Sumario

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Poca madre

Podríamos llamarle desatención, falta de consideración o respeto, irresponsabilidad, ineptitud, indolencia. Podríamos usar los términos más correctos para tratar de no ser ofensivos, pero la expresión tan usual de "¡qué poca madre!" me parece que describe mejor lo que está haciendo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en una carretera federal de Tlaxcala.

Quizás la mayoría de los alteños lectores de este semanario no utilicen con frecuencia esa carretera, pero es bueno que sepan que está intransitable y sobre todo a qué se debe, lo viví en días pasados cuando viajé de Xalapa a Tepatitlán y como decía el Longe Moco: Fue horrible, fue horrible...

En el tramo comprendido entre Apizaco y Calpulalpan están supuestamente ampliando la carretera, lo cual está muy bien porque era muy estrecha y de sólo dos carriles para dar cabida a los miles de trailers y camiones pesados que por ahí pasan procedentes de Oaxaca y otros estados del sureste.

En dicho tramo ya de por sí era espantoso el tráfico por tanto vehículo pesado, había que circular a vuelta de rueda, pero ahora está peor porque las obras de ampliación se están haciendo con las patas, día y noche hay cientos, quizás miles de vehículos varados sin poder avanzar durante dos o tres horas o más, porque no hay manera de hacerlo ni autoridad alguna de la PFP tratando de auxiliar a los conductores.

Y es que, a diferencia de como se trabaja en otras latitudes cuando de ampliar alguna carretera se trata, que se deja en servicio la cinta asfáltica existente mientras se trabaja a los lados de la misma construyendo nuevos carriles, en este caso destruyeron totalmente la carretera que había, así que hay kilómetros y kilómetros de terracería -en muy mal estado por supuesto- por los que hay que circular a vuelta de rueda, y como nunca falta algún conductor desesperado que se lanza a rebasar sin importarle que se pueda encontrar con otro de frente, al ocurrir esto se vuelve un mazacote, un nudo en el que se atora definitivamente el tráfico en ambos sentidos.

Y ahí hay que estar parados, una hora, dos horas, tres horas o más sin que ninguna patrulla o agente de la PFP aparezca por el lugar para tratar de destrabar la circulación. Los traileros y otros conductores de plano apagan los motores de sus vehículos y se ponen a dormir un rato hasta que ocurra un milagro y se reanude la marcha de la larga, inmensa fila de vehículos que serpentea por entre las curvas de la carretera y que abarca varios kilómetros inmóvil, o circulando de cuando en cuando a vuelta de rueda.

Cuando regresaba yo de Tepa a Xalapa, luego de esperar unos 40 minutos a que avanzara un poco la fila de vehículos marqué el número de emergencia de la PFP para preguntar qué pasaba, porque ya habíamos pasado varios tramos en construcción, y nos contestó el oficial de guardia diciendo que había otro tramo igual en el kilómetro 100, y que mejor nos armáramos de paciencia porque tendríamos que estar ahí por lo menos dos horas más. Sentí que me lo dijo incluso con cierta satisfacción de su parte, como regodeándose de la desgracia de los conductores.

Si hubiera ahí una patrulla de la PFP organizando el tráfico no sería tan grave el problema, pero los agentes de la Federal Preventiva, antes Federal de Caminos, andan muy ocupados "mordiendo" a los camioneros en otros puntos del camino.

No sé cuál será la función de la Policía Federal Preventiva en las carreteras, supongo que la de cualquier otro cuerpo de policía de cualquier otro nivel de gobierno, la de cualquier policía pues, vigilar que no se cometan delitos y cuidar que haya orden; pero en el caso de la PFP solamente los he visto haciendo tres cosas, sirviendo de escoltas a algún alto funcionario (y vaya usted a saber a quién más), acudiendo a realizar un peritaje cuando hay algún accidente para ponerse de acuerdo con los conductores a ver quién da más, y parando a todo aquel que representa alguna posibilidad de obtener un ingreso para pedirle su licencia, tarjeta de circulación y demás documentos. Y claro, recibiendo el "reporte" de todos los traileros y camioneros que conocen ya el punto exacto en el que tienen qué "reportarse".

Nunca los he visto protegiendo a la ciudadanía ni metiendo el orden cuando hay desorden, como en este caso en la carretera de Tlaxcala, ahí que se jodan los conductores y que esperen hasta que, repito, ocurra un milagro y se destrabe el tráfico por sí solo.

Qué poca madre de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes al permitir que las compañías constructoras destruyan totalmente los carriles existentes y desquicien el tráfico en las carreteras; y de la Policía Federal Preventiva, en este caso concreto del destacamento en Apizaco, Tlaxcala, a la que le importa un comino, le vale madre pues, lo que pase en su jurisdicción con el tráfico vehicular, ellos andan en lo suyo, "mordiendo" a quien se deje y los demás que se jodan. ¡Qué poca madre! de veras...

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