San Diego de Alejandría

La hora de Dios

Funerales del Padre don Luis Navarro Romero

Por Oscar Maldonado Villalpando

Siempre fue un hombre lleno de fortaleza, notable por su estilo sencillo, estoico... pero a la par amistoso y cordial. Hasta hace unos dos años, ejerció el servicio como Vicario General de la diócesis de San Juan. El día 3 de noviembre, el viernes primero, fue capaz de ir a León, Guanajuato para acompañar al Padre Demetrio Mena en el 53º aniversario de su ordenación, el día 15 de noviembre de 2006, estuvo presente en la concelebración de los compañeros del Señor Canónigo Bruno Mendoza. Comenta, el Canónigo don Gabriel Velázquez, que al regresar de este festejo se sintió mal, el señor Becerra también constató que se desmejoró en su salud.

A últimas fecha, de por sí, los compañeros del cabildo catedralicio, se turnaban para ir a visitarlo, a atenderlo, concelebraban con él. Precisamente el día 18, aproximadamente, tuvo un agravamiento y el señor Velázquez le dio la Santa Unción, hasta sentía que era el momento final, pero se dio una mejoradita. El señor Becerra celebraba la misa y en la capilla privada y el enfermo participaba escuchando las oraciones.

Un día lleno de significado

Las campanas en San Juan, las campanas de sonoras voces, llamaban a las primeras misas. Amanecía el día de Cristo Rey, fiesta establecida en 1925 por el Papa Pío XI, no se sabía nada. Pero al salir de la misa de seis, doblaron las campanas de la Virgen de San Juan llenando de consternación a los fieles. Don Gabriel pensó: se nos fue don Luis Navarro. Y así fue... había fallecido al amanecer de la fiesta de Cristo Rey, 26 de noviembre de 2006.

88 años, tres meses y siete días, fue el tiempo que Dios le señaló en esta tierra, nació en Etzatlán, Jalisco, el 19 de agosto de 1918. Ingresa al Seminario de Guadalajara y hace una carrera muy dinámica, pues para el día 12 de abril de 1941 es ordenado sacerdote por don José Garibi Rivera, antes de los 23 años legales, entonces se tuvo que tramitar la dispensa de edad por más de cuatro meses, un signo admirable de fortaleza cristiana y madurez sacerdotal, así era considerado, como correspondía a la realidad. Tres fue vicario y luego destinado a ser ceremoniero en la Catedral metropolitana de Guadalajara. Podemos decir que todo su ministerio sacerdotal lo dedicó a Los Altos, primero en Tepatitlán, luego Lagos de Moreno. Don Francisco Javier Nuño, primer obispo de San Juan, lo llama como Vicario General en 1972 y, desde entonces a este día vivió en la sede episcopal. Siendo una presencia importante, será justo recordar tantas cosas... pero desde Tepatitlán forjó su equipo misionero, que se transformó en regional; año con año beneficiaba con la Buena Nueva una parroquia del sureste mexicano en Chiapas... ¡gran labor misionera!

Sucedido su fallecimiento, el cuerpo fue llevado al templo de Tercera Orden, para ser velado y acompañado por el pueblo cristiano.
El día de su funeral, 27 de noviembre de 2006, también es vital en la vida diocesana, fecha para entregar el Nuevo Plan de Pastoral a las parroquias y sus agentes. El programa se modificó por este hecho tan especial.... A las 11 de la mañana en la Casa Juan Pablo II, en el auditorio se realizó la gran concelebración, presencia, momento trascendente, hora de Dios.

De ahí el cuerpo fue llevado a la Catedral donde esperaba el pueblo católico, los canónigos y funcionarios de la Mitra diocesana. Muy notable la presencia de Fray Felipe de Jesús Navarro Romero, sacerdote de la orden de nuestro Seráfico Padre San Francisco y de Monseñor, Fray Manuel Romero Arvizu, obispo emérito del Nayar, aquel hermano y éste primo del fallecido. Al salir de misa fue el sepelio.

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