El milagro de las rosas
Por el padre Miguel Ángel
Todo el continente americano está de fiesta por nuestra patrona. La Virgen de Guadalupe. Cuenta la historia que Juan Diego desenvolvió su blanca manta y así que se esparcieron por el suelo todas las diferentes rosas de Castilla, se dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la siempre Virgen Santa María, Madre de Dios, de la manera que está y se guarda hoy en su templo del Tepeyac.
El señor Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la santa imagen de la Amada Señora del Cielo. La ciudad entera desfilaba a admirar y orar a la Sagrada Imagen, maravillados todos de que hubiera aparecido por milagro divino; porque ninguna persona de este mundo pintó su preciosa imagen.
La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son tan extraordinarios que no se puede menos que exclamar: "El poder divino está aquí".
Los asombrosos descubrimientos que se han hecho acerca del cuadro de la Virgen de Guadalupe en México tienen pasmados a los científicos.
Últimamente se ha formado una comisión de científicos para investigar los fenómenos inexplicables de esta tela que era la tilma del indio Juan Diego.
Lo primero que llama la atención de los expertos textiles es que esta manta se haya podido conservar durante siglos, expuesta al polvo, al calor y a la humedad, sin que se haya deshilachado no se haya desteñido su bella policromía. Siempre estuvo así expuesta a todo, y solo desde hace unos años la cubrieron con un vidrio,
La Tela está hecha en una fibra de ayate mexicano que se descompone por putrefacción a los veinte años, como ha sucedido con varias reproducciones de la imagen que se han fabricado en esta misma clase de tejido. Y sin embargo este lienzo lleva cuatrocientos setenta y cinco años desde el tiempo de Hernán Cortés, sin desgarrarse, ni descomponerse y por causas inentendibles a los expertos, es refractaria a la humedad y al polvo.
La pintura que cubre la tela es otro misterio. El sabio alemán Kuhn, que es premio Nobel en Química, ha estudiado esta pintura y su respuesta dejó atónitos a los oyentes: "Estos colorantes no son ni minerales, ni vegetales, ni animales".
Se podría pensar que la tela resistía tanto porque habían encolado y preparado de manera especial como a otras pinturas famosas para que tuvieran gran resistencia. Pero el sabio Callagan, de la NASA, de Estados Unidos la ha estudiado con aparatos de rayos infrarrojos y ha descubierto que la tela no tiene ningún engomado ni preservante, y que no se puede explicar como esas pinturas han resistido cuatro siglos en un lienzo tan ordinario. Con estos rayos infrarrojos se ha descubierto que la imagen no tiene esbozos previos como se ve en los cuadros de Rubens y Tiziano, sino que fue pintada directamente, tal cual se le ve, sin tanteos ni rectificaciones. Otro detalle: la imagen no tiene pinceladas. La técnica empleada es desconocida en la historia de la pintura. Es inusual, incomprensible e irrepetible.
La Pupila de la Virgen: Lo más inexplicable
Un famoso oculista, Lauvvoignet, examinó con un poderoso lente la pupila de la Virgen, y observó maravillado que en el iris se veía reflejada la imagen de un hombre. Esto fue el principio de una investigación que condujo a los más inesperados descubrimientos.
La digitalización consiste en que si se fotografía la pupila de una persona, con una máquina poderosa y especial, en la fotografía queda todo lo que esa persona está viendo en el momento de tomar la foto. El Dr. Tosnman, especializado en digitalización, o sea en averiguar por medio de fotos lo que la persona está viendo, le ha tomado fotografías a la pupila de la Virgen de Guadalupe. Las amplía miles de veces y logra captar detalles imposibles de ser captados a simple vista. Y los detalles que aparecen en la Virgen de Guadalupe son: un indio en el acto de desplegar su ruana ante un religioso. Un franciscano en cuyo rostro se ve deslizarse una lágrima, un hombre con la mano sobre la barba en señal de admiración; otro indio en actitud de rezar, unos niños y varios religiosos franciscanos más. O sea todas las personas que según la historia de la Virgen de Guadalupe escrita hace varios siglos estaban en el momento en que apareció la sagrada imagen.
Lo que es radicalmente imposible es que un espacio tan pequeño como la cornea de un ojo situado en una imagen de tamaño natural, aún el más experto miniaturista lograra pintar todas esas imágenes que ha sido necesario ampliar dos mil veces para poderlas advertir.
¡Inexplicable! Fue lo que exclamaron los expertos al conocer la respuesta del sabio alemán Kuhn cuando comprobó que los colores de esta pintura de la Virgen de Guadalupe no eran ni minerales, ni vegetales, ni animales.
¡Inexplicable! Exclamaron lo sabios norteamericanos Smith y Callgan al comprobar que esta pintura carece de pinceladas y que esta tela ha durado 450 años sin dañarse, no tiene ningún preparativo que la conserve así.
¡Inexplicable!, radicalmente ¡inexplicable! Exclama el especialista Tonsman al referir en sus conferencias que con su máquina fotográfica de "digitalización ha logrado encontrar en las pupilas de la Virgen de Guadalupe las imágenes de todas las personas que estaban presentes el día de su aparición. El no se cansa de repetir: "¡Inexplicable. Totalmente inexplicable!
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