Está muy preocupada la 4-T


La mejor señal de que México aún puede no sólo frenar sino revertir el daño que le está causando a México Andrés Manuel López Obrador, es en mi opinión el estado de ánimo de los cuatroteros, especialmente de aquellos que más contribuyeron a llevarlo al poder, comunistas fanáticos que quieren a toda costa instaurar el socialismo del Siglo XXI tipo Venezuela en México. 


Yo identifico especialmente a cuatro de ellos, en primerísimo lugar al productor de narco series (periodista en el pasado) Epigmenio Ibarra; a Héctor Díaz Polanco, a Yeidckol Polevnski y al escritor Paco Ignacio Taibo que habló incluso de fusilar a los líderes opositores a la 4-T. Hay otros fanáticos propagandistas defensores de López, pero algunos son tan imbéciles que sólo pueden ser mencionados como compañeros de viaje o tontos útiles, término éste acuñado por los propios comunistas para referirse a aquellos que sólo sirven para ser utilizados porque su escasa, casi nula inteligencia, no les da para más.


Son los propagandistas, inteligentes o tontos, Epigmenios o Attolinis, articulistas o tuiteros, los que reflejan el estado de ánimo de la 4-T ante los resultados que ven venir el próximo 6 de junio. Los segundos, compañeros de viaje o tontos útiles, siempre están criticando con insultos a quienes no comulgan con las ideas o la falta de éstas de López Obrador, esos no son dignos de tomarse en cuenta, porque no son más que loros que repiten consignas. Los que hay que tomar en cuenta son los primeros, los articulistas en cuyas publicaciones se nota claramente su estado de ánimo.


De unos días para acá, desde que se concretó la alianza del PRI-PAN-PRD llamada Va por México, aunque no cumplió ésta con invitar a candidatos externos o ciudadanos, ajenos a los partidos, como había prometido (era mucho pedir, con que se hayan aliado ya es ganancia) los comunistas propagandistas están que trinan contra sus opositores, los acusan de ser una alianza de corruptos y ladrones (como si la de Morena-PT-Verde-Etc. fuera otra cosa) y la llaman ya públicamente, a través de un spot en Televisión “Alianza Perversa”, señal clara de que saben que les va a quitar votos, no sé cuántos, pero los tiene muy irritados, y obviamente preocupados.


Ésa es una señal. Aunque para mí la que más me dice que no todo está perdido y que la oposición va a ganar las elecciones en junio, es la reacción de Epigmenio Ibarra ante la alianza Va por México. Su penúltimo artículo en Milenio lo tituló “Van contra la razón y por la fuerza” y comienza con una mentira (como ya es costumbre), dice: “Venceréis, pero no convenceréis, respondió don Miguel de Unamuno a los gritos de “Muerte a la inteligencia”, “viva la muerte”, que el coronel franquista José Millán Astray lanzara en la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936, cuando España apenas entraba en la sangrienta y larga noche del fascismo”.


Las mentiras de Epigmenio


Para empezar, no fue eso lo que gritó el coronel franquista Millán Astray, sino “Muera la intelectualidad traidora”, según el historiador Severiano Delgado, bibliotecario de la Universidad de Salamanca, quien agrega que el filósofo y escritor le contestó: “Éste es el templo de la inteligencia y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha”.


Ahora Epigmenio Ibarra utiliza esa frase: “Venceréis, pero no convenceréis”, junto con el encabezado de su artículo: “Van contra la razón y por la fuerza”, dedicadas a los opositores al régimen de la Cuarta Transformación, o lo que es lo mismo, aceptando desde ahora que serán vencidos, pero no convencidos. Como si se les pudiera convencer de algo… A un testigo de Jehová no se le puede convencer de que acepte una transfusión de sangre, aunque se esté muriendo por falta de ésta. Eso es el lopezobradorismo, una secta religiosa cuyos mensajes de su amado líder son dogmas de fe.


Y lo de “Van contra la razón y por la fuerza” indica obviamente que la razón la tienen ellos y nadie más (hasta ahora no conozco a nadie que no crea tener la razón), reconociendo de pasada que “Va por México” llegará con fuerza a la jornada electoral, mayor reconocimiento de su preocupación no puede haber.


Sin embargo, para reforzar lo anterior agrega el ideólogo de la 4-T: “Ante una situación así nos encontramos. Incapaz de asimilar su derrota en las urnas, de entender y asumir la alternancia democrática, poseída por un afán suicida, la derecha conservadora en México está decidida a que el país se hunda (¿más?), a que mueran la razón y la inteligencia (afirmar esto me parece poco inteligente, pero bueno, es lo que pasa cuando se escribe con el hígado y no con la cabeza), aunque esto le cueste, incluso, su propia desaparición como clase. (la derecha no es una clase social, otra burrada en alguien que se supone inteligente)”.


