San Diego: Ladrillo a ladrillo se completa obra del Santuario de Cristo Rey

Por Oscar Maldonado Villalpando

Algunas veces no es tan difícil que un gobernante, un líder religioso llegue a un pueblo y emprenda "su o sus obras", lo menos frecuente es que haya acuerdos, conocimiento de los procesos de cada pueblo, aceptación del gusto y deseos de una comunidad.
Al empezar todo es maravilloso, solamente debemos recodar el tiempo de campañas, pero después, es difícil cumplir y hacer cosas que efectivamente promuevan a los pueblos. Es la demencia de las campañas, cuando ya se llega el tiempo de trabajar, entonces hay muchas dificultades, las cosas no son como se pensaban. A lo mejor quien proyectaba hacer castillos fabulosos, a la hora de la verdad, no le alcanza ni para cumplir, decentemente, con las labores mínimas; como serían los servicios elementales, agua, aseo, seguridad, funcionamiento de las estructuras ordinarias.
Todo eso suele suceder, todo eso se acostumbra decir, pero se supone que para eso se preparan las personas tanto en el gobierno como en la Iglesia, para superar las dificultades y servir superando todas las dificultades habidas y por haber.
Da gusto que la obra de la Peñita que ya tiene su buen tiempo de historia, los 50 años que están por cumplirse para este 17 de septiembre, está siendo atendida. Fue, en su momento, una idea grandiosa y se invirtió grande esfuerzo, pero se nos pasaron algunos años sin ponerle mano. Actualmente la obra está viva, se está trabajando en importantes proyectos que completan lo que es el Santuario a Cristo Rey.
Cerca del Santuario se construyen instalaciones de servicio, lugares de reunión, casa para sacerdote. Habrá luego jardines, campos de juego, accesos cómodos. La propiedad de la Peñita son diez hermosas hectáreas en lo alto de los llanos. La propiedad está rodeada por las granjas de don Alfonso González. Esa fracción del Santuario fue donada por la familia del Padre Juan Pérez Gallegos, antes de que se vendiera la totalidad del rancho, el dinero obtenido por la venta se invirtió en la edificación del monumento.
Ahora el nuevo Padre vicario está empeñado en responder a esa ilusión y piedad históricas de San Diego de Alejandría; por eso está poniendo todo su empeño reuniendo fondos para la obra y coordinando los trabajos. Bien sabemos que esa es la labor que le corresponde, de encabezar y coordinar. Es evidente que son las personas de buena voluntad las que llevan adelante la obra, a veces ni siquiera serán los más ricos, son todas esas personas, sin que la cuantía de sus bienes, sea el factor más influyente. Debe ser su devoción, su comprensión, su capacidad de abrirse a estos sueños y
proyectos, que son benéficos en todos los aspectos. En el aspecto espiritual se fomentan los valores superiores, la cercanía a lo religioso, en lo material también engrandecen a la comunidad, porque un centro de devoción trae beneficios aún en lo económico.
Emprender o continuar una obra no es tarea fácil para nadie. Primero se supone lanzase a hacer las cosas, luego implica resistir las reacciones negativas que, con frecuencia, vienen de quienes menos apoyan o ayudan, aunque se expresen en términos de "gastamos mucho, nos piden demasiado, no
nos alcanza, etc.
La Peñita sigue adelante, en este año preparándose para sus Bodas de Oro.

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