¡Gracias, César Andrade!

+ Conmovidos, aplaudimos el mensaje


+ Vivió para contarlo y contarlo muy bien


Por Fabiola González Ontiveros Pues resulta que estando el lunes por la mañana en clase de historia, llega el profesor Jorge Horacio a la mitad de la actividad para decirnos que a las 10 de la mañana habría una conferencia sobre los efectos del alcoholismo, o algo así, y que estaría un ex jugador del Atlas para contarnos su experiencia, César Andrade.

Cuando escucharon eso muchos hicieron un sonido como de emoción, aunque a la mayoría de las mujeres del salón el nombre no nos dijo absolutamente nada, pero el aviso se traducía en que la clase de las 10 de la mañana sería hora libre, y a lo mejor hasta podría estar interesante.

Llegó la hora y también nuestro amigo Rube, quien es atlista de corazón, y nosotras que le vamos a las Chivas estuvimos haciéndole burla con que seguro estaría en el aula magna en primera fila cantando todas las porras que se sabe, pero como él es bien buena gente y nosotras no teníamos ni idea de cómo iba a ser el asunto, en lugar de enojarse nos empezó a contar la historia del futbolista, nos dijo (con sus palabras) que jugaba súper perro, y que después de una final contra el Toluca (porque como el Atlas nunca gana nada se sabe todas las fechas importantes, como esa final) salió y se emborrachó, lo que provocó un accidente en el que perdió una pierna.

Después de escuchar eso le paramos con la burla, porque debe de ser muy feo, y nos sentamos en 5 lugares en la parte de atrás, cuando Rube se levanta de su asiento con cuaderno en mano y dice que va a ir a pedirle un autógrafo.

Empieza la conferencia contándonos su infancia, diciendo que fue muy padre, que vivía en un pueblito donde sus hermanos tenían que ir a la secundaria a doce kilómetros de su casa, era una familia de 11 hermanos, donde los más grandes se fueron a trabajar a Estados Unidos y los esperaba con gusto cuando regresaban para ver qué le traían, y aunque no le traían nada, le alegraba un poco saber que se acordaban de él.

A todos los hermanos les gustaba el futbol, así que los domingos no había nada que los detuviera para irse a jugar, y un día vio en la televisión que también jugaban y se propuso salir algún día en la televisión que sus hermanos habían traído del norte, jugando futbol para que su familia lo viera.

Dijo que en sus sueños jamás perdió un partido y siempre metía el mejor gol de todos y él quería hacer sus sueños realidad.

Cuando tenía 4 o 5 años deseaba ser grande y quería que le saliera bigote porque veía que sus hermanos tenían. De todos modos está convencido de que todas las etapas de su vida han sido muy bonitas y sobre todo la infancia, menos a los 6 años cuando sus papás lo mandaron a la primaria y él lo consideró como un castigo porque no entendía la razón por la cual lo iban a dejar ahí sólo.

En la escuela empezó a hacer amigos y jugó el mejor clásico de todos: 2° A contra 2°B, no tenían dinero, a veces ni siquiera pelota, pero con la botellita de un Frutsi o lo que fuera pero ellos tenían que jugar.

Después él pidió permiso a su mamá para que lo dejara ir a jugar futbol los domingos con sus hermanos, ella obviamente lo puso a hacer miles de quehaceres, lo metió de monaguillo y ya que cumplía con todos sus deberes entonces lo dejaba ir, aunque todavía faltaba el permiso de sus hermanos, que les tenía que hacer muchos favores y estarlos cazando para que no se le fueran a escapar.

Un domingo en el equipo de sus hermanos faltaba un integrante, así que le pidieron que jugara, y él para poder presumir que jugaba con los grandes se metió, en esos tiempos tenía como 12 años y fue donde aprendió a jugar futbol, no en un club deportivo costoso ni nada parecido, nos dice que cualquier cosa que decidamos hacer, hay que hacerlo bien y porque de verdad nos gusta, porque así es más bonito y si no no sale.

