50 años del primer cardenal mexicano



Días de gloria y bendición

Por Oscar Maldonado Villalpando

1958 fue un buen año, fue un buen decenio en la historia de la región. El libro (Decenios de Guadalajara de Guillermo Gómez Sustaita) recuerda glorias en el ciclismo, el boxeo para Jalisco, el Atlas, Las Chivas como base de la selección que estaría en La Copa del Mundo de Suecia. Pero además fue el año en que su Santidad Juan XXIII nombró al señor arzobispo don José Garibi Rivera como el primer cardenal de México. El 15 de diciembre.

La ceremonia fue el día 23 de diciembre en Roma. A las doce del día las campanas de La Perla de Occidente se desbordaban de gozo, el repique se extendió por la ciudad, y de un extremo a otro de Jalisco y de México. Todo Guadalajara siguió por el radio la transmisión de la solemne ceremonia.

Una vez recibida tan alta investidura, toda la nación lo recibió jubilosa, fue un recorrido ferviente y conmovedor. El clima espiritual se intensificó al trasponer el lindero de la arquidiócesis, todavía tan vasta. El arribo fue por Lagos de Moreno. El atrio de la monumental parroquia, el jardín no alcanzaban a contener la multitud de fieles que esperaba el día 27 de diciembre por la noche. Los seminaristas, los pequeños pero solemnes aspirantes al sacerdocio de La Escuela Apostólica, no salieron a vacaciones para poder vivir este magnífico encuentro. Un mar humano. Los vivas, los vítores, las expresiones de alegría. El peregrinaje continuó cruzando la región de Los Altos. Tepatitlán lo recibió conmovido el día 28.

El día 29 arribaba a La Perla Tapatía. ¡Qué día!

Dos grandes obras: Después de La Tormenta, Pasada la Tempestad, dan un lugar preponderante a la figura de don José Garibi Rivera como pacificador, negociador que hizo importantes acuerdos con el Gobernador don J. Jesús González Gallo para el bien y progreso de Guadalajara y de Jalisco.

Se menciona que hasta don José G. Zuno, exgobernador que alentó la guerra cristera en Jalisco, expresó a la prensa "que ya era tiempo que El Vaticano le hubiese dado un cardenal a México" Todas las voces con entraña nacionalista, estaban unidas, todos los corazones, todas las emociones. El mismo alcalde y su cabildo lo recibió, J. María Ramos. Juan Gil Preciado había solicitado licencia para su campaña a la gubernatura.

Y se levantaba la voz más querida, más sonora, la de don José Ruiz Medrano:

"A Guadalajara corresponde el compromiso de estar a la altura del don que nos ha sido confiado" Jalisco vivía un verdadero éxtasis histórico.

Un año, un tiempo de bendición para Guadalajara y para Jalisco. Se están cumpliendo 50 años. La historia no empezó ayer, nuestra historia es grandiosa. De ella somos beneficiarios y deudores. Ir a acontecimientos así, nos ubica. Ellos reavivan nuestra identidad, nos alegran y nos comprometen.

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