Por Rubén Arias BarajasVaya para Ustedes el saludo semanal de costumbre.
Haga un pequeño intento amigo lector, por imaginarse entre 800 y l000 caballos circulando por las dos principales calles de Arandas en un circuito que abarca desde espaldas del templo de San José hasta unas tres cuadras hacia el oriente de la plaza principal, participando en el tradicional “Combate de Flores” que se celebra desde hace cerca de 80 años en esta ciudad.
Créame que no le estoy exagerando en el número de equinos que participan de esta fiesta inédita por su cantidad, en un espacio relativamente pequeño, de bestias que circulan; razón por la cual, hay sectores de la sociedad que están preocupados y que transmiten la misma preocupación a las autoridades municipales y a los responsables de los festejos patrios de esta cabecera municipal.
Y es que es lógico que tal número de caballos no siempre traen en sus lomos a los mejores jinetes o caballistas, pues, aunque muchos de ellos son gente que conocemos como de “a caballo” hay muchos neófitos que apenas compraron su caballo o muchos otros que lo rentaron a vivales que los arriman para tal propósito y los rentan en una buena cantidad de dinero.
Por tal motivo, es un gran riesgo que mucha gente que no tiene pericia en el manejo de los equinos, sea llevado en vez de llevar a su caballo por el lugar correcto y al paso adecuado; circulando además entre cientos de vehículos descubiertos que también participan en el Combate de Flores y donde no faltan los peatones con necesidad de atravesar caminando las calles por donde se desarrolla el evento.
Si a todo lo anterior le agregamos que muchos de estos “jinetes” traen su vaso en la mano con el consabido tequilita, pues esto se convierte en un verdadero polvorín que puede estallar con la menor chispita que surja, y ni Dios lo quiera que por falta de pericia, algún caballo se vaya a desbocar porque entonces sí las consecuencias serían graves.
Este es un problema que ha venido creciendo como una bola de nieve, provocado, estoy seguro que sin querer, por gentes como Nazario Cordero Ascencio, que junto con otros amigos de buena voluntad, organizaron lo que ahora se llama “Cabalgata Aristeo Pedroza”, que no es otra cosa que un club de amigos, muy numeroso por cierto, que tienen en común el gusto por montar y pasear a caballo y organizar cabalgatas hacia sitios en donde se realizaron eventos durante la Revolución Cristera para conmemorar a los héroes y caídos en algunas batallas que por estos rumbos se dieron. Sin embargo, se les han colado algunos jinetes cuyo solo propósito es montar a caballo y tomarse unos tequilas para traer la banda musical tras de sí, sin preocuparse ni siquiera un poco por respetar las reglas que se han auto impuesto y que ayudan a que no haya desorden.
Se puso pues de moda el comprarse un caballo, montarlo y pasear pero por la ciudad. Por calles que ya de por sí son un caos con el tráfico de los vehículos que por ahí tienen necesidad de circular en días comunes y corrientes. Para colmo, un gran sector de la sociedad se ha vuelto enemigo acérrimo de tales cabalgantes, pues por una minoría pierden todos, y exigen a las autoridades municipales, que paren en seco tal desorden y prohiban que circulen impunemente, sobre todo por las calles principales en donde se ven grupos de l0 ó l5 caballistas cabalgando hasta por media calle; no lo hacen en fila india y a propósito, a veces, se dan el lujo de ir bloqueando el paso de los automovilistas.
Algunos otros se suben a las banquetas para comprar en tiendas o licorerías algunas bebidas que van consumiendo durante su recorrido ante el enojo de peatones y conductores.
Total, que muchos de ellos se han vuelto una verdadera amenaza a la seguridad e integridad física de niños, ancianos o familias enteras que pretenden pasear tranquilamente en los días patrios por las calles céntricas de Arandas.
Ahora, otro problema, lo es que desde el mes de agosto y principalmente los jueves, grandes grupos de caballistas salen por las calles céntricas con sus caballos dizque para que “se acostumbren a pasear y caminar sobre el pavimento” y así puedan andar supuestamente sin problemas cuando se celebre el Combate de Flores. O sea que la ciudadanía tiene que sufrir de tales cosas durante más de un mes y varias veces a la semana, lo que parece realmente una exageración en cuanto a la complacencia.
Tratando de limitar el número de jinetes, para este año se ha propuesto que se pida un donativo de 40 pesos a cada uno de ellos y serían donados a la Cruz Roja local, así como otro cobro a los conductores de los vehículos que participen también. El año pasado algunas gentes se inconformaron y tramitaron un amparo que ganaron y obligó a las autoridades a devolverles el importe de la cuota que el año pasado fue obligatoria, enviándole el mensaje al presidente municipal, de que no podía hacer tales cobros obligatoriamente.
Las fiestas patrias están encima y los eventos por suceder, solamente esperamos que no haya alguna desgracia que obligue al arrepentimiento por la laxitud con la que se ha venido tratando este asunto de la circulación de tantos cientos de caballos por las calles principales de Arandas.
Nos leeremos en la siguiente entrega.
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