+ Si no espinara el nopal...
+ Qué poca m... en Morelia
Por Fabiola González Ontiveros
¡Qué 15 de septiembre tuvimos! Aunque bueno, en realidad si se supone que todo el relajo fue el 16 de septiembre de 1810, no sé porque el Grito es el 15, tal vez porque fue en la madrugada para amanecer el 16. Pero como sea, un año más dizque lo celebramos.
Para empezar, el día no pintaba bien. Nublado en la mañana y lloviendo por la tarde, una lluvia muy méndiga por cierto, no estaba muy fuerte pero tampoco era una brisita inofensiva precisamente.
Yo no tenía muchas ganas de ir… ¿Como para qué? -pensé-, va a llover y así ni me voy a poder arreglar y nomás me va a dar coraje, sin mencionar el hervidero de gente que nomás está haciendo ruido, no voy a poder caminar mucho y voy a tener que estar huyendo de los cholos que gritan peladez y media… ya me la sé.
Pero sólo por no dejar, fui. Hacía un poco de frío, pero como que el pueblo le dio también un poco de lástima a San Pedro y la lluvia y cesó, lo que no creí que fuera a suceder.
Cuando llegué había, lo que ya sabía… demasiada gente concentrada en las dos plazas, pero como que ya sabemos que los grandes se van a la Plaza de Armas y la muchachada a la Morelos, a la que prefiero llamarle “el cuadrito”, es cuando sin querer te encuentras a muchísima gente conocida y pues ahí se hacen las bolitas a la hora del Grito.
A la Plaza de Armas, en la que se supone que es el desmadre, ni me acerqué. Lo menos lejos que llegué fue a la Benavides, ni supe qué era lo que estaban haciendo, me pareció que estaban tocando o algo así, y desde los escaloncitos de la farmacia se veía cómo las cabezas de la gente se movían en masa, era una ola humana. Mis amigas y yo nos desesperamos y nos fuimos al cuadrito.
Al igual que cada domingo, la gente se entretuvo dando la vuelta en coche, nomás a ver a quién se encuentran, presumirse y criticar. Pero el 15 de septiembre agarran la camioneta más grande que puedan y la llenan de amigos con matracas y cornetas y ahí andan, haciendo escándalo por toda la ciudad. Muchos adornan sus vehículos con milpas como símbolo mexicano. Nomás porque los nopales tienen espinas, si no yo creo que también se los llevarían.
Andan en sus caballos también, con el tequila en la mano gritando y dando espectáculo con el pobre animal que tiene que estar aguantando borrachos en el lomo, ya lo había dicho antes, pero es que me da coraje, me da coraje...
Es raro, pero parece como si fuera un desfile, de hecho llegó un tipo conmigo, con su trago en mano, que ya se veía que estaba más para allá que para acá, y me preguntó que para qué hacíamos eso -refiriéndose a lo del tipo desfile-, tenía la mirada un poco perdida y ya se me estaba acercando mucho. Le contesté mal, después de todo yo no fui a soportar borrachos y le dije:
-¿Pues qué no eres mexicano o qué?
-Sí pero soy de Guadalajara… ándale, dime para qué lo hacen, si me dices vas a estar más bonita... (mamón).
Y yo que no entiendo bien el significado de la palabra paciencia, le contesté:
- Nomás… para ver qué baboso pregunta.
Mis amigas no se pudieron aguantar la risa y el bato no tuvo otra más que regresarse por donde llegó.
La gente se pone a ambos lados de la calle Independencia, desde el banco hasta el término de la plaza viendo nomás quién pasa, llevan su musicón y el sombrerote, Vicente es lo que suena, el Potrillo y banda sobre todo, aunque no faltó el baboso que traía a todo lo que daba su hip hop… pocho seguramente, de esa gente que ni es de aquí ni de allá, que se cree de los dos lados pero a la hora de hablar es un espanglish naquísimo.
Pues total, se ve a muchachos borrachos a cada dos pasos, que ya de plano se llevan su vasito de vidrio, al fin que ese día se puede sin que les digan nada, con sus provisiones en bolsas de plástico, se acaban varias botellas en un ratito y luego van por más, me tocó ver a varios que a las 10 de la noche ya se tambaleaban.
Y de repente… que veo fuegos artificiales en el cielo y nos quedamos con cara de ¡A poco ya dieron el grito! Con el ruido de los carros ni lo oímos, no nos enteramos de nada hasta que oímos los campanazos, y luego siguieron las bazookas que hicieron un ruido horrible que me asustó, porque aunque sabía que las iba a haber no me lo esperaba en ese momento.
Después… todo se acabó y la gente se empezó a ir, bueno, las familias, porque todos los jóvenes se fueron a seguirla por ahí gritando y haciendo desmadre.
Y al día siguiente supe lo que había pasado en Morelia y me quedé sin habla... Me puse en el lugar de esa gente, que va a divertirse y a festejar y terminas bien muerto o todo herido en un segundo. Si es cierto que fueron los narcos ¡qué poca su madre!, que se maten entre ellos, pero la pobre gente qué culpa tiene. Gente sin escrúpulos… espero que algún día reciban el castigo que merecen.
