Faltan aún dos meses para el cambio de gobierno y el recuento de los daños en la Cuarta Transformación ya me parece alarmante. Y creo que no es por culpa de López Obrador.
¿No le parece a usted extraño, que habiendo tantos problemas que arreglar, tantas promesas que cumplir, tantas soluciones que buscar, tantas reuniones que sostener para planear, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador ande recorriendo una vez más el país, en otra gira llamada de agradecimiento, haciendo y diciendo cosas como en campaña?
¿No hace más falta reunirse una y mil veces con su equipo que se encargará de la seguridad pública y con expertos, para idear medidas con miras a disminuir la delincuencia y la violencia que azotan al país?
El nuevo gobierno tiene un broncón a la vista, enorme, descomunal, terriblemente complicado, y es el de cumplir las promesas relacionadas con la economía, con repartir dinero entre los jóvenes, con entregar más dinero a los ancianos, con darles educación superior a todos los que quieran entrar a la universidad sin que ésta tengan la capacidad suficiente para recibirlos. ¿De dónde va a salir ese dinero?
Y encima anuncia la construcción de cinco refinerías empezando por la de Tabasco, y un tren que costará 150 mil millones… ¿No debería estar sosteniendo reuniones también con su próximo secretario de Hacienda, con sus subsecretarios, con expertos, con la banca internacional, para ir viendo la manera de resolver esa bronca?
¿Cómo se explica usted que el hombre ande de gira, en campaña, en el templete, dando discursos -que por lo demás es lo suyo, es lo que más le gusta y lo que sabe hacer- sin pensar en que el mundo se le viene encima en un par de meses más?
Si tiene usted alguna explicación le pido, por favor, que la comparta, para poder entender yo lo que pasa. Porque francamente no lo entiendo. Póngase usted en el lugar del señor Andrés Manuel López Obrador, si hubiera prometido usted todas esas cosas que Él prometió en campaña, sabiendo que son casi imposibles de cumplir, como bajar los precios de los combustibles, mejorar la seguridad pública y repartir dinero, ¿andaría usted recorriendo el país en una gira de agradecimiento, en lugar de estar planeando con su equipo y con expertos qué hacer para intentar cumplir al menos parte?
Yo tengo una hipótesis. Creo que el Presidente Electo ni se entera de lo que le espera, ni se quiere enterar, ni quieren que se entere, ni dejan que se entere… Creo que lo mandan de gira, a que siga en campaña, sabiendo que eso es lo que más le gusta, mientras que en el centro del poder los titiriteros hacen de las suyas: nombran a alguien que jamás fue trabajador como presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social en la Cámara de Senadores, le dan las comisiones de Salud, Educación y Cultura a los representantes de un partido confesional y luego se las quitan; al stripper Sergio Mayer -para quien la muerte de sapos es un genocidio y debe intervenir la PROFECO para frenar el maltrato a los manatíes- lo nombran presidente de la Comisión de Cultura en la Cámara de Diputados, escogieron al más culto; compran para Morena diputados del Verde a cambio de darle licencia a un senador para que vaya a terminar su periodo como gobernador en Chiapas y así…
En el Legislativo, que ya está en funciones, están tomando decisiones que perjudican mucho la imagen de López Obrador. Estudiosos de lo que pasa en las redes sociales, que analizan los contenidos especialmente de Twitter, detectaron ya que está bajando la AMLOmanía y que aumenta la crítica y oposición al Peje, ya hay una franca resistencia Anti Peje y aún no comienza su gobierno. Y no crea usted que quienes están detectando eso son reaccionarios, de derecha, enemigos de López Obrador, no, son gente de izquierda. El mismo Epigmenio Ibarra, uno de sus principales asesores e ideólogos (uno de los cuatro titiriteros para acabar pronto), salió a decir, a denunciar, molesto y preocupado, que los medios pretenden destruir la Cuarta Transformación.
¿Qué hizo a Ibarra, el productor de las narco series para la televisión, el artífice del lavado de cerebro a 30 millones de mexicanos a través de las redes sociales, el que pasa diario lista a los 43 de Ayotzinapa, el que ataca sin piedad al Ejército y a la Marina culpándolos de asesinatos, de genocidio y de exterminio, el que más contribuyó al triunfo de López Obrador atizando cada día el fuego del linchamiento contra Peña Nieto… qué motivó a Epigmenio Ibarra -repito- para salir a quejarse de que los medios quieren destruir la Cuarta Transformación?
¿Qué no ganaron ya?, ¿no tienen la sartén por el mango?, ¿no tendrán todo el poder, TODO, a partir del 1 de diciembre?, ¿qué les preocupa? ¿No será, acaso, que efectivamente está disminuyendo la AMLOmanía y que está creciendo la decepción y la inconformidad contra el próximo gobierno cuando aún ni comienza?
Y el recuento de los daños incluye las metidas de pata de López Obrador. No sabe qué hacer con la promesa de cancelar el nuevo aeropuerto; defiende a Elba Esther Gordillo y a Rosario Robles (de lo más asquerosamente corrupto que pueda haber en México) diciendo que son sólo chivos expiatorios, por lo que no va a haber castigo para ellas (más bien premio); las reporteras le hacen preguntas incómodas (porque anda en campaña) y para no responder les llama “corazoncitos”, las acaricia y las besa; dice que México está en bancarrota, sin conciencia de lo que puede ocasionar una declaración (en falso) así en los mercados y entre los inversionistas.
Y así una tras de otra, insiste en que no va a usar el avión presidencial, aun cuando ya se quedó varado, durante horas, en Huatulco y en Ciudad Obregón por el retraso de los vuelos en que se trasladaría a la ciudad de México; va a transformar una casa, la de Los Pinos, en un centro cultural; y a un centro cultural como es el Palacio Nacional, en su casa donde dice que va a vivir y que sólo necesita ahí un catre y una hamaca, el populismo en todo su apogeo; amenaza con que todos los altos funcionarios tendrán que atenderse en las clínicas del IMSS y del ISSSTE, pero sufre un accidente su hijo menor y lo lleva a Médica Sur, uno de los hospitales más caros en la Ciudad de México. ¿Ni cuenta se da de que todo eso ofende la inteligencia de los mexicanos?
¿Todos le van a perdonar que no bajen los precios de la gasolina, el gas y la electricidad como lo prometió?, ¿le van a perdonar también que no disminuya la delincuencia y la violencia durante su gobierno? Vaya, ni la corrupción va a disminuir. ¿Le van a perdonar todo eso los 30 millones de mexicanos que votaron por López Obrador?
Creo que Él ni cuenta se da. Creo que lo utilizaron -ya dije quiénes en una columna anterior- los que en realidad van a gobernar. Ya están proponiendo disponer de las reservas del Banco de México para programas sociales que disminuyan la pobreza. Una de dos, o no tienen idea de lo que es y para lo que sirve y debe servir el Banco de México, o lo saben pero quieren meterle mano para destrozar por completo la economía del país, para gobernar por décadas los despojos.
Esa es mi hipótesis, la única explicación que le encuentro, que empiezan a gobernar los que en realidad van a gobernar. Pobre López Obrador, pobre México…
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