Y agrega “Evitar un estallido social -que sería, como lo fue el asesinato de Francisco I. Madero, la pira funeraria para los conservadores- (amenaza Ibarra) debería ser un objetivo compartido por todas las fuerzas políticas y sociales en México. El país ya no aguantaba más en 2018; por eso mayoritariamente votó por el cambio de régimen. Hoy la pandemia y la crisis económica (hay que repartir culpas) hacen aún más volátil y peligrosa la situación”. 


La corrupción sistémica familiar


“Contra sí misma -y contra la paz social- (más amenazas: si gana la oposición se romperá la paz social) apuesta la derecha conservadora, al ir contra los Programas del Bienestar, que constituyen, más que el centro gravitacional de la Cuarta Transformación, un verdadero plan de contención de ese estallido (amenazas). Son estos programas el necesario, urgente y racional apoyo del Estado a las mayorías empobrecidas (empobreciendo a todos los demás) que sobre sus espaldas cargaron el peso de la corrupción sistémica del régimen neoliberal, y que ya no soportan más (ahora hay que soportar la corrupción sistémica de la familia y los amigos de López Obrador)”.


“Quitarles esos más de 300 mil millones de pesos en apoyos directos, que hoy tienen rango constitucional, es condenarles a la miseria y lanzarles a las calles (ahí los está lanzando ya López, y ahí van a ir a parar cuando ya no haya dinero con qué comprar votos). Otro tanto sucede con las grandes obras de infraestructura que la derecha -en su miopía ideológica- se ha empeñado en detener, y con los programas de construcción que, de manera conjunta, han de emprender el gobierno y la iniciativa privada. Están en juego centenares de miles de empleos que los conservadores no van a crear. (Por fin, ¿van a emprender o no los van a crear?)”


“Empeñados en que Andrés Manuel López Obrador fracase y se hunda, los conservadores se dan -de nuevo, al atentar así contra estos programas de empleo masivo- un tiro en la espalda. (¡Ay cabrón!, ¿cuántos tiros en la espalda necesitará darse la derecha para que de una vez se muera?) Pero su afán suicida va más allá. El objetivo central de sus ataques se ha vuelto la campaña de vacunación. Saben que se detuvo en todo el mundo el suministro de vacunas. Que los países más ricos las están acaparando (cuando la partera es mala…) y que aun así la semana que entra llegarán. Pese a todo eso mienten y son capaces de imposturas francamente ridículas. Quieren que la vacunación falle aunque se pierdan muchas vidas (¿máaas?), aunque algunos de ellos paguen las consecuencias”.


«La rabia ideológica de la derecha conservadora (menos mal que la que está rabiosa es la derecha) -que la ciega- y su hegemonía mediática -que ha mantenido por demasiadas décadas (ya déjalos Ciro Gómez Leyva) y constituye el lastre más pesado para la democracia en México- le impiden entender el país y actuar con responsabilidad. Está acostumbrada a creerse sus propias mentiras. Son sus medios, sus intelectuales, sus columnistas un espejo que la engaña y tanto que ha terminado por creerse una fuerza empeñada en la “reconstrucción” de México. (No se atrevió a mencionar a Va por México)”.


“Actúan como si no hubieran sido ellos quienes destruyeron al país (con crecimiento, lento pero crecimiento). Como si de pronto millones de mexicanas y mexicanos sufriéramos un ataque de amnesia colectiva. Como si no fueran ellos quienes, activamente, dinamitan hoy todos los puentes con el único propósito de volver a asaltar el poder. Van contra la razón y por la fuerza. Pero no lo permitiremos”.


¿Así o más clara la irritación, el coraje, la frustración, (de la preocupación ya ni hablar) que les provoca la alianza PRI-PAN-PRD?). Y más ahora que, como pa’ que se alivien, Va por México acordó ir unidos en 219 distritos, en lugar de los 176 que habían acordado inicialmente. Es decir, que de ganar en todos esos distritos, más los plurinominales que les toquen, más los de MC si se les unen ya en la Cámara, podrían tener no sólo la mayoría simple (la mitad más 1) sino incluso la mayoría calificada (las dos terceras partes de los votos) como para no aprobarle nada a López Obrador. Terminemos ya como terminó su artículo el filósofo ideólogo de la Cuarta: Pero saldremos a votar.

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