Lo malo de ser alcalde


 Esta semana pusieron –queriendo o sin querer- a prueba a por lo menos dos alcaldes, con la simpleza de un video grupero.

 El primero fue Pablo Lemus, de Zapopan, porque aparecieron tres de sus policías con dos de sus patrullas en un video donde el protagonista es un cantante al que le ponen el cuerno, descubre la infidelidad, mata a su cornante (no sé si así se diga), y luego pareciera que asesina a su dama.

 El video musical superó las 21 millones de reproducciones en Youtube. Ya quisieran esa cantidad de “likes” los políticos aludidos.

 Al poner el tema en la agenda informativa de la semana, al alcalde zapopano no le quedó más que suspender a sus gendarmes.

 Pero no fue lo único. 

 El Fiscal Eduardo Almaguer, rápido y furioso, pidió al alcalde de Tepatitlán, Hugo Bravo, cancelar la presentación del artista Gerardo Ortiz en el Palenque de abril próximo.

 El alcalde, azorado por tener en frente micrófonos de periodistas tapatíos, contestó con evasivas. Al  más puro estilo novato de la política.

 Hugo no tiene la culpa de no saber responder preguntas duras y frías de reporteros. Hugo no es político, pero ¡Es el alcalde de Tepa!, y ahora tiene en sus manos la papa caliente de resolver un asunto policíaco-político-legaloide-artístico.

  Y aunque es el menos culpable, le tocará al alcalde resolver un verdadero entuerto: Si la fiscalía estatal genera petición oficial para que el Ayuntamiento no permita la presentación del cantante, tiene dos opciones: romper con la Fiscalía y alejarse de su cobijo al permitir el concierto musical o, hacerle caso al Fiscal y correr el riesgo ser impopular al privar a los fanáticos de ese género musical de la presencia de su ídolo.

 Al preguntarle sobre el tema, el alcalde Hugo Bravo me contestó con la camaradería que le caracteriza: “Es que no es mi culpa…”, - ¡Pero eres el presidente!, le conteste. 

 Y como tal, debe resolver lo que a ojos del Fiscal, del artista, de los concesionarios, de los aficionados, es lo mejor…

 Son en estos momentos cuando gente que no le halla a la política, como Hugo Bravo, debe preguntarse por qué diablos se metió en esto.

 Y tiene razón. Tan tranquilo que estaba siendo médico, ayudando a los pobres en el hospital regional o en su casa. ¡Qué necesidad tenía de meterse de político!, pero es el costo de querer cambiar la historia del municipio.

 No sabemos cuál será el final de esta historia. No sabemos qué tanto presionarán al alcalde de Tepa para que haga lo que el Fiscal quiere. Tampoco conocemos el impacto que tendría para el municipio la decisión que tome el alcalde. Lo que sí sabemos es que, esta semana el presidente municipal de Tepatitlán deberá demostrar de qué está hecho. 

 Y podría pasarle lo que al cuetero: si enciende el cuete, le chiflan; y si no… también.

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