Sumario: ¿Cuál es su fobia?



¿Cuál es su fobia?

"Prohibidos los cohetes", decía el jueves el encabezado de una de las noticias del día, según la cual el ayuntamiento de Xalapa la capital veracruzana no ha dado ningún permiso para la venta de éstos durante la temporada decembrina, por lo que cualquier lugar que sea detectado comercializando esos productos será sancionado.

Me gustó, porque entre otras fobias tengo esa que consiste en la aversión al estallido de los cohetes. No lo soporto, me molesta, es obsesivo mi rechazo al ruido que provocan las explosiones de los cohetes. Tanto que cada vez que me entero por las noticias de algún accidente provocado por estos, en el cual murieron tantas más cuantas personas, me da gusto y desearía que hubieran muerto más, todas las que fabrican, venden, compran y los hacen estallar, quisiera que se murieran.

A ese extremo llega esta fobia que no sé ni cómo se llama, no la encontré en el diccionario, la más cercana es la sonofobia o aversión a los ruidos fuertes, pero no, porque con los rayos durante una tormenta eléctrica no tengo ningún problema, ni me molestan ni les tengo miedo.

El diccionario tiene dos definiciones para la palabra fobia: "Aversión obsesiva a alguien o a algo", y "temor irracional compulsivo". Yo me quedo con la primera porque los cohetes, como los rayos, tampoco me intimidan, no les tengo un "temor irracional", simplemente me provocan aversión, que según el diccionario es el "rechazo o repugnancia frente a alguien o algo", como quien siente lo mismo ante las serpientes o simplemente hacia los espacios cerrados.

Y tengo ese problema con los cohetes de todo tipo, tanto los que estallan en el cielo como los que hacen estallar los chamacos -y algunos adultos también- en esta temporada y a los que algunos llaman palomas, éstas, o éstos me molestan más desde que en una ocasión, cuando mis hijos eran pequeños, a mi hija le estalló una en la mano, por más que le decíamos que no jugara con eso porque era peligroso lo siguió haciendo, hasta que no le dio tiempo de arrojar una y le provocó quemaduras. Santo remedio, jamás volvió a jugar con cohetes.

Y los otros también. Si vive o trabaja uno cerca de un templo o iglesia, cuando son las fiestas patronales es un tormento. Yo viví un tiempo en un hotel de Tepa, frente a la parroquia de San Francisco (plaza de armas de por medio), y a finales de septiembre y principios de octubre era aquello la locura. Antes de las 6 de la mañana saltaba de la cama al escuchar el primer estallido, y a partir de ese momento ya era imposible dormir, porque cada 15 minutos lanzaban docenas, cientos de cohetes y no hallaba dónde meterme para no escucharlos.

Y para colmo después trabajé en la oficina del 7 días que está a espaldas del mismo templo y lo mismo... me encontraba muy tranquilo escribiendo en la computadora cuando de pronto el ¡¡pum!! que me hacía saltar de la silla; ya no podía trabajar, porque con cada estallido se cimbraba el edificio y me la pasaba mentando madres, mejor me salía de la oficina hasta que pasara la tronadera.

Por eso el jueves me dio gusto saber que según el regidor Jorge Landa Rivera, quien tiene la comisión de Protección Civil en el ayuntamiento de Xalapa, éste no va a permitir la venta de cohetes y que las tiendas, misceláneas o puntos de venta que sean detectados cometiendo esta infracción, serán sancionados con una clausura temporal o definitiva.

Esto -dijo- para proteger a los niños y a la población en general, ya que, o bien les pueden estallar en las manos a los primeros, o pueden ir a explotar junto a un tanque de gas, lo que pudiera ocasionar una desgracia mayor.

Como quiera los cohetes se van a seguir fabricando, vendiendo, comprando y haciéndolos estallar con prohibición o sin ésta. Lo que pasó en el Puerto de Veracruz hace algunos años cuando en una serie de explosiones murieron un montón de personas en pleno centro de la ciudad, frente al mercado Miguel Hidalgo, ya se les olvidó, y si aún lo recuerdan les vale... Es una costumbre nefasta -para mí- que difícilmente algún día terminará. Porque la Iglesia dice que es alegría... órale pues, sigan alegres y síganse matando con los malditos cohetes.

