Por Georgina González Ontiveros
Viví algunos años en la Ciudad de México y en general fue una vida tranquila, todo lo tranquila que puede ser la Ciudad de México. Sin embargo, había una cosa que me alteraba demasiado: escuchar la alerta sísmica. Es un sonido penetrante y repetitivo que me da mucho miedo, me pone a temblar y me paralizo. Me asustaba más que sentir el temblor que venía, que de por sí también me ponía muy nerviosa.
Por eso, cuando escuché el término que el Gobierno de Jalisco dio a su nuevo indicador de Covid-19 igualmente me puse en alerta: “Botón de emergencia”, que yo visualizo como el botón que ponen en los postes de las bocinas de la alarma sísmica para llamar a la policía cuando te asaltan en la Ciudad de México, que nunca tuve que apretar, afortunadamente. A lo mejor al gobierno estatal se le ocurrió la misma idea de nombrar su nueva medida anticovid con una frase catastrófica: apretar un botón de emergencia significa que algo está muy mal.
Para ponerlo en números, Jalisco dijo que se activará el Botón de Emergencia cuando la tasa semanal de casos activos por Covid-19 llegue a 400 por millón de habitantes, o cuando las camas hospitalarias disponibles lleguen al 50%, lo que suceda primero, y que una primera evaluación se haría este pasado 15 de julio. También se dijo lo que implica ese botón: cerrar otra vez los comercios no esenciales y dejar activos sólo servicios médicos, de seguridad y abasto de alimentos por dos semanas.
¿Qué significa eso? En Jalisco viven 8 millones, 411 mil, 863 personas, según el estimado del Consejo Nacional de la Población hasta el pasado 12 de julio, Día Mundial de la Población, en datos recogidos e interpretados por el Instituto de Información, Estadística y Geográfica de Jalisco (IEEG, un gran sitio de datos, búsquenlo en internet). Aplicando el criterio de 400 contagios activos por millón, tenemos que, para activar el botón, Jalisco debe presentar, en una semana, 3 mil 360 enfermos activos de coronavirus. Ni el Estado de México, el segundo estado con más contagios en el país, tiene esos números: hasta este jueves 16 de julio presentaba 2 mil 400.
Pero eso no significa que no haya riesgo: Jalisco y cinco estados más concentran el 60% de los casos activos de Covid hasta esta semana a nivel nacional. Para ser más precisos: esta semana Jalisco tuvo mil 340 casos de coronavirus, estamos a dos tercios de apretar el Botón de Emergencia, eso si las camas hospitalarias no se nos acaban primero.
¿Cómo evitamos llegar a más contagios? Tenemos que quedarnos en casa y salir sólo a trabajar y comprar la comida.
¿Cómo hacer para que la gente se quede en casa? Debe haber un estratega muy bueno y/o muy maquiavélico en el Gobierno del Estado, porque lo que la población entendió es que el 15 de julio en Jalisco se iba a cerrar t-o-d-o, incluyendo a nosotros, claro.
La alarma empezó a correr desde hace dos semanas, cuando el gobernador Enrique Alfaro anunció que apretaría el botón en algún momento y la población se fijó un poquito más en la prevención, pero no mucho. La gente sale normalmente, en Tepatitlán la calle Abasolo, entre Jesús Reynoso y Porfirio Díaz, está repleta de puestos ambulantes y sus respectivos clientes. Todo está abierto, excepto el cine. Un ejercicio de mi compañera en el noticiero Al Aire, Marcela Castellanos, reveló que aproximadamente el 25% de la gente que anda en la calle en Tepa no usa cubrebocas.
Todos deberíamos quedarnos en casa pero, ese gran pero, muchos tenemos la necesidad de trabajar para poder comer, y muchos no podemos trabajar siempre desde casa. Tenemos que salir, hablar con gente, convivir, caminar en las calles, estar en grupos más o menos grandes de personas, tratando de tomar sana distancia, que a veces, por ejemplo viajando en camión, simplemente no se puede. O nos encerramos para mantenernos sanos o salimos para traer dinero a casa, las dos cosas no se puede. O nos morimos de Covid-19 o nos morimos de hambre. ¿Qué hacemos?
Mi humilde opinión es: haga lo que sea conveniente. Si tiene la bendición de poder trabajar desde casa, no salga. Si las tiendas, negocios y lugares de comida de su gusto pueden llevarle a domicilio, apoye el comercio local. Si sale, póngase el bendito cubrebocas, hasta resaltan más los ojos verdes alteños tan famosos por bonitos. Y si tiene que salir para trabajar, no se sienta mal, usted está haciendo lo necesario por su familia. Póngase su cubrebocas, lávese las manos, póngase gel en todos los lugares a donde entre, manténgase alejadito de los demás, báñese en spray desinfectante al regresar a casa, encomiéndese a Dios y que la nueva normalidad nos agarre confesados.
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