+ Qué poca m... en Morelia
Por Fabiola González Ontiveros
¡Qué 15 de septiembre tuvimos! Aunque bueno, en realidad si se supone que todo el relajo fue el 16 de septiembre de 1810, no sé porque el Grito es el 15, tal vez porque fue en la madrugada para amanecer el 16. Pero como sea, un año más dizque lo celebramos.
Para empezar, el día no pintaba bien. Nublado en la mañana y lloviendo por la tarde, una lluvia muy méndiga por cierto, no estaba muy fuerte pero tampoco era una brisita inofensiva precisamente.
Yo no tenía muchas ganas de ir… ¿Como para qué? -pensé-, va a llover y así ni me voy a poder arreglar y nomás me va a dar coraje, sin mencionar el hervidero de gente que nomás está haciendo ruido, no voy a poder caminar mucho y voy a tener que estar huyendo de los cholos que gritan peladez y media… ya me la sé.
Pero sólo por no dejar, fui. Hacía un poco de frío, pero como que el pueblo le dio también un poco de lástima a San Pedro y la lluvia y cesó, lo que no creí que fuera a suceder.
Cuando llegué había, lo que ya sabía… demasiada gente concentrada en las dos plazas, pero como que ya sabemos que los grandes se van a la Plaza de Armas y la muchachada a la Morelos, a la que prefiero llamarle “el cuadrito”, es cuando sin querer te encuentras a muchísima gente conocida y pues ahí se hacen las bolitas a la hora del Grito.
A la Plaza de Armas, en la que se supone que es el desmadre, ni me acerqué. Lo menos lejos que llegué fue a la Benavides, ni supe qué era lo que estaban haciendo, me pareció que estaban tocando o algo así, y desde los escaloncitos de la farmacia se veía cómo las cabezas de la gente se movían en masa, era una ola humana. Mis amigas y yo nos desesperamos y nos fuimos al cuadrito.
Al igual que cada domingo, la gente se entretuvo dando la vuelta en coche, nomás a ver a quién se encuentran, presumirse y criticar. Pero el 15 de septiembre agarran la camioneta más grande que puedan y la llenan de amigos con matracas y cornetas y ahí andan, haciendo escándalo por toda la ciudad. Muchos adornan sus vehículos con milpas como símbolo mexicano. Nomás porque los nopales tienen espinas, si no yo creo que también se los llevarían.
Andan en sus caballos también, con el tequila en la mano gritando y dando espectáculo con el pobre animal que tiene que estar aguantando borrachos en el lomo, ya lo había dicho antes, pero es que me da coraje, me da coraje...
Es raro, pero parece como si fuera un desfile, de hecho llegó un tipo conmigo, con su trago en mano, que ya se veía que estaba más para allá que para acá, y me preguntó que para qué hacíamos eso -refiriéndose a lo del tipo desfile-, tenía la mirada un poco perdida y ya se me estaba acercando mucho. Le contesté mal, después de todo yo no fui a soportar borrachos y le dije:
-¿Pues qué no eres mexicano o qué?
-Sí pero soy de Guadalajara… ándale, dime para qué lo hacen, si me dices vas a estar más bonita... (mamón).
Y yo que no entiendo bien el significado de la palabra paciencia, le contesté:
- Nomás… para ver qué baboso pregunta.
Mis amigas no se pudieron aguantar la risa y el bato no tuvo otra más que regresarse por donde llegó.
La gente se pone a ambos lados de la calle Independencia, desde el banco hasta el término de la plaza viendo nomás quién pasa, llevan su musicón y el sombrerote, Vicente es lo que suena, el Potrillo y banda sobre todo, aunque no faltó el baboso que traía a todo lo que daba su hip hop… pocho seguramente, de esa gente que ni es de aquí ni de allá, que se cree de los dos lados pero a la hora de hablar es un espanglish naquísimo.
Pues total, se ve a muchachos borrachos a cada dos pasos, que ya de plano se llevan su vasito de vidrio, al fin que ese día se puede sin que les digan nada, con sus provisiones en bolsas de plástico, se acaban varias botellas en un ratito y luego van por más, me tocó ver a varios que a las 10 de la noche ya se tambaleaban.
Y de repente… que veo fuegos artificiales en el cielo y nos quedamos con cara de ¡A poco ya dieron el grito! Con el ruido de los carros ni lo oímos, no nos enteramos de nada hasta que oímos los campanazos, y luego siguieron las bazookas que hicieron un ruido horrible que me asustó, porque aunque sabía que las iba a haber no me lo esperaba en ese momento.
Después… todo se acabó y la gente se empezó a ir, bueno, las familias, porque todos los jóvenes se fueron a seguirla por ahí gritando y haciendo desmadre.
Y al día siguiente supe lo que había pasado en Morelia y me quedé sin habla... Me puse en el lugar de esa gente, que va a divertirse y a festejar y terminas bien muerto o todo herido en un segundo. Si es cierto que fueron los narcos ¡qué poca su madre!, que se maten entre ellos, pero la pobre gente qué culpa tiene. Gente sin escrúpulos… espero que algún día reciban el castigo que merecen.
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