Por Christian Villalobos
El actual presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, mientras fue candidato por 18 años, anunció que en cuanto llegara a la presidencia encontraría el hilo negro, arreglaría la economía, desaparecería la inseguridad por arte de magia, los pueblos originarios serían reivindicados y los servicios de educación y salud serían primermundistas, igualando a los países europeos.
AMLO generó enormes perspectivas al jugar con la esperanza de las personas, violentando su dignidad al ofender su inteligencia con su campaña de espejismo, que hoy intenta sostener con una lluvia de propaganda, manipulación y, lo que es peor, sobornando al pueblo sabio con programas sociales.
El presidente opositor a la corrupción sólo barre donde ve la suegra, negando descaradamente los casos palpables de corrupción por parte de sus allegados. Basta con ser una persona cercana al presidente para volverte inmaculado.
Indigna ver cómo el gobierno federal manejó el tema de la pandemia de una forma irresponsable, el líder del ejecutivo no deja de culpar a sus antecesores, es experto en pretextos, pero no da ninguna solución. Después de dos años la cuarta transformación nos demostró que no transforma nada, pero sí nos puede llevar a la cuarta devastación.
Desde la patria chica, denuncio que el presidente es un vocero, que es incapaz de afrontar los retos que se le presentan como jefe del estado mexicano. Por su irresponsabilidad las y los mexicanos sufrimos las consecuencias las cuales trascenderán el sexenio de López.
El próximo año representa una oportunidad para frenar al hombre que pretende regresarnos a la época obscura del partido homogéneo, es momento de salir a votar, de hacerlo de forma consiente en base a las distintas plataformas electorales de los partidos políticos.
Debemos tener cuidado con los partidos satélites de Morena que están surgiendo, así como de no caer en el caudillismo que nos llevará a desperdiciar el voto. Invito a los amables lectores a que tengan los ojos muy abiertos y estemos atentos de los diversos procesos internos de los partidos, de esta forma se conocerá más a profundidad la trayectoria y motivaciones de los aspirantes a gobernarnos en los próximos años. Este mismo ejercicio ayudará a que los partidos sean más eficientes en su principal labor, la cual es la formación de ciudadanos que tenga la capacitación suficiente para gobernar de forma eficiente y en pro del Bien común.
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