La primera marcha



En lo personal no creo que haya motivos suficientes, todavía, para marchar contra López Obrador. Pero a diferencia de sus fanáticos seguidores, yo no voy a descalificar la marcha que preparan en su contra para este domingo. Creo que cada quien es libre, todavía, de marchar para protestar en contra de lo que considere que debe hacerlo.

Y a quienes va a molestar la llamada Mega Marcha NAIM por las afectaciones a la vialidad en la Ciudad de México, se tendrán que aguantar como han aguantado miles de marchas casi todos los días, de miles de organizaciones y por miles de motivos, no pocas en favor de la causa de López Obrador. Aunque ésta será en domingo, cuando por razones obvias menos gente se ve afectada por los cortes en la vialidad.

El motivo de la marcha es para protestar por la cancelación de la obra del nuevo aeropuerto en Texcoco, que ya había anunciado el Presidente Electo en campaña, pero que muy pocos creían que lo cumpliría, por la afectación histórica a la economía del país que tal medida representaría, tanto por los miles de millones de pesos tirados a la basura, como por la desconfianza que proyectaría el país en los mercados financieros, desconfianza que se encargan de medir las calificadoras por las que se dejan guiar los grandes capitales para decidir si invierten o no en un país.

Pero eso realmente no nos preocupa a la mayoría (aunque debería), que ni comprendemos la importancia de contar con un nuevo y gran aeropuerto, ni viajamos en avión o lo hacemos poco, ni mucho menos tenemos la menor idea de cuál sería la mejor ubicación. Si no la tienen quienes viven en la ciudad de México, los que vivimos en el resto del país menos. Quienes acá en Tepatitlán, en Los Altos de Jalisco, en el Estado de Jalisco digan que el lago, que los patos, que la ecología y que la mamá de no sé quien, lo que digan será sólo producto de su fanatismo, porque tampoco tienen la menor idea de que ya no hay ahí ni lago, ni patos, ni nada que se le parezca, se lo acabaron los aztecas hace cientos de años. Pero eso les dijeron que alegaran y esas son sus razones.

La realidad es que muy pocos mexicanos tienen motivos reales para estar preocupados por si se construye el nuevo aeropuerto en Texcoco, en Santa Lucía o en Macuspana. Sí molestó a muchos el engaño con una supuesta consulta amañada, a modo, manipulada, para justificar López Obrador una decisión que ya había tomado y con la que mostró cobardía para no asumir Él personalmente el costo de ese error; y no pocos vimos en esa consulta un ensayo para simular más adelante la forma de perpetuarse en el poder con la aprobación de unos cuantos incondicionales (menos de un millón siempre serán unos cuantos en México). Él dice que no, que no se piensa quedar en la Presidencia más de seis años, pero ya nos tiene acostumbrados a que, como la Chimoltrufia, como dice una cosa dice otra. Yo sigo temiendo que se va a convertir en un dictador y que se va a seguir de largo.

En Venezuela decían “aquí no es Cuba, no nos puede pasar lo que pasa en Cuba” y hoy lo lamentan y huyen de Venezuela porque no hay comida, ni medicinas, ni libertad. En México decían las buenas conciencias y la inocencia “aquí no es Venezuela, no nos puede pasar lo mismo que en Venezuela” y ya ven, ahí está ya el gobierno de un solo hombre, con todo el poder para hacer absolutamente lo que él quiera.

Con la cancelación del nuevo aeropuerto ya le causó un grave daño a México, pero Él se ríe de la preocupación de los mexicanos que no votaron por él. Dijo John F. Kennedy -el popular presidente norteamericano asesinado-, que se puede ganar con la mitad (de los votos de la gente), pero que no se puede gobernar con la mitad en contra. Pero Kennedy pensaba en una democracia, López Obrador va a demostrar que se puede gobernar con más de la mitad en contra, ignorando y descalificando a esa mayoría y utilizando para ello la represión como en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

En cuanto se anunció la marcha en contra de la cancelación del NAIM en Texcoco, surgió la descalificación diciendo que por qué no marchan también contra los feminicidios, los miles de muertos y desaparecidos, y por tantos otros motivos… Marchar nomás contra una decisión autoritaria de López Obrador no se vale, sólo sus motivos (de los pejistas) son válidos, éstos tienen la autoridad moral para decirle a la gente por qué marchar y por qué no, contra quién protestar y contra quién no; pueden y deben protestar contra Peña Nieto, contra Felipe Calderón, pero nunca jamás en contra de López Obrador…

Ya algunos líderes de opinión y columnistas destacados e influyentes se pronunciaron a favor del derecho que tiene todo mundo a marchar en contra de lo que se le pegue la gana, pero la descalificación y la condena continúan: Nadie debe protestar en contra de López Obrador.

Y por ahora es de palabra, espérense a lo que viene. Ya están en la ciudad de México la mayor parte de los paramilitares que mandó traer el gobierno entrante para reprimir las inconformidades y para cuidar y proteger al amado líder, llegaron de Honduras, el Salvador, Guatemala, Nicaragua y de otros países, no sé si los van a utilizar ya este domingo contra la Mega Marcha NAIM, aunque tal vez no están listos aún, pero a eso vienen. Vea usted cuántos van a seguir hasta la frontera con Estados Unidos, y si intentan entrar por la fuerza como hicieron en la frontera sur de nuestro país, al que prácticamente invadieron en forma violenta.

“Mas si osare un extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo…” O ¿cómo era?

Yo no creo que la marcha de este domingo sirva de gran cosa, no creo que se logre nada, es más, dudo que tenga una buen respuesta de la ciudadanía, aunque si asisten como se espera los que están trabajando en lo que sería el nuevo aeropuerto de Texcoco, que son más de 40 mil trabajadores que se quedarán sin empleo y sin dinero para llevarle comida a sus familias, y si se les unen otros miles de ciudadanos libres y preocupados ante la dictadura que se avecina, podría ser una marcha numerosa. Que igual a López Obrador le va a valer madre, se va a burlar de quienes protesten y de ahí no va a pasar.

Pero podría ser el principio de una nueva historia en la vida de México, la historia de la resistencia en la que habrá -mucho me temo- golpeados, encarcelados, heridos y muertos. Quién ganará no lo sé, pero como periodista me gustaría presenciar el inicio de esta nueva historia.


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