Por Christian Villalobos
Jalisco es paradigma de México y la región de Los Altos es la esencia de Jalisco. Cuando un extranjero piensa en nuestra patria, la relaciona con el tequila, la charrería, el mariachi, los tacos, las carnitas, las mujeres hermosas, los hombres gallardos, y de todo esto se encarga Los Altos. Una región que se divide en dos, Norte y Sur, pero nos une la misma idiosincrasia, los valores familiares, algunos regionalismos, actividades económicas y de más que configuran y definen una región.
La gente de Los Altos somos honrados, entregamos nuestra vida en el trabajo, construimos hermosos y modernos pueblos y ciudades, somos orgullosos de nuestras raíces, pero siempre miramos el horizonte, confiados en el porvenir, al tiempo que empuñamos el talache o guiamos el arado.
Las nuevas generaciones de Los Altos demuestran cada día sus capacidades en materias tan diversas como lo es en materia agrícola, innovando con las tecnologías en las distintas ramas del deporte, desde un nivel muy local hasta internacional, en la ciencia y tecnología en el arte y la cultura, enumerar el talento nos llevaría varios tomos, sin embargo, en este espacio que el Periódico Semanario 7 Días me honra para mi humilde pluma, quiero platicar un poco de algunos municipios de Los Altos.
Zapotlanejo: Es la puerta de Los Altos, aunque tiene cierto sabor a zona metropolitana por su cercanía con la capital del estado, podemos descubrir en el espíritu de su gente trabajadora y comerciante el espíritu alteño.
Acatic: En este municipio las manos de los artesanos crean las fortalezas de los hogares, es un espacio, donde la tradición y la familia, se siente a flor de piel. Donde la mano de Dios, nos regaló la belleza de Tamara.
Tepatitlán: Tepa, una ciudad moderna con alma de pueblo, con sus delegaciones y rancherías, en abril el viento tiene sabor a pólvora y felicidad, es una joya incrustada en las tierras de Mapelo.
Valle de Guadalupe: Paso obligatorio cuando uno se dirige a visitar a la virgen de San Juan, su gente siempre tiene una sonrisa, con abundantes maizales y caudales de leche.
Jalostotitlán: Hogar de la Virgen de la Asunción, encontramos entre sus mujeres hermosas un pueblo lleno gestos que nos recuerdan que son el corazón de Los Altos. No podemos visitar Jalos sin comer un lonche en bolsita y visitar el santuario de Santo Toribio Romo.
Teocaltiche: Un pueblo orgulloso de su glorioso pasado, que cada día forja su destino, como quién forja el hueso y lo convierte en un ajedrez, un zarape o un pan francés.
Villa Hidalgo: No importa si provienes de Jalisco, Zacatecas, Aguascalientes o cualquier parte del país, siempre asociarás este municipio con la moda y el glamur.
Mexticacán: Un regalo que los dioses entregaron a los hombres sin duda son los helados y en este hermoso pueblo, nos ofrecen la exquisitez convertida en una paleta.
Yahualica: En este lugar encontramos un icono mexicano, el picante el cual ya tiene su denominación de origen, además es la cuna de un gobernador del estado.
Cañadas de Obregón: Tierra de tradiciones, donde el valor se pone a prueba en el famoso “Toro Gool”, que disfrutamos en la joya arquitectónica antiquísima.
San Miguel el Alto: Entre sus casas de cantera, encontramos a su gente trabajadora, que cada vez que llega el mes de septiembre se viste de gala y derrocha tradición.
Arandas: Cuenta la leyenda que el olimpo enviada a los arandenses, por sus fiestas y sus destilados. El tequila es sinónimo de pasión por la tierra.
Jesús María: Las familias jesusmarienses viven tranquilas, envueltas en la fraternidad que se respira. Iluminan sus vidas, forjando sus veladoras como hacen que sus tierras produzcan.
San Ignacio Cerro Gordo: Al pie del guardián de la región se encuentra un pueblito, donde sus mujeres tejen con paciencia verdaderas obras de arte, donde se trabaja con la pasión, la cual se puede comparar, con la llama del horno de ladrillos, que hace fuerte a la tierra.
Cada rincón de esta región, estado y país es maravilloso. Me falto mencionar varios municipios, así como expresarme más a detalle de los aquí mencionados, espero tener otra oportunidad, para continuar expresando el cariño que siento por nuestra tierra. Termino invitando a las alteñitas y a los alteños, que nos sigamos sintiendo orgullosos de nuestra tierra, la cual algo de magia debe tener, ya que incluso Jorge Negrete le cantaba, a “Esos Altos de Jalisco.”
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