Señor, señora: Usted, ahora, es libre.
Cuando se tiene, la libertad se defiende ejerciendo la libertad. Con responsabilidad. Dentro de la legalidad. No se la da nadie, no se la puede quitar nadie.
Debemos saber de las libertades que tenemos, cuando las tenemos, para saber cuándo están en riesgo. Y saber quién puede estar haciendo algo para quitárnoslas.
Entre otras muchas, usted hoy tiene la libertad de transitar, la libertad de comprar y vender, la libertad de tener su opinión, la libertad de vestir lo que se le pegue la gana, la libertad de tomar una casi infinita posibilidad de decisiones sobre sí mismo.
Hay que insistir, mientras sea dentro de la ley y asumiendo la responsabilidad de sus acciones, nadie puede quitarle sus libertades.
El problema es que, al menos dentro de la narrativa que se construyen en las redes sociales, hay dos libertades que parece que hay quien quiere atentar contra ellas.
¿Quién puede atreverse a decirle a usted que no forme un grupo? ¿O que se integre a alguno?, de lo que sea, mientras no sea para algo ilegal está totalmente en la libertad de hacerlo.
Aunque les llamen ternuritas, aunque quieran desvirtuar el esfuerzo de hacerlo por el origen de sus integrantes, aunque busquen desincentivar el esfuerzo de hacerlo sustentados en falacias.
Nadie puede, al menos hasta ahora, evitar que se formen los grupos que sean y de lo que sea.
¿Cómo puede alguien sostener la absurda idea, de que el resultado de una elección es motivo para NO organizarse? ¿Qué calidad de ética, moral, o hasta de intelecto, puede tener quien plantea eso como una razón para hacer menos un esfuerzo de organización?
Consulta, Contrapeso, Reflexivo, Sin Guerra, Madres, Hijas… ¡Lo que sea! Llámele usted como guste, es su libertad, y si libre y voluntariamente quiere participar de alguna agrupación, hágalo.
No importa cuál sea su finalidad, su motivo de identificación, si se reúnen personalmente o solo en el medio social digital. No permita que lo disuadan de hacerlo. Es su libertad.
Nuestro presidente debería entenderlo. Su actual cargo viene de lo que primero fue un movimiento y luego una asociación civil, a la que llevó a ser un partido político, mediante el cual se postuló y ganó.
La libertad, cuando se tiene, se defiende ejerciéndola, dice Enrique Krauze.
La otra libertad que, incomprensiblemente para mí está siendo puesta en riesgo, es la de expresión. Aquellos que dicen defenderla, lo hacen llamando a callar voces. Se sustentan en lo que detestan. En sus acciones fortalecen lo que condenan.
Usted tiene la libertad de expresar sus ideas, hágalo. Usted tiene la libertad de expresar sus opiniones, hágalo. Usted tiene la libertad de interactuar con quien se le pegue la gana, hágalo.
Siempre que se haga con respeto, una opinión solo ofende a quien le incomoda por ir contra lo que cree o quiere creer, pero no por eso esa opinión es un ataque.
Siempre que se haga con respeto, una idea solo puede ser molesta para quien no soporte ideas contrarias a las propias o que lo cuestionen, pero no por eso es un ataque.
Siempre que se haga con respeto, cuestionar, criticar, preguntar, debatir no es sinónimo de ataque.
El autoritarismo no soporta que se señalen SUS errores, que se exhiban SUS abusos. El autoritarismo no soporta critica, no soporta cuestionamientos, no soporta opiniones discordantes, por eso les llama ataques.
Los autoritarios REPELEN los datos, el análisis, la verificación de hechos y todo lo que los contradiga, por eso les llaman ataques.
Solo los autoritarios repelen los cuestionamientos, la crítica, las ideas distintas a la narrativa que buscan imponer y les llaman ataques.
Solo quien busca construir un pensamiento unificado tendiente al adoctrinamiento, les llama ataques a las voces diversas. Pero respeto tampoco es pleitesía. Respeto no es docilidad.
Esa es la diferencia esencial. Todas las voces valen, siempre que no sean llamados al odio ni a algo ilegal. Quien piensa lo opuesto, quien cree que una voz se defiende callando a otra voz, entonces no sabe lo que es libertad.
Quien cree que una voz se defiende callando a otra voz, entonces más bien impone una narrativa, una línea oficial, un pensamiento unificado.
En la diversidad de voces es como se defiende realmente la libertad. Las ideas diversas expresadas a todos nos hacen bien, de otra forma estaríamos en trayectoria al adoctrinamiento.
La libertad se ejerce y al ejercerla se le defiende. Porque cuando se empiezan a ceder libertades nos empezamos a acostumbrar a su ausencia y empezamos a normalizar formas de opresión y sometimiento. La historia sobradamente nos debió enseñar ya como acaba eso.
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