El reto de las instituciones educativas: fomentar un espíritu de servicio más allá del aula


Por Diego Armando Loza Hernández

Ante todo, debe quedarnos claro que las instituciones educativas desempeñan un papel subsidiario en la formación del ser humano, pues la responsabilidad esencial recae en los padres de familia pero también en el sistema educativo de nuestro país.

La educación moderna ha implementado nuevas prácticas pedagógicas, como el constructivismo, es decir el aprendizaje colaborativo y la educación virtual. Algunas instituciones educativas, desde el preescolar hasta la universidad, han caído en el error de adoptar ideas o modelos pedagógicos sólo porque están de moda o por imitar otras escuelas incluso extranjeras, sin darse cuenta de la propia realidad que vivimos, lo cual no es correcto.

Esta labor exige de los responsables de una institución educativa hacer una reflexión profunda respecto a la adopción de métodos didácticos que generen las mejores competencias de sus alumnos, de acuerdo con la filosofía educativa de la propia institución.

Urge que las instituciones educativas regresemos a lo básico y lo esencial. Muchas escuelas no han podido formar en sus alumnos una habilidad básica e indispensable para que, tanto de manera verbal como escrita, puedan comunicar a los demás, en forma comprensible y concisa, sus ideas, pensamientos y sentimientos. En efecto los modelos educativos contemporáneos han introducido elementos más significativos basados en los principios científicos de los procesos de enseñanza –aprendizaje. Sin embargo, al implementar estos avances, se les olvida considerar que el ser humano requiere habilidades socioemocionales para enfrentar los grandes desafíos que se presentan en la vida y en la universidad no se te enseña o lo ven como materias obsoletas.

Hay que recalcar que regresar a lo básico no significa retroceder al estereotipo de “educación tradicional” en la que el maestro es el centro de la enseñanza y en la que el método expositivo es la única técnica de enseñanza en la clase, además de la disciplina. Regresar a lo básico significa revalorar y retomar lo fundamental de la educación, desde luego que, expreso, sólo en el ámbito universitario.

En el nivel universitario, el estudiante debe asumir su propósito de vida, hoy no basta con tener la licenciatura si no cuentas con habilidades socioemocionales, tu promedio no siempre refleja tus aptitudes en un ambiente laboral, adquirir las competencias que le aseguren su integración a un mundo global, para que pueda trascender.

Es fundamental en estos tiempos la adquisición de un pensamiento crítico, científico y metodológico, que el alumno aprenda a discernir la información que recibe todo el tiempo en el mundo de las redes tecnológicas. En síntesis, las instituciones educativas deben proporcionar las competencias que demanda cada nivel educativo.

Me gustaría finalizar exhortando a las instituciones educativas a fomentar un espíritu de servicio más allá del aula con el fin de promover en los estudiantes el valor de la solidaridad y del altruismo, sobre todo en un país como el nuestro donde existe una gran pobreza y desigualdad social. Esto permitirá que los estudiantes en su vida adulta, se ocupen de dejar un legado que permita contar con un país justo y digno para todos.

El estudio tiene sentido si lo pones al servicio de los demás, es por eso que las instituciones educativas tenemos el reto de formar ciudadanos comprometidos con su patria.

Agradezco el espacio que me ofrece el semanario 7 días para expresar una opinión sobre el reto de las instituciones educativas, seguimos en comunicación por este medio.

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