Apoyo al Ejército


El sábado de la semana pasada un grupo de asesinos a sueldo (sicarios) dieron muerte en un poblado de Tabasco a doce personas, una de ellas era un policía ministerial; otra, un vendedor de fresas ambulante, y las otras 10: cuatro mujeres y seis niños.
Ese mismo día otro grupo de asesinos hizo lo mismo en Hostotipaquillo, Jalisco (en los límites con Nayarit), dio muerte a balazos a siete personas y dejó heridas a cinco, entre las víctimas había cuatro niños. Y más o menos a la misma hora de ese día, en un velorio que tenía lugar en Gómez Palacio, Durango otro grupo de asesinos mató a cinco personas y dejó heridas a cuatro más, entre ellas a un niño de cuatro años de edad.
Y antes, en el municipio de Creel, en Chíhuahua, habían asesinado a 14 personas, entre ellas a un bebé al que remataron mientras lloraba en los brazos de su padre, muerto, que cayó abatido por las balas tratando de proteger a su hijo que tenía unos meses de nacido.
¿Le parece a usted, estimado lector, que las mujeres y los niños asesinados por esos grupos de pistoleros en Tabasco, en Jalisco, en Durango, en Chihuahua y en tantos otros lugares, tenían algo qué ver con el narcotráfico?, ¿les debían algo, algún agravio, a quienes los mataron?
¿O le parece, por el contrario, que fueron víctimas inocentes de esas bandas de asesinos que a eso se dedican y por lo cual son perseguidas por el Ejército? En Macuspana, Tabasco iban a matar sólo al policía porque había participado en la captura de algunos narcotraficantes, pero se encontraba en compañía de un grupo de familiares y hasta de un vendedor ambulante, y a los asesinos lo mismo les da matar a una persona que a doce.
Y les da igual, además, que sean hombres o mujeres, jóvenes o niños, ellos le disparan al montón y parecen disfrutar del caedero de gente. De gente común y corriente, de gente de trabajo en el caso de los adultos (como el vendedor de fresas), gente del pueblo que nada les hizo y cuyo único error fue estar en el lugar y en el momento equivocados.
Y si le parece a usted que se trata de víctimas inocentes, especialmente en el caso de las mujeres y niños, ¿cree usted que esos grupos de asesinos a sueldo del narcotráfico -a los cuales persigue el Ejército- merecen algún apoyo de la población?
¿Le parece a usted normal que la gente, la gente común y corriente, la gente de trabajo, la gente del pueblo a la que están asesinando, deba o pueda ponerse de su parte y en contra del Ejército debido a supuestos o reales abusos por parte de los militares?
¿Le parecen espontáneas, legítimas, auténticas y justificadas las protestas que este martes llevaron a cabo en forma simultánea algunos grupos de personas en diferentes ciudades y carreteras de los estados de Veracruz y Tamaulipas, para exigir que se vaya el Ejército?
En Monterrey llevan ya una semana haciéndolo y se hacen llamar "los tapados", porque ocultan su rostro ¡claro!; en Veracruz apenas empezaron, bloquearon la circulación en Lázaro Cárdenas frente a Plaza Américas en Xalapa, la autopista de Córdoba en la caseta de cobro de Fortín, y la misma vía pero en Acayucan.
Si tiene usted alguna duda de que esos grupos que protestaron lo hicieron manejados por el narcotráfico, yo no. Ni yo ni la mayoría de los mexicanos con un poco de sentido común. Autoridades y medios lo afirman, Reforma cabeceó el miércoles su nota principal: "Sitia narco frontera". "Usan a mujeres y niños en por lo menos cuatro entidades para protestar en contra del Ejército".
Y en los primeros párrafos de la nota -en la primera plana- el staff de Reforma no dudó en afirmar: "El narcotráfico sitió ayer varios puntos fronterizos del norte del país, al tiempo que realizó cierres de calles y autopistas en por lo menos cuatro entidades".
"Utilizando principalmente a mujeres y niños de escasos recursos, se desarrollaron "manifestaciones" en contra de la presencia del Ejército en los cruces fronterizos... así como en puntos de Monterrey, Ciudad Victoria y en tres ciudades de Veracruz".
Yo no tengo duda porque creo que mienten la mayoría de quienes hablan de los supuestos abusos por parte de los militares. No digo que no se den éstos, pero son aislados y ocurren cuando la víctima del abuso ofrece alguna resistencia o falta de colaboración en la labor que realiza el Ejército.
Retenes militares me han ordenado detenerme en innumerables ocasiones, en la carretera y en la ciudad, y mi automóvil ha sido minuciosamente revisado, para lo cual hemos tenido que bajar de éste todas las personas que en él viajamos en ese momento, pero nunca, jamás nos han faltado al respeto siquiera los soldados, mucho menos nos han gritado ni empleado palabras altisonantes.
Y he preguntado a la gente que conozco, con la que convivo diariamente o con frecuencia: ¿Te ha parado alguna vez un retén militar? Sí claro, muchas veces. ¿Y han cometido algún abuso los soldados? Para nada. ¿Te han gritado? Nunca. ¿Son agresivos? No, son respetuosos, si colaboras en la revisión no pasa nada, absolutamente.
Claro, si te ordenan que te pares y no lo haces... como están las cosas vas corriendo el riesgo de que le disparen a tu vehículo y en una de esas hasta te maten, o si te paras y te pones altanero y reclamas, si no se quieren bajar de tu vehículo todas las personas, pues entonces el trato será diferente...
Quienes exigen que se vaya el Ejército están sirviéndole al narcotráfico, a la mafia, a los sicarios asesinos, consciente o inconscientemente, manipulados o por una paga. Y si insisten, en su inconsciencia o su complicidad, deberán afrontar las consecuencias más temprano que tarde. Si están del lado de los asesinos, están en contra de la sociedad. Esto ya es la guerra total de nuestro país y sus instituciones contra el crimen organizado, y nos ponemos de un lado o nos ponemos del otro, no hay más...

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