Se veía venir.
Era de esperarse.
Lo ocurrido la tarde de este jueves en el centro de Guadalajara no fue más que la crónica de un desmadre anunciado.
El gobernador Enrique Alfaro ha estado retando al presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque no de palabra, pero sí en los hechos, y AMLO necesitaba darle un escarmiento.
Y de paso enviarles un mensaje a los gobernadores de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango y Michoacán, que lo están molestando exigiéndole un trato fiscal más justo.
Si no lo entendieron tendrán problemas.
Está claro que el ataque y destrozos que causaron los manifestantes al patrimonio de Jalisco no fue espontáneo.
El pretexto era bueno aunque no oportuno, dejaron pasar un mes desde que policías municipales de Ixtlahuacán de los Membrillos mataron a un hombre a golpes, que hasta la fecha no está claro por qué fue detenido.
Seguramente regañaron a los vándalos de Morena por no aprovechar de inmediato lo ocurrido en Ixtlahuacán.
Me imagino la escena:
-“¡Pero cómo serán pendejos! ¿Qué no están viendo las protestas de los gringos por haber matado la policía a un negro?
-“Señor, pero es que esto ocurrió hace un mes…”
-“¿Y qué importa?, háganle un desmadre a Alfaro para que entienda quién manda en este país…”
-“Pero señor, aquí el partido no tiene suficiente fuerza…”
-“No importa, yo les mando gente de otros estados, les mando algunos malandros… para empezar les mando a Citlali, perdón, a Yeidckol Polevnsky para que les ayude a organizarse, sirve de que me la entretienen un rato y me la quito de encima”.
-“Está bien señor. ¿Quiere muertos y heridos o nomás un desmadre?
-“Un buen desmadre nomás. Ahora que si por ahí le toca la de malas a algún policía y se quema junto con su patrulla, pues ya ni modo…”
Y le armaron un buen desmadre al gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, cuya policía nada tuvo que ver en la muerte de un hombre llamado Giovami, pero no se trataba de exigir justicia, se trataba de armarle un desmadre.
Y cumpliendo fielmente las órdenes. Durante el enfrentamiento entre la policía y los manifestantes, uno de éstos le vació un recipiente con gasolina a un policía motorizado en la espalda, cuando el gendarme se montaba en su moto para retirarse, y a continuación, de inmediato, le prendió fuego y comenzó a arder el uniforme que vestía el policía, le tocó la de malas pues.
Gracias a que sus compañeros lo auxiliaron rápidamente, lo tiraron al piso de espaldas e hicieron que girara su cuerpo sobre el pavimento para que se apagara, lo que lograron, no se consiguió el objetivo de provocar una feroz represión por parte de las autoridades de Jalisco.
Y su consecuente respuesta por parte de la 4-T.
Pero sí quemaron dos patrullas y destrozaron las puertas del Palacio de Gobierno y oficinas en su interior, además de pintarrajear en su totalidad el inmueble por fuera. También les prendieron fuego a dos banderas que sacaron del Palacio, una de Jalisco y otra la de México, el símbolo nacional. Esto no lo hace un jalisciense ni un mexicano. Quemar la bandera de México sólo se le puede atribuir a un extranjero, de El Salvador o de Honduras quizás…
En la refriega se detuvo a 20 de los manifestantes, de los cuales durante la noche del jueves al viernes se estableció con claridad que cuatro de ellos vinieron de otros estados, y que cuatro más tenían antecedentes penales. Típico de las huestes de Morena.
Uno de los muchachos detenidos dijo que habían hecho eso porque el gobernador de Jalisco no quería obedecer al Presidente.
Durante la refriega se ve a un hombre relativamente joven, no viejo pero maduro, pelón de la cabeza pero con barba y bigotes, que dice a gritos mientras camina: “Hijos de su p… madre, dónde están ahorita, ya somos más que Giovani, Giovani era uno solo y lo mataron cabrones. A ver si le siguen rascando los huevos al tigre cabrones. Artículo 39, el poder dimana del pueblo, -y mientras apunta hacia las patrullas en llamas- ¿Eso querían los hijos de la chingada?, ¿eso querían que pasara?, ya pasó. Si eso querían que pasara ya pasó, es todo lo que querían cabrones”.
Más claro ni el agua, ¿quiénes fueron los cabrones que mataron a Giovani, los policías del Estado?, ¿Enrique Alfaro?, ¿a quién se dirigía este hombre?, ¿quién es el tigre al que le rascan los huevos, Andrés Manuel López Obrador?
Falta ahora la respuesta de Enrique Alfaro, que no es una perita en dulce, mucho menos una hermana de la caridad, es más bien rijoso, broncudo, pendenciero, por no decir que mafioso, y no se va a quedar con esta espina clavada.
La misma noche del jueves le dijo Alfaro a López que controle a su gente, porque si no va a haber problemas mayores.
Pero Enrique Alfaro con todo y su carácter fuerte piensa más que López Obrador, mucho más, por lo que creo que pensará dos veces su respuesta.
Tal respuesta podría ser impulsar y fortalecer la unión de los seis estados que se han manifestado abiertamente en contra de López Obrador: Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango, Jalisco y Michoacán, invitando además a otros como Querétaro, Guanajuato y Colima; y que la propuesta vaya más allá del rompimiento del Pacto Fiscal. Si lo que quiere López Obrador es destruir al país, podría conseguir por este camino la división territorial, lo que sería una desgracia muy lamentable para México, pero es lo que está provocando el presidente de la República.
Ya se había insinuado Enrique Alfaro como cabeza de la resistencia contra el gobierno federal de la 4-T con motivo del maltrato fiscal a Jalisco, y a continuación porque localmente se hicieron mejor las cosas contra el Covid-19 que en el resto del país, exhibió Alfaro a los López, a Gatell y a Obrador, y la soberbia no resistió más y vino el contraataque, violento, no de palabras nomás.
Aquí lo más importante que hay que señalar, es que lo ocurrido en Jalisco, en Guadalajara este jueves, es sólo una muestra de lo que es muy probable que va a ocurrir en todo el país, para eso ha estado el Presidente sembrando el odio cada mañana y dividiendo a los mexicanos en sus seguidores-aduladores, y conservadores; el que no está con Él está contra él. Y ahí están los resultados, la pradera está completamente seca y lo de este jueves fue sólo el primer chispazo, mucho me temo que el fracasado gobierno de Andrés Manuel López Obrador va a incendiar el país, es la vía más rápida para implantar la dictadura, para eso tiene a sus órdenes a la Guardia Nacional y a las Fuerzas Armadas. Así que ya saben lo que les espera a otros estados cuyos gobernadores no se someten a los caprichos y tonterías del por desgracia Presidente de México, quien por cierto acaba de decir que mentir, engañar y robar son las causas de la pandemia del Coronavirus en México.
Urge ya que se vaya a su rancho y no regrese nunca más al Palacio Nacional.
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