¿Qué aprendimos de la Decena Trágica?


 

Por Christian Villalobos


Del 9 al 19 de febrero de 1913 en la Ciudad de México se consumó un complot en contra del gobierno democráticamente electo del presidente Francisco I. Madero. Dicha conspiración culminó con la muerte del presidente de la República, su vicepresidente, así como el hermano del presidente, don Gustavo Madero. 


Todos conocemos la historia de los mártires de la democracia, los cuales se enfrentaron y vencieron a la dictadura de don Porfirio Díaz, sin embargo, el tema de su muerte no es tan conocido, quizá porque es un episodio de los muchos que existen en la historia nacional que manchan el buen nombre de los mexicanos. Como todos estos episodios, siempre se relacionan con la intervención de los intereses del país vecino del norte, pero sobre todo con la desmedida ambición de un puñado de mexicanos. 


Este artículo no pretende ser un ensayo histórico, solo recordaremos brevemente lo que sucedió: los generales del régimen porfirista, el sobrino del dictador, así como el embajador de los Estados Unidos, conspiraron en secreto para destruir el gobierno, dando un golpe de estado y finalmente Victoriano Huerta terminó usurpando el poder. 


Francisco I. Madero y sus contemporáneos, soñaron, lucharon, trabajaron y murieron por un México democrático, de ideales y principios. Un país de instituciones fuertes, donde la política fuera la convergencia de todas las ideas relacionadas con el bien común, pero por causa de los pocos escrúpulos, reventaron un proyecto de nación llegando a manchar de sangre la silla presidencial.


En este año se preparan las elecciones intermedias, los partidos políticos y las y los ciudadanos que aspiran a las candidaturas independientes, se encuentran calentando motores para conseguir las presidencias municipales, las diputaciones locales y federales. Por lo que es un buen momento para que los que participamos en política y todos los ciudadanos nos preguntemos ¿Cómo se está haciendo política en este país?


Los invito a revisar cuidadosamente el actuar de todas las personas que participan en la vida pública, para analizar cuidadosamente si sus actos corresponden realmente a un sentido de participación social, o solo son como el general Mondragón, Bernardo Reyes y Félix Díaz, que se reúnen para planear como reventar proyectos democráticos, participativos y bien intencionados con la única finalidad de que sus amigos regresen al poder. 


Continuamos construyendo la historia democrática del país, la cual no se detiene y cada capítulo nos trae nuevas sorpresas, sin embargo, muchas veces parece que no aprendimos nada de la desgracia de 1913, porque aún existe quién piensa que la política se realiza en las sombras, por lo que le debo aclarar a esas personas que la política se produce en la calle a plena luz del día, compartiendo ideas, trabajando en base a los ideales lo demás es mera conspiración.

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