"Camina trenecito que pa' Atotonilco voy"

Por Jesús Arrieta

La histórica vía, o se vuelve un tren turístico, o se vende como fierro viejo.
Si al compositor de la canción que ha proyectado a Atotonilco hasta más allá de las fronteras, lo hubiesen inspirado algunos demonios de la corrupción "El trenecito" no hubiese entrado en la historia llevando cargada toda la identidad histórica de la paradisíaca ciudad de los veneros.
Símbolo que todos los gobiernos que han pasado por la presidencia abandonaron en la dejación del deterioro, con los oídos sordos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que también negaría en su movimiento "una vigilancia de los fondos para el mantenimiento" de esa vía férrea, que nadie sabe si siquiera se aplicaron; o desaparecieron entre las codicias de los grupos de poder, que bien sabían del deterioro.
El caso ahora llega a un punto detonante, se sobrecalentó al saberse que ya no traen chatarra ni vía inservible, sino patrimonio histórico de los atotonilquenses, se planea desmantelarlo para venderse todo el material como fierro viejo; sin aclararse quién sería "el gerente de ventas".
Lo misterioso coincide con la convocatoria del ejecutivo federal que promueve a brazo partido un México de mayor transparencia, según lo han difundido los medios de comunicación luego de celebrarse "la semana nacional de la transparencia" para acabar con las truculencias que todavía suceden al interior de algunos sectores ocupados por la clase gobernante que no quiere soltar "algunos cortes de filete jugoso" heredados de la corrupción.
Porque en lo que se refiere a "venderse" lo que se recoja del desmantelamiento del trayecto férreo Atotonilco-Ocotlán; sería también un sinnúmero de toneladas de piedra triturada, que junto con rieles y clavería sumarían un gran operativo comercial, por supuesto bien suculento para los que chacalean con los testimoniales históricos y patrimonios culturales, que en esta región se vio destruir construcciones prehispánicas para vender piedra para cimientos.
Eso sin que ningún regidor de "cultura" ni munícipe, por carecer de sensibilidad cultural, moviesen ni un dedo para detener saqueos y demoliciones que hasta instalaron una trituradora de material pétreo.
La ciudadanía que por un milagro de iluminación divina, ha visto que le tocan el alma, con el intento de vender como fierro viejo: el factor de su identidad étnico-cultural, levanta su bandera no del partido, sino la de la identidad que al compositor de su himno popular se le ocurrió fuese el trenecito; que al síndico de la actual administración se le antojó para ser preocupación de puros "viejos de la tercera edad"; opinión también apoyada por los abilderos, que al no entender el significado de la "identidad de la cultura regional" dejan el agua correr, al otear el olor de los dineros del posible desmantelamiento de ese símbolo histórico.
Cabiendo aquí el intento de exponer el valor que culturalmente tiene la controversia, sin ninguna pretensión de "ganar imagen política" citaremos el dicho popular de que "tanto peca el que mata la vaca, como el que le sostiene la pata", sólo para que los habitantes vean con transparencia a los que van a "politizar la guayaba" para ganarse voluntades de ciudadanos que luego se hace agitación desestabilizadora; la que no alcanza a los que desde toda su vida hicieron nada por rescatar ese patrimonio cultural. Y ahora sí manosean para hacerlos su trampolín de politiquerías.
Los patrimonios culturales e históricos no son propiedad de gobiernos, ni coleccionistas ni instituciones; pues pertenecen a la nacionalidad, que ostenta cada uno de los habitantes de la región; por lo tanto todos los instrumentos públicos (de la gobernabilidad), son salvaguardas y nunca especuladores de provecho para tal o cual sector que apetece botín.
Lastima sensibilidades, decir que los congresistas que por los partidos más fuertes en el área (PAN-PRI) hemos tenido; jamás que se sepa, enfrentaron ese desafío que hoy -según las palabras del síndico- alguien ha estado llevándose; sin que se conozca la identidad de quienes están cometiendo ese ilícito, que en cuanto al material que desaparece, la judicatura federal calificaría con la mano en la cintura como robo, simple y terminantemente.
En sana inteligencia, el patrimonio de la identidad histórica plasmada en la famosa composición musical, no será pues "preocupación de pura gente de la tercera edad" sino interés colectivo que si bien se ha de desmantelar, lo será para en su lugar instalar un moderno tren turístico que se desplazaría en una vía totalmente nueva, con la aportación económica de las transnacionales que allí han instalado y comprado las compañías más importantes en la producción tequilera.
No inventando el hilo negro precisamente, pero sí aprovechando los factores que por falta de creatividad no se han estructurado como un gran proyecto turístico; el que se puede enriquecer con un buen planeamiento sobre las aguas termales, que algún "malicioso grupo de poder" sepulta desde hace décadas, para arrebatar al caserío vecino de las termas que significan un ambicioso proyecto de hotelería, conectado con la vía férrea, que con una nueva estación ferroviaria más al poniente, sacarían del atraso a esta ciudad junto con sus risueños pueblos circunvecinos; que en poco o en mucho comparten la fisonomía colonial del tequilero Atotonilco.
Futuro del esplendor que dará lustre a la historia olvidada y un mejor nivel de vida para los habitantes que todavía no saben que tienen un diamante colonial por pulir, si todo esto no cae en la fauces feroces de los grupos del poder amafiado.
Esto convoca el despertar de una conciencia histórica y la atención de los dos diputados blanqui-azules que en este asunto no deben soterrar, ni permitir que se vuelva nueva un botín de las facciones políticas, con el pretexto de la vía carretera Atotonilco, Cóndiro, Ocotlán.

Publicar un comentario

0 Comentarios