Siete Días


¡Falta!

Los conflictos entre profesores y padres de familia se dan en todos lados, pero en las escuelas públicas parece que se da más, porque la disciplina para los profesores es mucho más relajada que en las privadas, por la simple y sencilla razón de que en las públicas, si se trabaja o no, de cualquier manera hay pago; y en las privadas, el maestro que falta no recibe el sueldo de la clase que perdió.

Pongamos el ejemplo a la primaria de la colonia Jardines de la Rivera, Francisco Medina Ascencio: de todos los viernes del año escolar que se han sucedido de agosto pasado a la fecha, la escuela entera ha suspendido clases unos diez, más o menos (el resto de los viernes salen a las 12 del día), pero a eso le debemos agregar los días que falta cada profesor de forma especial, con lo que un grupo entero falta mientras el resto de los grados sigue teniendo clases.

En esa primaria la directora, muy atinadamente, impuso la disciplina de no dejar entrar a nadie que llegue después de que se toca el última timbrazo de entrada, a las 8:30 de la mañana. Y no hace excepciones, aunque el alumno que se quedó fuera llegue un minuto después y el maestro comience a realmente dar clases a las 8:40; aunque el alumno que se le hizo tarde por uno o dos minutos nunca había llegado tarde anteriormente. Y eso está muy bien. Sin embargo, si de prohibirle la entrada a un niño que llega un minuto tarde por causas de fuerza mayor se trata, pues entonces habría que revisar qué sanción se le aplicará a los profesores que suspenden clases, a veces sin avisar, porque tienen otras cosas que hacer.

Entre permisos, faltas permitidas en base a “logros sindicales”, reuniones en el sindicato y asistencias obligatorias a cursos y talleres (que personal de la Delegación Regional de Servicios Educativos ya me informó que ni son tantos éstos últimos), todas las faltas de los maestros son “justificadas” y a los niños se les suspenden las clases al menos cinco días extras de cada mes, más los días festivos. Durante mayo, en el caso de mi hija que está estudiando la primaria, en el superpuente del 10 al 15 de mayo, su grupo faltó desde el 9, porque el profesor llevó a un grupo a un concurso del coro del himno nacional. Pero el problema no es que falte el maestro, sino que no haya sustituto. Entre las madres de familia del grupo de mi hija nos preguntamos por qué cuando el maestro falta la directora no les da clases (como ya lo ha hecho en ocasiones y muy bien, dicen los niños, porque enseña jugando), y alguna explicó que se debe a que los dos acuden a las reuniones del sindicato.

A mí me parece excelente que se fomente la disciplina en el horario, aunque la regla del timbre se la hayan aplicado a mi hija también. Así debe ser y qué bueno que la directora sea estricta en ese sentido, pero la disciplina debe ser pareja, los niños no deben quedar sin clases, alguien debe quedarse en la escuela con ellos. ¿O es que los queremos enseñar a faltar cuantas veces se pueda, siempre y cuando se pueda cobrar el cheque del sueldo completo? No se vale.

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