La Central

Por don Juan Flores García

Con nombre o sin ellos, las tiendas de ropa que en Tepa existieron, nos dieron atención y servicio. Qué bonito recuerdo nos dejaron estos negocios, todos ya desaparecidos. El tiempo se ha encargado de cambiar la fisonomía. Ese tiempo que tantas veces hemos desperdiciado y del que mucho nos ha dolido no haberlo aprovechado. Sin duda, que a pesar de el tiempo, hay cosas que pasan y que nos dan motivo de pasar agradable el rato, como decimos, y así dando vuelo a nuestra imaginación, esta vez, como si nos sentáramos cómodamente frente a un aparato de televisión, enfocamos nuestra vista y nos metemos a una tienda.

Una tienda que abrió sus puertas allá por los años treinta. En ella se vendía ropa, sobre todo, las telas para confeccionarnos la ropa en nuestra casa en aquella maquinita de dale y dale con la manija en la rueda, para coser nuestra ropa. Otras damas más pobres la cosían a mano; cuántas veces mi madrecita me ponía a ensartar la aguja, para que me hiciera mi camisa de manta. Sí por eso, amigos lectores, me encorajina que no sea igual el tiempo, pero no para que muchas madrecitas tuvieran que sufrir haciéndolo a mano, sino por el amor con que antes se hacían las cosas, por el trabajo que costaba. Qué bueno que actualmente todo se compra hecho.

Así, seguimos viendo en esa tienda de ropa, a sus dueños: Don J. Refugio Barba y su hermano Cristóbal Barba, jóvenes de aspecto y carácter alegre amables con sus clientes y muy trabajadores, y sus empleadas atentas en servir al cliente. Medir aquellos metros de tela, entregar aquel tan mencionado rebozo de bolitas, las medias de popotillo y después las medias de "nailon". Cuco, también tenía la corresponsalía de una institución bancaria, por lo tanto, se cambiaban cheques y giros bancarios. Todo en su tienda era continuo movimiento, este negocio que se llamó "La Central" estuvo ubicado en aquel monumental edificio ya desaparecido en el lugar que actualmente ocupan las oficinas parroquiales. Por tantos años, permaneció desempeñando su trabajo como dependiente y con aquella amabilidad, la señorita Rufina y también "María Quica" o "Mariquita", como cariñosamente se le llamaba. Ese negocio después de muchos años fue su propietario, el señor Jesús Gómez y administrado por la honorable dama "Quica". Pocas, contadas, son las damas que hicieron de este empleo, una profesión. Quica, cuarenta años o más trabajó al servicio de esa tienda.

Otra tienda que aún existe es "La Mariposa". Lo estuvo atendiendo también con más de cuarenta años de servir al público, en varios negocios, la dama Lupe Gutiérrez, quien amablemente atendía al cliente. La señorita Carmen Gutiérrez es otra dama que trabajaba en las desaparecidas tiendas de don Pedro Estrada y don Joaquín González. Para estas honorables damas nuestro recuerdo de reconocimiento a su labor tan digna, a su empeño y dedicación a esas tiendas del pasado.

Sólo el negocio original de "La Mariposa" conserva su original local de cuando se medía por metros y se hacían las cuentas con lápiz, cosas que ya pasaron a la historia. Lupe Gutiérrez quien amablemente atendía al cliente hizo de su vida una profesión. Qué gusto nos da haber conocido esas tiendas y tener la dicha que Dios nos ha dado relatar, otra época y poder decir que, así fue Tepa en el tiempo.

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