Por LN. María Marcela Sánchez Díaz
Colegio de Nutriólogos de Jalisco, Delegación Tepatitlán
Nuestra alimentación ha ido evolucionando con el tiempo, ya que se ha influenciado por factores complejos, como son los ingresos, los precios de los alimentos, las preferencias y creencias individuales principalmente, pero también por las tradiciones, los factores geográficos y ambientales, formando así hábitos individuales del consumo alimentario.
Es importante destacar que, además tendemos a imitar los modelos alimentarios americanos, provocando que los patrones culturales de nuestra dieta tradicional se estén perdiendo día con día. Hoy se puede verificar que es más frecuente realizar comidas fuera de casa, que hay un aumento en el consumo de comidas que se ofrecen como rápidas, que en los mercados se brinden alimentos que ya solo requieren calentarse y están listos para servir, provocando ingestas de alimentos mayores a las recomendadas para mantener un estado de salud apropiado.
Sin duda y lo grave aquí es que, estos productos o alimentos procesados se caracterizan por ser altos en grasas saturadas, sodio, azúcares y otros carbohidratos refinados y bajos en compuestos esenciales como fibras y grasas poliinsaturadas, dejando de lado toda la cuestión nutricional, es decir, son diversos los estudios que demuestran que estos productos casi han perdido el carácter de ser alimentos, y los han llamado OCNIS: “objetos comestibles no identificados”, ya que han sido modificados por los procesos de producción, añadiéndoles un sinfín de químicos, pero logrando que sean ultrasabrosos y que además sean transportados hasta los lugares más escondidos, lo que deja ver que las ganancias que producen son más importantes que la necesidad de nutrir, por ende, nuestros alimentos locales o platillos regionales se estén desapareciendo.
En general, esta alimentación ultraprocesada y altamente energética promueve nuevas formas de consumir y compartir, pues desde su publicidad estimulan a su compra, dejando un mensaje de comerlo si tú quieres sin parar, a cualquier hora del día, los siete días de la semana, sin importar lo que estés haciendo, incluso mientras estás caminando por la calle o haciendo ejercicio, o si estás trabajando, fraccionado en porciones fácilmente comestibles y lo mejor, siempre disponibles y facilitando su traslado a donde sea porque vienen en envases prácticos.
Peligroso lo anterior ¿verdad?, pues está provocando un mercado condicionado a un ambiente obesogénico, y aun con sellos y demás en sus etiquetas, estos alimentos se siguen consumiendo sin control por muchas personas de nuestra sociedad, haciendo que estos hábitos alimenticios sean altamente nocivos para su salud y los próximos candidatos a desarrollar enfermedades crónico degenerativas, por tu bien, busca alimentos que te aporten bienestar y no malestar.
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