Pero ya es un avance que la autoridad civil prohiba su venta, aunque no la compra, y que vigile y sancione a quienes los venden. Si no se mochan, claro...

Para mi fobia, por lo menos, es una buena noticia. Ahora bien, ¿qué tanto derecho tengo a tener esa fobia?, ¿puede cada quien tener las fobias que quiera?, ¿por qué algunas son mal vistas, criticadas, reprobadas, condenadas...? Como la homofobia por ejemplo, o como la xenofobia...

Si yo siento aversión o rechazo a los homosexuales, eso está mal; pero si alguien padece alektorofobia o aversión hacia los pollos ni quién diga nada. Si a mí no me gustaría que alguien que se llama Ezra Shabot Askenazí (evidentemente extranjero) fuera consejero del IFE, eso sería xenofobia y me llamarían Torquemada y me pondrían como lazo de cochino por mi supuesta aversión a los extranjeros; pero si alguien tiene equinofobia o aversión a los caballos ni a quien le importe...

¿Por qué son tan mal vistas y reprobadas algunas fobias?, ¿es que las hay nocivas para los demás e inocuas para todo el mundo? ¿Mi fobia por los truenos de los cohetes de cuáles es, de las primeras o de las segundas?, porque yo deseo que se mueran todos los que fabrican, venden, compran y hacen explotar los cohetes, ¿les causo algún daño con eso?, ¿se van a morir nomás porque yo lo deseo? Tengo para mí que el daño que les causo es tanto, como el bien que le hago a alguien cuando le deseo que tenga un buen día al saludar, o que se restablezca si está enfermo, o que tenga un buen viaje; aunque el deseo sea sincero, ni va a tener un buen día, ni se va a aliviar, ni le va a ir bien en su viaje sólo porque se lo desee alguien que lo aprecia. Igual los cohetófilos no se van a morir porque se los desea un cohetófobo como el que escribe. ¿Qué daño les causa mi fobia entonces...?

¿En qué les afecta a los homosexuales mi homofobia?, ¿tengo o no tengo derecho a sentirla? Ellos, los que nacieron con órganos masculinos, sin duda padecen eurotofobia que es el miedo o la aversión a los órganos genitales femeninos; y heterofobia que es la aversión al sexo opuesto. ¿Y qué con eso?, muy sus fobias...

Hay quienes le tienen aversión al polvo, los amathofóbicos; o a los gatos, los elurofóbicos; existe
la entomofobia o aversión a los insectos; la hemofobia o aversión a la sangre; los chorofóbicos que le tienen miedo a bailar, los ergofóbicos al trabajo (de esos hay muchos), los herpetofóbicos que les causan aversión los reptiles; hay quiénes le tienen aversión o miedo a los ratones, a la obscuridad, a la altura, a los espacios cerrados, a los abiertos, a los microbios, a hacer el ridículo, a la soledad, a los truenos y relámpagos... todas esas son fobias y tienen su nombre que las identifica.

¿Quién, que sea creyente religioso, no es hadefóbico? que significa miedo al infierno. ¿Qué hombre sesentón no es medomalacufóbico, o sea que no tema perder una erección?; o ¿qué mujer normal no es obesofófica, que no le tema a aumentar de peso?, ¿cuál no padece la rhytifobia que es el miedo a tener arrugas? Pocos son los hombres casados que no tienen pentherafobia que es la aversión a la suegra.

Bueno, hay quienes tienen caligynefobia que es el miedo a las mujeres hermosas; o dishabiliofobia que es el miedo a desnudarse delante de alguien; paraskevedekatriafobia o miedo a los viernes 13; glossofobia es el miedo a los discursos o a intentar hablar en público; y la hippopotomonstrosesquippedaliofobia el miedo a las palabras largas. Lo que no conozco es a ningún chrometofóbico que le tenga miedo al dinero.

Pero nadie le hace mal a nadie con sus fobias, ¿por qué entonces el homofóbico es tan criticado y tan condenado por su fobia? La fobia, como tal, me parece que es inofensiva. Que de alguna de ellas se puedan derivar agresiones, marginación o discriminación, eso ya es otra cosa. Pero ya hasta se está legislando para legalizar la discriminación, de los fumadores para empezar... ¿Entonces cuál es el problema? Cada tema con su loco y cada loco con su fobia. O no...

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