Por Oscar Maldonado Villalpando
San Diego de Alejandría, Jal.- Casi improvisadamente, se corrió la noticia que las reliquias del Santo estarían de paso en esta parroquia el domingo 10 de febrero de 2008, a las 11 de la mañana, llegaron al Santuario de Guadalupe, con destino a la parroquia del Señor de La Piedad de Purísima, Gto., donde se dedicará un templo al Santo tan estimado en la región. Por eso se concedió la visita a San Diego de Alejandría. Las personas empezaron a ocurrir en gran cantidad.
A las 12 del día de este domingo, los fieles se reunieron para realizar la peregrinación a la Peñita, el punto de partida fue la Cruz de los Niños que o Parque de la Presa. Con gran entusiasmo y devoción los hombres, los jóvenes, las muchachas, no se diga las señoras, pero también muchos niños, y las señoras con niños de brazos y en carriolas. Es una caminata considerable de más de hora y media y cuesta arriba. Al fin arribaron a lo alto donde se ubica el monumento a Cristo Rey glorificado.
El padre vicario, Álvaro Lomelí organizó la celebración ante una notable asistencia, se pidió por los enfermos y emigrantes del pueblo, para que Dios, por intercesión de Santo Toribio les conserve la fe, les dé salud y les ayude cuide su trabajo, en este difícil tránsito de la economía que amenaza afectar a las familias que están por acá. Muy notable también la presencia del Padre Juan Pérez, que anda en sus 90 años, y acudió con fervor, también pidiendo por su salud y fortaleza, ya que para el día 26 de abril celebrará sus 65 años de sacerdote acompañado por el Cardenal Sandoval.
Asuntos muy importantes. Cientos de personas llegaban a venerar las reliquias. Casi estuvieron hasta las cinco de la tarde. De ahí pasaron al templo parroquial de la Inmaculada Concepción. Otras muchas personas tuvieron la feliz oportunidad de estar cerca de las reliquias. El lunes 11 en la misa de 6:30 a.m., fueron despedidas las reliquias, después de encuentro tan significativo en esta parroquia.
Ha sido un acontecimiento que renueva y que remueve la fe de muchas personas que, de esta forma se sienten incluidas y participantes en su fe.
San Diego de Alejandría, Jal.- Casi improvisadamente, se corrió la noticia que las reliquias del Santo estarían de paso en esta parroquia el domingo 10 de febrero de 2008, a las 11 de la mañana, llegaron al Santuario de Guadalupe, con destino a la parroquia del Señor de La Piedad de Purísima, Gto., donde se dedicará un templo al Santo tan estimado en la región. Por eso se concedió la visita a San Diego de Alejandría. Las personas empezaron a ocurrir en gran cantidad.A las 12 del día de este domingo, los fieles se reunieron para realizar la peregrinación a la Peñita, el punto de partida fue la Cruz de los Niños que o Parque de la Presa. Con gran entusiasmo y devoción los hombres, los jóvenes, las muchachas, no se diga las señoras, pero también muchos niños, y las señoras con niños de brazos y en carriolas. Es una caminata considerable de más de hora y media y cuesta arriba. Al fin arribaron a lo alto donde se ubica el monumento a Cristo Rey glorificado.
El padre vicario, Álvaro Lomelí organizó la celebración ante una notable asistencia, se pidió por los enfermos y emigrantes del pueblo, para que Dios, por intercesión de Santo Toribio les conserve la fe, les dé salud y les ayude cuide su trabajo, en este difícil tránsito de la economía que amenaza afectar a las familias que están por acá. Muy notable también la presencia del Padre Juan Pérez, que anda en sus 90 años, y acudió con fervor, también pidiendo por su salud y fortaleza, ya que para el día 26 de abril celebrará sus 65 años de sacerdote acompañado por el Cardenal Sandoval.
Asuntos muy importantes. Cientos de personas llegaban a venerar las reliquias. Casi estuvieron hasta las cinco de la tarde. De ahí pasaron al templo parroquial de la Inmaculada Concepción. Otras muchas personas tuvieron la feliz oportunidad de estar cerca de las reliquias. El lunes 11 en la misa de 6:30 a.m., fueron despedidas las reliquias, después de encuentro tan significativo en esta parroquia.
Ha sido un acontecimiento que renueva y que remueve la fe de muchas personas que, de esta forma se sienten incluidas y participantes en su fe.
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