Hospitalaria y noble Parroquia de San Diego de Alejandría

Por Oscar Maldonado Villalpando

Señales de bendición en cada casa. Historias de devoción, de fervores. Fiestas rumbosas, tardes de pistolas y tequila. Estampida de sustos en la memoria de las niñas y niños. Todo lo que vive un pueblo, apacible regazo de los patios, saludo de zaguanes perfumados con malvas rojas y geranios tintos.

San Diego de Alejandría sobrevive a la inclemencia, al embate del tiempo ingrato y altanero. Pero hoy, 26 de abril de 2008, se engalana de fiesta. Es la fiesta de uno de sus hijos, el Padre Juan Pérez Gallegos. Gracia y favor del Señor han sido los años, uno tras otro. Desde un 20 de octubre de 1918, ya casi 90 años, desde entonces Dios ha mostrado bendición sobre su hijo. Consuelo y valor para vivir entre la polvareda, el rayar de los caballos, el zumbido de las balas en tiempos de la Cristera.

Y empezar épocas nuevas, San Juan, Lagos, San Julián y Guadalajara en la escuela sacerdotal del seminario que ensayaba caminos, que fijaba cimientos. Eso de octubre de 1931 a un luminoso 24 de abril de 1943, en la catedral de Guadalajara, Sacerdos in aeternum, reza la liturgia. Se han ido 65 años en esto y en lo otro, en las misas, levantando el templo de San José en Arandas, encomienda preciada de don José Garibi.

Sucesor de la púrpura, don Juan Sandoval Iñiguez, ha querido venir como ofrenda, por las cosas buenas, por el alma desprendida, por Juan Pérez que ama la Iglesia, que ama a los seminaristas porque nunca ha dejado de verse en ellos, no se le olvidan las necesidades, el estado de lucha permanente, el hacerse cada día, el entregarse con amor.

Hoy es la fiesta en La Peñita, Santuario de Cristo Rey, lugar de los cristeros. Hoy San Diego de fastos, de fiesta, de regocijos. También porque el Señor Cardenal está cumpliendo, el 30 de abril, 20 años de ser elegido obispo de la Iglesia. Estamos celebrando. Estamos hoy contentos por tantas horas tristes de la vida. Damos gracias juntos.

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