Panorama de Arandas



Por Rubén Arias Barajas

Semana nacional de la Familia

Vaya para Ustedes el saludo semanal de costumbre.
Es loable que se haya señalado esta fecha para dedicarla a la Familia, núcleo primordial que da cohesión a la Sociedad de este País y de cualquier parte del mundo y que por cierto está perdiendo su gran valor, cosa que a todos debería preocuparnos debido a las graves consecuencias sociales que se comienzan a ver comúnmente.
La Autoridad de este País, los Padres de Familia, los Maestros y Sacerdotes, deberíamos todos tomar muy en serio los temas que en diferentes ámbitos se tratan relacionados con la familia, pues cada vez es más frecuente ver que los jóvenes tengan poca comunicación con sus familias y más con las computadoras o la televisión, los que se han convertido, sin querer, en los formadores de los niños y adolescentes y la verdad es que poca confianza se puede tener en ello.
Cada vez es más frecuente escuchar las quejas a todos los niveles en donde se señalan las graves diferencias que existen entre las nuevas generaciones con las anteriores, pues palabras o valores como el respeto, el reconocimiento a la Autoridad de los Padres de Familia, a la mujer, a la historia y costumbres y tradiciones de los pueblos, la moral y otros valores más, parecen ser tomados muy poco en cuenta por las nuevas generaciones.
Si los adultos no ponemos mucho de nuestra parte, la familia seguirá desintegrándose y los hijos seguirán dándole valor a costumbres y tradiciones que nos son ajenas y que poco aportan dada nuestra Idiosincrasia. No con esto quiero decir que debe detenerse el progreso y la evolución hacia la modernidad, de las nuevas generaciones, por supuesto que no. Simple y sencillamente, debemos entender que las cosas no están funcionando bien si nos fijamos en lo siguiente.
Asuntos como la depresión, los suicidios, los divorcios, las relaciones no solo extra-maritales, sino ahora también en algunos lados la permitida Sociedad en Convivencia que permite legalmente la unión de 2 personas del mismo sexo, son cosas que ya empezamos a ver con naturalidad y de manera cotidiana, cuando resulta que algunas de esas actitudes o acciones, son francamente aberrantes por decir lo menos.
La desintegración familiar, pues, resulta en un grave peligro para la sana convivencia y educación de las futuras generaciones que crecerán con la ausencia de muchos valores y una identidad no bien definida respecto del rol y el compromiso que tenemos que jugar todos, niños, adolescentes y adultos en un mundo mucho más competitivo y difícil por el asunto de la globalización.
Todavía, considero, es buen tiempo para actuar en consecuencia. Nos leeremos en la próxima entrega.

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