Apoyar, en una línea


En tiempos de crisis, los mexicanos somos solidarios.

Cuando los temblores, cuando los huracanes; con los desaparecidos, con los huérfanos, en el Teletón, con los niños autistas, con los dawn.

Aunque haya pobreza, los mexicanos siempre muestran solidaridad. Y en este proceso de aislameinto por la Pandemia del Covid19, no es la excepción. Han surgido iniciativas muy nobles a través de las cuales se proponen ayudas, se entregan comidas, se reparten despensas.

Este tipo de ayudas deben prevalecer, deben difundirse y deben aplicarse, nadie duda de ello; sin embargo, deberíamos utilizar los espacios y las organizaciones que ya tienen sistemas y programas probados, eficientes, pues, como el Banco de Alimentos.

En Tepatitlán, desde hace muchos años, opera y lo hace muy bien, un Banco de Alimentos que tiene un esquema, personal, vehículos, plantas procesadoras y contactos para entregar despensas a quien padece hambre.

Lo hacen en tiempos normales y lo pueden hacer ahora bajo esta contingencia.

Cuando la gente que nos escucha piensa en cómo podría ayudar, una buena forma es la aportación a este tipo de organizaciones, que no se van a ir, que no van a desaparecer, aunque se encuentre la vacuna para el coronavirus.

Hay ciudadanos de buen corazón que, ante la necesidad de la población se lanzan a convocar a la gente para que haga donativos, y debemos felicitarles por ello; pero de pronto, podrían estar entregando los apoyos a quien ya recibe, a quien no le urge, o sólo por una vez.

Los colaboradores de Banco de Alimentos, que son supervisados por un Patronato, que tiene sistemas ya probados, que rinden informes y cuentas y que saben cómo organizar los alimentos, según la edad, el grupo de personas al que van dirigidos, etcétera.

Mi opinión de hoy va en el sentido de que, si hay, como siempre las hay, personas interesadas en ayudar, en aportar, en cooperar con alimentos para los que menos tienen, pues adelante. Que lo hagan. Que primero busquen entre su familia, luego en su barrio. Si ya en la familia y en el barrio todos nuestros contactos o conocidos o familiares tienen para comer; entonces aportemos, si la idea es aportar, al Banco de Alimentos, para que ellos, con su conocimiento, con su experiencia, con su personal, puedan entregar esos apoyos alimenticios o despensas, a quienes ellos tienen ya identificados. Así evitaríamos duplicar donativos, duplicar esfuerzos, desgastar a los donantes.

Cada quien es libre de apoyar con lo que puede, con lo que quiere. Y así debe ser. Como siempre ha sido.

La propuesta es hacerla por los canales formales, los ya conocidos y que, cuando ésta pandemia termine, porque ha de terminar, sigamos apoyando a los desprotegidos, por los canales formales.

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