Siete Días

Qué pena...

Por Georgina González Ontiveros

A mí me cae bien el profe Raúl. Como de mucha gente en Tepatitlán, fue mi profesor en la preparatoria y aunque hice muchos corajes porque no le entendía a la materia (me daba matemáticas) y me aburría tener que rezar un misterio completo cuando se trataba de la primera clase de la tarde, con sus chistes y sus “parábolas” (para enseñar, precisamente, las parábolas matemáticas) nos entretenía bastante y no sé como, pero aprobábamos, y al menos a mí me dejó buena impresión. Cuando ganó las elecciones del pasado julio lo entrevisté y me pareció, por sus respuestas, que su idea de gobernar era simplemente hacer las cosas con sentido común y no andar en la grilla como suele suceder con la mayoría de los gobernantes. Por eso ahora, que vemos cada vez más claro que no va a poder ejercer como presidente municipal por su muy delicado estado de salud, me da pena que a su alrededor haya tanta grilla y lo estén molestando tanto para ganarse la “herencia” de dirigir el ayuntamiento.

Todos lo sabemos, el profe Raúl está lamentablemente muy enfermo. Los paramédicos de la Cruz Roja que esta semana atendieron un llamado de la casa del profesor lo vieron y nos confirmaron que su estado es tal que ya no puede salir, no puede estar de pie, no puede caminar. ¿Y qué hacen sus colaboradores? En lugar de dejarlo descansar, se van a ir todos a su casa a realizar la sesión solemne de transmisión de poderes. La solución para su gente es muy clara: si el profe no puede ir a rendir protesta, ésta irá a donde está el profe. No importa lo mal que se sienta, el chiste es cumplir el protocolo.

Es una pena que, después de haberse revelado como un futuro gobernante con sentido común, tan escaso hoy en día, al parecer sin atenerse a las grillas y sin tener en la mente pagar facturas con puestos una vez que se hubiera convertido en presidente municipal, se haya vuelto, debido a una enfermedad que no había dado señales de existir cuando decidió lanzarse como candidato, precisamente en el centro de un estira y afloja entre sus colaboradores y allegados que tienen ahora la gran oportunidad de hacerse del poder dejando al profe Raúl a un lado, claro, una vez que haya rendido la protesta como alcalde. Dicen los que saben que la discusión sobre quien quedará en su lugar como presidente es tan complicada, que habría venido algún jefe panista externo, no de Tepa, a ponerlos en paz y decir quien se queda con qué hueso. Junto con eso, supongo, vendrán también cambios en la plantilla de funcionarios que se nombren este domingo, porque una cosa es ser gente del profe Raúl y otra gente de quien sea que vaya a quedar como interino, o suplente, según las circunstancias en que el profe deje el cargo. Ya lo verán el domingo, porque se tiene que ver, porque la sesión solemne será pública aunque sea por televisión, cómo forzarán al profe a recibir la estafeta de presidente municipal y cómo, días después, lo dejarán para hacerse del poder, luego de haberlo utilizado una vez que lo vieron alicaído para alcanzar un objetivo que no se merecían. Pobre profe Raúl, ya déjenlo en paz.

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