Después entró a la universidad y un día cuando regresó su mamá lo espera y lo regaña preguntándole que en qué anda metido, qué fue lo que hizo, porque le llamaron de Guadalajara de un tal Atlas y que querían hablar con él, así que ella quería saber quién era. Después de explicarle que era un equipo de futbol, su mamá le dijo que estaba loco si creía que lo iba a dejar ir antes de terminar la universidad.

No iba a tener las mismas comodidades que en su casa, pero de todos modos se fue a Guadalajara sin conocer a nadie, porque tenía la gran oportunidad de lograr su sueño.

Un día entrenando vio llegar a los de primera división con todo y La Volpe, y él quería estar ahí con ellos… y lo logró después de un año cuando vio su nombre en la lista de los que están en primera división.

Cuando se enteró de que iba a viajar a su primer partido llamó por teléfono a su casa diciéndoles que el domingo no se fueran a levantar ni al baño porque a lo mejor salía en la tele.

La Volpe hace el primer cambio y lo escoge a él, no sabía su nombre pero supo que era él porque lo llamó chocolatín, le dijo que iban perdiendo, así que si perdían ese partido no le iba a dar otra oportunidad, terminaron ganando el partido.

Al siguiente partido, a la hora de hacer el primer cambio volteó a la banca y lo llamó por su nombre, en ese partido metió su primer gol y estaba tan emocionado que se soltó a correr como loco.

Después viene la parte fea, nos dice que un día estaba triste y menciona que contarlo le da pena, porque por eso echó a perder su sueño. En un partido de fin de semana, anterior al accidente, solamente lo metieron a jugar como 3 minutos, el entrenador no quiso dejarlo más tiempo aunque la afición coreaba su nombre y se enojó, así que después salió a tomar con sus amigos, ahí el grave error.

Se excedieron tomando porque no creyeron que les fuera a pasar nada, y de ahí no se acuerda de nada más, sólo nos cuenta que despertó en un hospital notando que algo no estaba bien, y nadie le decía nada hasta que su hermano se animó y le dijo que había estado 15 días en coma por un accidente automovilístico en el que perdió su pierna. Tenía 21 años y por una equivocación echó a perder todo lo que le había costado tanto trabajo lograr. Pero aún así se sentía afortunado de estar ahí contándonos su experiencia para poder crear un poco de conciencia.

Él no quería seguir viviendo así, prefería haberse muerto en el accidente que saber que su vida ya no iba a ser la misma, así que pasó varios años muy difíciles en los que empezó a tomar porque creyó que era la solución de su problema, aunque el dolor sólo se agudizó.

Se le acabó el futbol y pensó que su vida se había terminado, pero descubrió que todavía había muchas sorpresas para él. Está escribiendo un libro, juega futbol, tenis, practica mucho y quiere terminar su carrera. Ahora su sueño es diferente, quiere regresar al
estadio Jalisco dirigiendo a un equipo y hacerlo campeón.

Nos recomienda que si tenemos problemas los enfrentemos y no les saquemos la vuelta, porque de todos modos hay que hacerlo tarde o temprano.

Al final de la conferencia le dimos un aplauso muy fuerte porque estábamos conmovidos, o al menos a mí si me hizo reflexionar, no es que yo tome, pero me parece que su experiencia nos sirve de ejemplo a todos, en primer lugar para tomar precauciones, y en segunda por si se nos presenta algún reto salir adelante como lo hizo él, porque cuesta mucho trabajo pero no es imposible.

Al final de la conferencia todo el mundo se acercó para que les firmara el cuaderno, la playera, la gorra o lo que fuera, y para la foto; él muy amable les firmó a todos mientras los atlistas que estaban ahí le decían cosas como "51", que es una palabra de apoyo; ya me explicaron que significa el año en que ganaron el campeonato, y con eso se defienden ante todos los demás que les echen carrilla.

La conferencia me cayó del cielo; o al menos eso pensé antes de escucharla, porque no se me ocurría nada para escribir esta semana, pero al salir del aula magna me di cuenta de que más que una columna, aprendí un poco sobre la vida, los riesgos de dar las cosas por sentado, y la satisfacción de vivir.

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1 Comentarios

  1. Amo a César por su gran ejemplo de vida, es un gran ser humano al que extraño con toda mi alma. Lo felicito por saber salir adelante.

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