados del siglo pasado las ondas hertzianas transformaron la vida de nuestro país con la llegada de las primeras señales de la televisión, “poniéndole imagen a la radio”; así como la televisión pasó de ser una caja en blanco y negro a una mágica pantalla plana multicolor. Así, de esa forma, esta semana le diremos adiós al sistema que duró más de medio siglo como forma de entretenimiento.

 Si la TV es un derecho o un lujo, esa es una discusión para los grandes genios de la comunicación. Lo que es un hecho, para el ciudadano de a pie es que, esta semana las señales análogas (como las conocíamos) dejarán de operar, de funcionar. La tecnología llegó a México y este país debe ajustarse a las nuevas prácticas de la industria manufacturera y de comunicación radioeléctrica.

 De hecho, creo que la duda de cómo será el nuevo modelo de TV en el país, es un asunto propio de los cuarentones o más viejos.

 Hoy en día, los jóvenes ven muy poca televisión.

 Las televisoras de cualquier país hoy en día se enfrentan a la férrea competencia de otras plataformas como lo son las redes sociales, los canales virtuales y los contenidos “caseros”.

 Hoy lo de moda es el “youtube”, el “Facebook”, el “instagram” y una innumerable cantidad de formatos que rompen con el paradigma de las comunicaciones de masas.

 De hecho, los comunicólogos que no hemos desarrollado “canales alternativos” de información, estamos en la obsolescencia, ya no tenemos nuevos públicos. Esos están en la “red”.

 Por ello, el tema del apagón analógico de la televisión en el país, debería ser considerado un buen parteaguas para impulsar nuevos modelos de comunicación, de interacción, de producción de contenidos. No sólo porque la tele ya no recibirá la antigua señal, sino porque la forma de comunicarnos, ahora, en pleno Siglo 21, es diferente a lo que se tuvo en los últimos siglos.


 Lo que no cambia, con las analogías o las digitalizaciones, es la forma humana de comunicarnos. Es ahí donde debiera seguir el debate. Donde los contenidos, la trascendencia del mensaje, sea el punto de partida y no solo el canal, el medio o la tecnología con la cual se transmite.

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