Los carros alegóricos

Por Juan Flores García

Nuevamente tenemos en nuestro Tepa las fiestas abrileñas para honrar al Señor de la Misericordia. Ha sido tradicional, según nos cuenta la historia, que desde el año de 1852 las autoridades eclesiásticas y civiles acordaron, con gran gusto del pueblo, sacar del Santuario el 28 de abril a la venerada imagen del Señor de la Misericordia, en medio de grandes manifestaciones de devoción popular por la calle principal de la población y llevarla en procesión al templo Parroquial en donde, como en estos tiempos, era recibida con aclamaciones de alegría y devoción por aquel gentío que inundaba la ciudad.

Estas grandiosas manifestaciones que terminaban con el regreso al Santuario el 29, se vinieron repitiendo hasta fines del siglo antepasado, en que comenzaron a interrumpirse por la hostilidad de las autoridades locales traídas de Guadalajara, que trataban de hacer efectivo el cumplimiento de las injustas e impías disposiciones que impedían en la República la libertad religiosa.

En el siglo pasado hasta el año de 1922 sólo cuatro veces salió en procesión la Santa Imagen, hasta que después de una interrupción de 21 años, en 1943 con gran alegría recibimos la noticia de que volvía a salir el Señor los días 28 y 29 de abril. Desde entonces es tradicional que el primer domingo de abril se haga un repique a las 2:00 de la tarde para anunciar la salida del Señor de la Misericordia.

Así pues a partir de ese año en que fue precedido por cuatro carros alegóricos artísticamente adornados, el señor salió entre las aclamaciones, cánticos y alabanzas de las multitudes de fervientes devotos que se apiñaron en las calles. La decoración de estos carros estuvo a cargo del artista muralista jalostotitlense don Rosalío González, quien plasmara en el interior de la Parroquia esos hermosos murales que son La Rebelión de los Ángeles y el Juicio Final, así como los retablos que están en los muros de la cúpula central. El nunca olvidado Señor Cura Reynoso se encargó de organizar los preparativos para la fiesta y formó una comisión de festejos encabezada por el incansable padre don Fidel Palacios.

Para esto ya había contratado don Rosalío a un grupo de carpinteros compuesto por algunos ayudantes que bajo su dirección, comenzaron a formar los carros.

Entre algunos de estos trabajadores nos acordamos de Ángel Ruvalcaba, Luis Barba, José Gómez, Carmen Durán y su hermano, Antonio Lerma y su hermano. El trabajo era arduo, el día 2 ó 3 del mes de abril comenzaron a trabajar y ya por aquel entonces todo se hacía a mano, el trabajo de carpintería era más tardado y laboraban desde muy temprano hasta entrada la noche.

Mucho alboroto causó la noticia de la salida del Señor, que ansiosos esperábamos que llegara el día. Estos cuatro carros alegóricos tenían que ser el principio de la superación en lujo para los años venideros. Cada personaje que se representó fue cuidadosamente escogido el vestuario de finas telas que lucieron las bellas damas y los jóvenes, hacían vivir al personaje bíblico que les fue encomendado. Seguros estamos que aún quedan algunos honorables caballeros y respetadas damas que en aquel primer año participaron en esa procesión del Señor de la Misericordia y recordarán con orgullo aquellas inolvidables tardes en que fueron figuras vivientes para honrar a nuestro divino crucificado.

En 1944 no hubo carros alegóricos, en este año era Presidente de la Cooperativa Camiones de los Altos el joven don Ramón Jáuregui, quien deseando dejar un recuerdo duradero de su propia devoción al Señor de la Misericordia, así como de la Cooperativa que representaba, tuvo la idea de mandar componer un himno al Santo Crucifijo y cuya ejecución fue encomendada al R.P. Maestro den Fr. Serafín, O.F.M. que escribió también la letra de la mismo himno. A juicio de los peritos, la música es correcta, sencilla y piadosa. En ese año no fue posible cantarlo para las fiestas de abril, porque para esa fecha no se había obtenido la aprobación eclesiástica, pero después se empezó a ensayar y actualmente ya lo canta el pueblo.

A propósito de esas fechas, justo en el año de 1946 se colocó el púlpito de madera de cedro precisamente para las fiestas de abril, desde donde los grandes oradores invitados a la fiesta nos dedicaban aquellos tan encendidos sermones que llegaban hasta lo más profundo de nuestra alma. En el mes de septiembre se acabó de instalar el comulgatorio de mármol y su puerta de latón. Justo es mencionar que el grupo de personas que inició el arreglo de los carros alegóricos lo siguieron haciendo hasta el año de 1958, y por eso decimos que así fue Tepa en el tiempo.

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