La fiesta se convirtió en un velorio en Zapotlanejo

Sin cohetes y con lluvia

• La nueva Ley Anti ruido y Tlaloc le partieron la madre

El pasado 7 de octubre las fiestas más emblemáticas para Zapotlanejo empezaron con un tropiezo.

Con una tradición de muchos años, cuando  las mañanitas se cantan en la madrugada del 7 de octubre, y que en otros años venían acompañadas de pirotecnia, esto durante más de 170 años, ahora fueron en silencio.

Con la entrada en vigor de la llamada Ley Anti ruido, la autoridad eclesiástica y el ayuntamiento acordaron no lanzar pirotecnia en horas de madrugada por dos razones: una por las quejas de los vecinos del centro, y la otra por apegarse a la nueva ley, aunque luego aclararon que les iban a poner poquita pólvora a los cohetes.

Ya para la mañana del domingo el alcalde anunció que estas serían unas buenas fiestas pero con menos pirotecnia, y terminarían a más tardar a la 1 de la mañana.

En ese punto fue cuando empezó la polémica, porque se enfrentaron en redes sociales 

dos bandos, los que querían unas fiestas tradicionales con muchos cohetes, y los que aceptaban las nuevas disposiciones y así tendrían menos ruido en la madrugada.

Todos daban sus argumentos a favor o en contra, y ya para la tarde cuando se preparaba la misa y esperaban a la Virgen del Rosario, comenzó a caer una tormenta que acabó con el escenario, por lo que se tuvo que cancelar la celebración en el exterior y hacerla dentro del templo.

Ya en este punto comenzaron más problemas, porque aunque muchos pensaron que lo de la restricción de los cohetes y la lluvia sólo era un contratiempo, para otros muchos sólo fue el inicio de lo que ahora llaman las Fiestas Funerarias de Zapotlanejo.

Esta disposición ha sido tan criticada como la vez que se habilitó el parque lineal en Los Arcos para seguir la borrachera en ese lugar, y tener a todos concentrados en un solo lugar, que tampoco funcionó.

Desde la aplicación de esta ley estatal no se había escuchado tanto escándalo por los famosos cohetes en Zapotlanejo. Para algunos Tlaloc se encargó de castigar a los habitantes por andar quitando las tradiciones tan arraigadas de los herederos del pueblo de los Tecuexes.