El valor del dinero


Por Gonzalo “Chalo” de la Torre 
chalo2008jalos@hotmail.com

Un bienaventurado día, o más bien dicho una bienaventurada tarde, un viajero llega a un hotel y pide hablar con el propietario. Al llegar éste se entabla una conversación más o menos así: - Buenas tardes, soy un viajero empedernido y necesito una habitación para pernoctar y descansar, pero desafortunadamente soy muy delicado para eso de los hoteles y solicito a usted respetuosamente me permita revisar con calma sus habitaciones y determinar si alguna me gusta y utilizar sus servicios.

El hotelero le responde un poco sorprendido por la inesperada petición:- ¡caramba!, sí que su petición es extraña, pero como lo hace de forma respetuosa, le permito a usted que efectúe tal revisión, pero me agradaría que me dejase usted $200.00 que es el costo de la habitación y si no le agrada ninguna, le devuelvo el importe íntegro.

- No tengo inconveniente, aquí tiene sus $ 200.00 y espero encontrar una habitación de mi agrado.

El hotelero le entrega unas llaves y le da instrucciones acerca de cómo llegar a las habitaciones y mientras está pensando para sus adentros; - qué bueno que cayó este cliente. Con ese dinero podré pagarle al electricista el trabajo de la semana pasada pues la crisis está muy caramba y este dinerito cae de maravilla. Y pensando y haciendo, mientras el posible cliente revisa los aposentos, el hotelero hace el pensado pago al electricista.

Este a su vez, agradece al hotelero el ponerse “a mano” y le dice; con este dinero, podré pagarle al de la ferretería, material que le debo y quedaré en paz con él. El de la Ferretería, con ese mismo billete va con el doctor y le paga unas medicinas que estaban pendientes de saldar. El doctor llama a su secretaria y al entregarle el billete de $ 200.00, le comunica que son eso le completa el sueldo pendiente de la semana pasada. Ya gustosa sale a pagar al fontanero, una reparación en los tinacos y el fontanero va y le entrega el mismo billete a una vendedora viajera amiga de él.

Como la crisis está durísima, pero todos son muy responsables, la viajera va y le paga al hotelero un hospedaje que había quedado debiendo. Por mera coincidencia, el hotelero del que hablamos es el mismo que comenzó a darle vuelta al billete.

Al poco rato de haber recibido el pago, el viajero que revisaba las habitaciones, se apersona con el hotelero y le comunica al mismo, que lamentablemente no fueron de su agrado las habitaciones, pero le agradece la atención y solicita respetuosamente la devolución de su dinero. El hotelero amablemente regresa el mismo billete y todos en paz.

¡Mire qué cosas!, cuántas personas pudieron pagar sus pequeñas deudas, pero nadie gastó realmente su dinero, pues volvió el billete a su dueño original.

Se dicen y escriben infinidad de pensamientos en relación al dinero, unas filosóficas, otras despectivas, otras halagadoras, otras esperanzadoras; en fin, el dinero, dígase lo que se diga, definitivamente no es la felicidad. ¡Ah, pero como ayuda! 

Los recursos pecuniarios no son importantes por sí mismos, sino lo que se puede hacer con él. Es como todo en la vida; depende del uso que se le dé: una piedra puede ser utilizada para construír una catedral o ser usada como arma lo mismo que cualquier herramienta.

El dinero puede ser utilizado para hacer el bien o para hacer el mal, depende quién lo posea. Yo me pregunto qué habrá pasado con el dinero. Sabemos que hay un muchísimo de dinero en el mundo y en nuestro país. Pero la mayoría no lo poseemos. Creo que lo que ha pasado es que los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres. Muchos de los ricos, al satisfacer sobradamente sus necesidades materiales, siguen atesorando el dinero y lo inmovilizan pues no le dan” la vuelta” para que circule y cumpla su función de generar beneficios sociales. Simplemente su fortuna sigue creciendo, pero ese dinero sale del mercado, pues ya no circula. Entonces el dinero disponible para los ciudadanos en general que no entran en la categoría de ricos, se reduce y obviamente hay menos dinero para gastar y no compramos muchas cosas, simplemente porque no tenemos con qué gastar. Así de sencillo.

Señores ricos, saquen su dinero de esas frías, contaminadas e inaccesibles bóvedas de los bancos donde su fortuna solo produce bacterias; pongan su dinero a circular y todos alcanzamos una “embarradita”. Si tenemos dinero, compramos y si no, pues no! Compartan su dinero y el mismo regresará a ustedes, pero dando la vuelta todos alcanzamos. Tal vez hasta regresen con ustedes los mismos billetes, como en la narración inicial.

Hay muchos refranes acerca de este tema como: con dinero baila el perro, pero sin dinero bailamos como perro. Sin duda el más conocido o que tal vez habla más de sus alcances es ese que reza: Poderoso caballero es don dinero. Cierto, cierto, cierto.

Pero recuerde algo importante: lo mejor de la vida es gratis.

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